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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladimir PutinAFP

Una mirada sociológica a la decadencia de Occidente

La guerra de Ucrania como síntoma y el protestantismo como remedio

Emmanuel Todd rompe en esta obra una insólita lanza por los intereses de Rusia en la guerra en marcha: «No era cuestión de dejar que se desarrollase una anti-Rusia en Ucrania», una cuestión esencial para el Kremlin mientras EEUU se jugaba sólo ganancias marginales a ocho mil kilómetros de distancia. Todd juzga que las sanciones impuestas por la invasión de Ucrania han permitido a Moscú mejorar su sistema financiero al desvincularlo del global y diversificar su clientela. También recuerda el autor que si bien Moscú es el segundo exportador mundial de armamento, ahora es el primero en exportación de centrales nucleares dejando atrás incluso a Francia, que tampoco sale muy bien parada en el argumentario del sociólogo galo.

Cubierta de La derrota de Occidente

Traducción de José Weissdorn
Akal (2024). 295 páginas.

La derrota de Occidente

Emmanuel Todd

La actitud del autor contrasta con la mantenida por la mayor parte de los medios de comunicación de lo que él denomina sin empacho «aliados y protectorados militares de Estados Unidos», que cifra en un 12% de la población mundial frente a la actitud no hostil a Rusia de los BRICS que agrupan a la mayor parte de los habitantes del planeta.

Enfoca Todd de forma sorprendente la decadencia occidental, según él, causada por el abandono de los valores protestantes que vertebraron buena parte de Occidente y la desaparición de la religión de la vida pública, en continuación de la línea marcada por Max Weber en su ética protestante y el espíritu del capitalismo, de la que este libro es deudor. También usa el sociólogo una curiosa medida para valorar la pujanza de las naciones, como el número de estudiantes que estudian ingeniería, en lo que Rusia compite con ventaja. Sobre los Estados Unidos, señala a este respecto que una de las causas de su declive militar es la tendencia de sus universitarios de cursar Economía y Derecho movidos por la avaricia, en lugar de hacerse ingenieros, tan necesarios para manejar la sofisticada y poderosa maquinaria militar del Pentágono en sus distintas armas.

En el repaso de las potencias occidentales y los imperios que fueron hace gala Todd de una hispanofobia clara aunque no aguda, que le cuesta una estrella en mi valoración de la obra, ignorando el papel de España y su proyección ultramarina: Como ejemplo, escribe América latina cinco veces, término acuñado por Francia para evitar la palabra Hispanidad. Pero aunque olvida de forma descarada el rol de España en el mundo, reconoce que en realidad toda la Unión Europea ha desaparecido detrás de la OTAN, «ahora más sumisa que nunca a los Estados Unidos», Todd resucita a la actitud disidente de De Gaulle respecto a la hegemonía Washington.

Acusa a la Alianza Atlántica de narcisista mientras explica la simpatía del resto del mundo, el no occidental, por Rusia; merced a la política conservadora en lo moral que ha adoptado Putin, lejos de la ideología de género y demás, lo que es bien visto por el mundo ajeno a Occidente y que éste menosprecia.

Pero no huye el autor ante las controversias ni evita meterse en los charcos y, aunque declarándose de forma preventiva parcialmente hebreo, denuncia el peso exorbitado que tienen los judíos en las relaciones internacionales de Estados Unidos, tanto en el board of Directors, la Secretaría de Estado como en el Council of Foreign Relations y en sus tribunales federales siendo en el mejor de los casos menos del 2% de la población. También dedica a Gaza un texto final.

De Estados Unidos dice que ya no es un Estado nación: ha perdido su clase dirigente y su capacidad de marcar el rumbo. Escribe que «las decisiones de Washington han dejado de ser morales o racionales». Para el autor la conciencia histórica de todo Occidente está bajo mínimos y carece de un proyecto real.

Emmanuel Todd es un intelectual francés que recorre con sus análisis la historia, la demografía, la sociología y la política. Es conocido por sus audaces tesis para explicar las dinámicas profundas de las sociedades, tanto a nivel nacional como internacional. Todd combina herramientas de diversas disciplinas para construir sus observaciones. La demografía, es una de sus principales herramientas, ya que considera que la estructura familiar y la evolución demográfica son claves para entender el desarrollo histórico y las tendencias sociales de un país. La familia, según Todd, es un factor clave para entender la evolución de las sociedades y sus sistemas políticos.

Desafía sin temor las ideas hegemónicas y las interpretaciones convencionales. Sus análisis a menudo son provocadores y generan debates en el mundo académico y político.

Todd intenta comprender los procesos históricos a largo plazo y las raíces profundas de los fenómenos sociales. Sus estudios intentan identificar las tendencias subyacentes que moldean el futuro y si no son acertados –el tiempo y la Historia lo dirán–, sí son originales e independientes. Entre sus obras más destacadas, además de la presente, está Después del Imperio, donde Todd expone la decadencia del sistema estadounidense y sus implicaciones para el orden mundial.

Leer a Todd es una invitación a pensar de manera crítica y a cuestionar las ideas extendidas. Sus diagnósticos, ofrecen una perspectiva original y enriquecedora sobre los grandes desafíos de nuestro tiempo. No es perfecto, pero sí estimulante.

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