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Gregorio Luri, en El Debate

Gregorio Luri, en El DebateEl Debate

‘Prohibido repetir. Una propuesta apasionada para salvar la escuela’

La última obra de Gregorio Luri, incansable docente y pensador, ofrece estimulantes claves para replantearse hoy la tarea educativa

Con elocuente título y subtítulo viene precedido este nuevo texto de Gregorio Luri, autor conocido por sus libros y artículos sobre filosofía y educación. No cabe duda de que es un gran manual para cualquier docente y alumno universitario que quiera reflexionar sobre realidades actuales ligadas a la enseñanza, aplicando el sentido común tan propio de este autor.

Portada de Prohibido repetir

Rosamerón (2024). 336 Páginas

Prohibido repetir

Gregorio Luri

Las palabras escritas en el prefacio: «La escuela no puede sobrevivir sin optimismo, sin confianza en sí misma», son la gran síntesis del contenido de libro. Este está estructurado en cuatro partes y un epílogo. La primera, «La sociedad abierta» realiza un análisis de la sociedad cerrada y abierta, conceptos extraídos de Karl Popper. Una sociedad cerrada prioriza el espacio sobre el tiempo, lo definido sobre lo indefinido, la convicción sobre la crítica y el producto sobre el espacio. En contraposición, la sociedad abierta sería la inversa de los aspectos mencionados. Tal como nos dice Luri: «es una sociedad parlanchina, en la que toda está sujeto al criterio inapelable del parecer de cada cual». En otras palabras, se encuentra condenada a vivir en la diferencia entre lo que promete y lo que da. Por este motivo, el autor destaca la crisis de la escuela con un matiz optimista, indicando cómo, hoy en día, podemos pedir que la escuela sea suficientemente perfecta pero asumiendo que no sea perfecta.

Luri, gran pedagogo y estudioso de la educación, en la segunda parte de su obra –titulada «In PISA we trust»– realiza el recorrido histórico y geográfico de los resultados de PISA en los diferentes países, ya que han sido motivo de muchas polémicas sin llegar a plantear soluciones. PISA evalúa sólo el número y se olvida de pensar en el ser humano. Demuestra, además, la repercusión que tiene adquirir una sólida formación en matemáticas y lingüística, ya que proporcionan experiencias de orden y rigor, desarrollan la capacidad de comprender y expresar ideas, así como la aspiración a perfeccionarlas. «Escribir no es solo un medio para transmitir ideas es, sobre todo, un modo de tenerlas».

En la tercera parte del libro, «Contra la equitativa vulgaridad», presenta un estudio de la educación emocional no en cuanto al recorrido de autores y estudios, sino en lo que se refiere a la conceptualización y al vocabulario emocional con que se rigen las aulas de nuestras escuelas, que provocan una interpretación subjetiva del sentir circunstancial en nuestros alumnos. Hay un aspecto relevante que Luri echa de menos. Se trata de «la serenidad no morigerada, ese dominio tranquilo de sí mismo»; ya que existe la convicción de que lo que no emociona, no convence. En concreto, hoy en día se cree que «el corazón tiene razones que la razón no entiende y el corazón es más democrático que la razón». Hay que reconocer que la escuela, como bien dejó escrito en La escuela no es un parque de atracciones, «no se trata de un gimnasio con un entrenador personal, sino que debe centrarse en la verdadera misión del profesor que consiste en salvaguardar la humanidad de sus alumnos ya que, el maestro es el amante celoso de lo mejor que puede llegar a ser un alumno». Por ello, resalta la importancia del conocimiento, de saber escribir y dominar la gramática para ser capaces de desarrollar ideas por escrito; discernir a qué debe atender la educación y a qué no, teniendo como objetivo a la persona.

En la cuarta parte, «Las reticencias pedagógicas», expone algunas de ellas. El autor nos recuerda que «una de nuestras principales responsabilidades como docentes es preparar a nuestros alumnos para integrarse de manera responsable en el mundo adulto, que siempre resulta más exigente que la escuela». Además, necesitamos maestros que estimulen y promuevan el pensamiento crítico, que debe ser dialéctico y sinóptico. Para ello, la memorización es condición sine qua non. Por último, dedica el subtítulo del libro, Prohibido repetir curso, a su penúltimo epígrafe, que está integrado en esta cuarta parte. Cada Estado aborda la repetición de curso de manera distinta, lo que genera una falta de uniformidad en los resultados. Actualmente, al menos veinte países han aprobado leyes educativas que incluyen la opción de la repetición de curso, con resultados favorables. La idea no es que el alumno repita lo que ya ha hecho, sino que reciba un apoyo intensivo que le permita aprender a través de la lectura. Además, destaca la importancia del conocimiento previo, que proporciona más claves para interpretar un texto que la mera técnica lectora. La realidad que se encuentra el maestro en el aula no es la que se muestra, de forma genérica, en las investigaciones: «Necesitamos maestros bien formados y un diseño de currículo que se tome en serio el conocimiento previo».

Es necesario citar el epílogo final. Escolarización no es instrucción: «no hay posibilidad de éxito para una reforma si no cuenta con la complicidad de los docentes. Y [...] no hay idea pedagógica que no se vea alterada con el encuentro de la realidad del aula».

Prohibido repetir es uno de los libros pedagógicos españoles más interesantes de los últimos tiempos: ameno, profundo, muy bien escrito y sumamente estimulante. Nos enseña a rumiar. Absolutamente recomendable.

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