Fundado en 1910

Eva García Sáenz de Urturi en el centro de arte rupestre de la Cueva del Castillo de CantabriaJavier Ocaña

'La saga de los longevos'. Planeta

Eva G.ª Sáenz: «Poder frenar el envejecimiento va a llegar y será en 2045»

La escritora de la exitosa La saga de los longevos y ganadora del Premio Planeta por Aquitania trata en la novela que escribió en 2012 y ahora reedita sobre un tema de actualidad: retrasar el envejecimiento y alargar la vida

Cueva del Castillo (Cantabria), año 2024. Un grupo de periodistas rodea y escucha expectante a la ganadora del Planeta 2020 por Aquitania, Eva García Sáenz de Urturi, quien les ha citado para dar a conocer la reedición de su primera novela: La saga de los longevos. La vieja familia (Editorial Planeta). El lugar escogido no es casual. Allí surgió todo para ella y para su familia de protagonistas ficticios. En su caso, unos quince años atrás; en el de sus personajes, 28.000 años atrás. «Aquí nacieron los longevos», recuerda. Fue en el año 2012, cuando una Eva García Sáenz aún desconocida se atrevió a subir su «primera novela larga» a Amazon y se convirtió en un éxito de ventas. La historia trataba sobre Héctor, Iago, Nagorno y Lyra, una familia que nació en la Prehistoria y se dedicó a subsistir transitando por el mundo hasta llegar al siglo XXI porque no envejecía. Tenían ese 'don' genético. La cueva cántabra y muchas horas de investigación le dieron todos los ingredientes para crear esta fantasía que, según apuntan los últimos estudios científicos, podría dejar de serlo muy pronto, sobre 2045. El Debate habla con la autora sobre su libro, sobre los que le siguen en la saga y sobre la posibilidad de que inventen la fórmula con la que los humanos podamos revertir el envejecimiento.

—¿Cómo surgió el germen de la novela?

—Fue el epígrafe de una foto de un especial del National Geographic sobre evolución humana. En la imagen estaba Monte Castillo y bajo ella ponía que debido a la silueta icónica del monte este debió ser punto de encuentro para los grupos de cazadores recolectores. Y se me ocurrió. Dos personas que hubiesen nacido en la Prehistoria, que viviesen siempre y que su manera de encontrarse, pasasen siglos o milenios, fuese Monte Castillo. Empecé a documentarme. Estuve tres años leyendo libros académicos que extraía de la biblioteca de la universidad donde trabajaba, visitaba museos, exposiciones... Me planteaba que si fuese una historia real cómo habrían podido sobrevivir. Estaba obsesionada en cómo sería el día a día de los personajes en su vida cotidiana, cómo sería la supervivencia. Y ese fue el germen.

Fue creando los personajes en la medida en la que iba respondiendo a sus propias inquietudes...

—Sí, absolutamente. Quién no se ha preguntado que si pudiésemos tomarnos una pastilla longeva y quedarnos siempre en los 30 años físicamente pero la vida siguiera avanzando y al final fuera una persona de 200, 10.000 años, cómo viviría. ¿Y si además añado a la familia? ¿Cómo llevas esos lazos familiares a lo largo de milenios?

Quién no se ha preguntado que si pudiésemos tomarnos una pastilla longeva y quedarnos siempre en los 30 años cómo viviría

Siempre se ha dicho que uno de los sentidos de la vida es que estamos por un tiempo limitado. ¿Qué tipo de sentido cree que tendría la vida si todos fuésemos longevos?

—En la Prehistoria nos harían la misma pregunta. En ese período el viejo es un hombre de 30 años. Ya estaba desdentado y tenía artritis. Una de cada tres mujeres en el Medievo moría con 12 años en el parto. Las niñas neandertales llegaban a la pubertad a los cinco años...

¿Ha oído hablar de Liz Parrish, la mujer pionera en el proceso de revertir el envejecimiento?

—Sí, pero lo de Liz Parrish y su empresa BioViva hay que cogerlo con pinzas porque no se sabe exactamente qué es lo que está vendiendo. De momento solo aceptan donaciones, pero van millonarios a decir 'oye, quiero someterme a la misma terapia génica de telómeros que tú', pero luego no lo hacen. Es decir, ahora mismo, en 2024, está pasando algo. Todos los billonarios de Silicon Valley se han obsesionado no con la inmortalidad, sino con ser longevos, con no envejecer. Y los que ya tienen 60, con revertir el envejecimiento y aparentar 30. Pero no de manera estética, sino para rejuvenecer los órganos. Están metiendo mucho dinero, desde Jeff Bezos hasta el cofundador de PayPal e incluso Bill Gates.

Todos los billonarios de Silicon Valley se han obsesionado no con la inmortalidad, sino con ser longevos, con no envejecer

-¿Cuál es su opinión?

-Los millonarios más científicos, que son David Sinclair o Elisabeth Blackburn, que tiene un premio Nobel, de lo que nos hablan es de que el momento de que se halle la cura longeva va a llegar. Es decir, que todos podamos elegir frenar el envejecimiento. Ahora mismo los médicos piensan que el envejecimiento es una enfermedad y todo lo que asociamos con la vejez son síntomas de esa enfermedad. La artritis, la demencia... son síntomas. Pero la enfermedad en sí es el envejecimiento y llegaremos a poder frenarlo y revertirlo. El punto en el que se piensa es 2045. La duda es si va a ser solo una solución para las élites, a qué precio pondrán la pastilla o la inyección o si los gobiernos van a decidir democratizarla para todos. Ahí cada uno tendrá que tomar su decisión.

—Esto provocaría toda una serie de problemas éticos...

—Todos, y sociales. Va a haber Primer Mundo y Tercer Mundo. Es decir, a África no va a llegar, a Europa sí. Entonces ¿qué vamos a tener: un primer mundo de longevos de 30 años y que en el Tercer Mundo siga habiendo ancianos? Va a pasar...

Elon Musk está en contra de buscar la cura al envejecimiento...

—Sí, y por una vez estoy de acuerdo con él. Él lo que dice es que no quiere ser longevo ni que la gente de su generación viva cientos de años porque las nuevas generaciones son las que traen nuevas culturas y los que hacen que tecnológicamente y culturalmente avancemos. Si nos quedamos todos, esto es todo lo que como humanidad avanzaremos con nuestras ideas. Siglo 20. Me parece muy visionario que piense así y poco egoísta. Es decir, me parece por su parte que está dando paso a nuevas generaciones de la humanidad si no vamos a crear un tapón.

Las nuevas generaciones son las que traen nuevas culturas y los que hacen que tecnológicamente y culturalmente avancemos. Si nos quedamos todos, esto es todo lo que como humanidad avanzaremos con nuestras ideas

¿En el libro, qué capsulas del tiempo se va a encontrar el lector?

—En la primera está el flashback de la Prehistoria. Hay flashbacks de los celtas, de cuando nació Lyra, que fue hace 2.500 años en la Galia, en Francia y de los escitas, que fue en el norte del Mar Negro hace 3.000 años. En las siguientes novelas va a haber flashbacks de los vikingos, en Dinamarca entre el 800 y el 1.150 más o menos; vas a haber flashbacks de los padres peregrinos, todo el viaje del Mayflower en el siglo XVI; la erupción del Vesubio en Pompeya y va haber Medievo, del Camino de Santiago medieval.

—¿Por qué ha elegido esos momentos?

—Podía elegir cualquier momento de la Historia. De hecho, me iba documentando de todas las épocas que me atraían. Pero luego, cuando voy leyendo mucha documentación, me van germinando las escenas o no, me encajan bien esos períodos con la trama de los longevos o no. Y en base a eso voy eligiendo.

La autora Eva García Sáenz de Urturi en la Cueva Monte Castillo con un ejemplar del libroJavier Ocaña

Ahora lanza la reedición de la primera novela de una saga de tres. ¿Ha habido mucho cambio con la que escribió en 2012?

—No, solo me he limitado a quitar muchas subtramas que tenían que ver con el día a día del museo, personajes y situaciones que no tenían que ver con la vieja familia porque en la segunda y la tercera parte no salen. He acortado el libro de 700 páginas iniciales a menos de 500. Por la parte científica tampoco lo he actualizado porque la novela sigue estando ambientada en 2012. La solución contra el envejecimiento ahora mismo está centrada en los telómeros y en la terapia génica. En 2012 también estaba la hipótesis de los telómeros, aunque todo más vago.

-¿Cómo mantiene el concepto del yo de los personajes a lo largo de los años que han vivido?

-Su vida es un continuo como es la tuya y la mía. Yo nací en la cultura de los años 70 y ahora estoy en la cultura del 2000. Me voy adaptando a las décadas, como todos. A los personajes les pasa lo mismo. Para ellos su vida es un continuum, como el tuyo y el mío. Si te refieres a la estructura de su personalidad, se han mantenido muy estables. Obviamente con los cambios de cultura y con los traumas.

En 2025 se publicará la redición del segundo libro, Los hijos de Adán, y se lanzará por primera vez el final de la saga con el tercer libro, El camino del padre. ¿Había ganas?

—¿Sabes qué es tener en tu cabeza algo que está mitad escrito y decir ¡si es que tengo que publicar ya!? Pero empecé a escribir Kraken y no paraban de surgirme ideas, y a la vez decía 'es que están pasando los años y quiero acabar longevos tres' Y así han pasado 12 años... pero en este tiempo he seguido escribiendo sobre ellos, en 2016, 17 y 18. Los metí a los cuatro en los libros dos y tres de la saga de Kraken.

Mis amuletos de los longevos son mi círculo de sabios y me acompañan en los momentos importantes de mi vida

Y todo este tiempo le han acompañado ya no solo en su mente sino también físicamente...

—Sí, llevo desde hace 15 años varios objetos siempre conmigo y desde luego siempre escribo con ellos. Para mí cada uno simboliza o está muy unido a cada uno de los personajes de los longevos. Desde unas lascas de sílex, que tienen mucho que ver con Iago, hasta la figura del bisonte, que es el amuleto de Lür. También tengo una runa plasmada en madera de abedul a modo de colgante que es la letra A y simboliza la cultura vikinga y es el personaje de Gunnar. La llevé cuando me dieron el Planeta. Mis amuletos son mi círculo de sabios y me acompañan en los momentos importantes de mi vida. Y les hago preguntas en función de su filosofía de vida. Por ejemplo, me pregunto qué haría Lür ante tal situación, una persona con 28.000 años de experiencia de vida, serena... son mis mentores de vida.

¿Qué va a pasar cuando cierre el ciclo de longevos?

—Si voy a querer seguir escribiendo de ellos o si después voy a seguir teniéndolos en la cabeza es mi gran duda. No lo sé. Entiendo que sí quiero cerrar el ciclo. Ya son 15 años.

—¿Le gustaría ser longeva?

—Insisto. Todos vamos a tener que hacernos esa pregunta en 20 años. Pero sí. Si fuese con mis hijos, sí. Verlos morir sería un duelo muy duro.