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Modelos de "Mariquita Pérez", en el Museo de Pontevedra

Modelos de «Mariquita Pérez», en el Museo de PontevedraP. Lameiro

Del tul ilusión a Mariquita Pérez

La autora ofrece un recorrido cronológico y un análisis de la sociedad española, durante los años del franquismo, a través de la moda

No fue hasta bien entrado el S. XX cuando la moda se democratizó gracias al concepto ready to wear, dando paso a prendas y complementos mucho más baratos y accesibles. Las cosas del vestir siempre han suscitado fascinación, envidias, aspiración e incluso controversia. La moda siempre ha estado ahí como reflejo de los tiempos e incluso ha servido para delimitar los símbolos del poder. Ya a finales del S. XIX, en su novela La de Bringas, Galdós utiliza las vestimentas y accesorios para incardinar en su argumento la moral social de la época, así como las ansias de estatus de esa pujante pequeña burguesía que tiene como referente a la nobleza. La pobre Rosalía Pipaón se endeuda hasta las cachas en la adquisición de sedas, tules, encajes, plumas, muebles y las más diversas bagatelas, con tal de alcanzar sus aspiraciones.

Portada de La moda en el Franquismo

Catarata (2024). 240 Páginas

La moda en el franquismo. Tul ilusión y arriba España

Ana Velasco Molpeceres

La moda en el franquismo. Tul ilusión y arriba España, de Ana Velasco Molpeceres, explora la importancia y el simbolismo que, durante este periodo de nuestra reciente historia, tuvo la ropa. A través de los ecos de sociedad y los anuncios publicitarios la autora hace un análisis de la época, los movimientos culturales, el papel de la mujer, la evolución del consumo, la comunicación y las diferencias sociales.

Aparentemente, superado el desastre del 98, la Belle Époque y los felices años 20 supusieron un gran empuje hacia la modernidad cultural y económica. España avanzaba en paralelo a ciudades como Londres o París. Sin embargo, la irrupción de la Guerra Civil cambió las prioridades, no solo porque no era fácil encontrar en esos años de contienda el deseado complemento o la mejor tela, sino porque la supervivencia y la pitanza eran las únicas preocupaciones de los españoles.

Con el final de la guerra comienza en España un nuevo periodo que, en sus inicios, estará marcado por la economía de posguerra, las cartillas de racionamiento y la represión que se establece para suprimir posibles conatos revolucionarios. El nuevo régimen viene marcado por la autarquía y el estraperlo. Desde el punto de vista antropológico el nuevo sistema político tenía que reflejar, a través de la moda también, los valores en los que se sustentaba. Es por ello que los elementos de mayor recato o moralizadores se convierten en la aspiración de una sociedad deseosa de dejar atrás el dolor y la necesidad. Novias cubiertas de tul ilusión, piernas revestidas de medias cristal o los recogidos en el pelo, marcan las tendencias entre la «mujer, mujer» como refiere la autora del libro.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Europa quiere volver a marcar las nuevas tendencias. Sin embargo, las antiguas casas de moda, otrora referencia de elegancia y exclusividad, son relegadas por una nueva forma de entender la industria de la moda. En Estados Unidos la tendencia del mercado se inclina por la ropa confeccionada con antelación y disponible a la venta a precios mucho más baratos y accesibles. Es también el momento de la explosión publicitaria, la economía de mercado y la creciente competencia hacen que todo lo que gira alrededor de la industria de la moda sea susceptible de convertirse en objeto de deseo al alcance de todos los bolsillos. Y España, no se mantiene al margen. Poco a poco se van recuperando fiestas, bailes y diferentes encuentros sociales que favorecen el lucimiento de las últimas tendencias y marcan, a su vez, los usos y costumbres de las diferentes clases sociales. Todas estas actividades, tan ligadas a la moda, encuentran su espacio en los Ecos de Sociedad. La presentación pública de las jovencitas de la alta sociedad, bodas, comuniones o bailes de gala ocupan día tras día las páginas destinadas a esta sección, que se encuentran citadas por la autora en el libro.

Como en todas las sociedades, siempre hay inconformistas que deciden crear sus propias normas y su propio lenguaje a través de la moda. Las «topolino» fueron aquellas chicas que se rebelaron contra el peinado Arriba España y utilizaban tacón con cuña en el calzado. La autora dedica un capítulo completo a estas mujeres, que marcaron una tendencia con nombre propio frente a la femineidad que institucionalizó la Sección Femenina.

Los años 60 y la etapa conocida como «desarrollismo» fueron los de la bonanza económica que favoreció el asentamiento de la clase media. La moda encontró por fin un gran nicho al que dirigirse, se acortan las faldas y se sueltan las melenas. La incorporación de la mujer al mercado laborar da paso a ropa mucho más funcional y cómoda. El creciente interés por seguir las tendencias, propicia la aparición de un creciente número de cabeceras en el mercado de las revistas femeninas en las que se tratan las preocupaciones de una mujer que, además de ser abnegada ama de casa, es también trabajadora, madre y esposa. Las mujeres buscaron en las páginas de estas revistas los mejores consejos de moda y estilo de vida.

La editorial Catarata nos presenta en este libro el reflejo de un momento histórico que también utilizó la moda como forma de transmitir los símbolos y deseos de la sociedad que evolucionó durante los años del franquismo. Su autora, a través de las numerosas citas y referencias, nos traslada a una época difícil y no tan lejana en donde todas las novias querían llevar tul ilusión y todas las niñas tener una Mariquita Pérez.

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