'Ética de la guerra': oxímoron mortal

Las guerras que nos asolan han puesto en evidencia la debilidad de Occidente. La tragedia que hiere la dignidad de lo humano es la guerra: extrae de nosotros lo peor. Estamos en un momento crítico. Por esto la pertinencia de este libro del catedrático de ética de la Universidad de Salamanca, Enrique Bonete. Lo genial de un libro así es que nos hace pensar con todos aquellos grandes filósofos que nos han precedido en el tiempo y que tuvieron que enfrentarse a las mismas preguntas que nosotros. ¿Qué sentido tiene la guerra?

Ya no sirve para nada cuestionarse si es justa o no, porque ya hemos comprobado a lo largo del tiempo que nadie se detiene ante la posibilidad de que no lo sea. El desarrollo del libro, trazado desde la perspectiva del antes de, el mientras tanto y el después de, nos coloca delante de todas las situaciones posibles que han afrontado los grandes pensadores, filósofos o políticos y las interpretaciones que dieron a esta herida abierta de la humanidad que nunca se cierra.

Las guerras que están en acto: Ucrania, Israel, Siria, y otras cincuenta que a lo largo del mundo se mantienen vivas entre facciones en el interior de países, nos dan una idea de lo urgente que es planearse una y otra vez cómo interpretar la historia, cómo analizar los conflictos, y cómo sería posible acabarlos. No porque seamos capaces de encontrar la solución, que nadie ha encontrado hasta el momento, a pesar de tan buenas intenciones y propósitos por parte de los más sensibles, de los pensadores más racionales, tanto como de los menos, sino con la modesta intención de abreviar la tragedia que se cierne sobre los inocentes que se ven inmersos en estos conflictos sin querer.

El libro recorre todo el pensamiento filosófico político en torno a la eticidad de la guerra. Desde Platón a San Agustín, desde Aristóteles a Cicerón… El elenco de autores elegidos no deja fuera ninguno de los clásicos: Juan de Salisbury, Santo Tomás, Maquivelo, Erasmo, Moro, Vives, Francisco de Vitoria, Suárez, Hobbes y Locke, Rousseau, Kant, Hegel, Nietzsche, Russel, Arendt, Bobbio. En un intento de revitalización de la ética acomete un original modo de diálogos imaginarios con Rawls, Tugendhat o Walzer, entreverando temas que la tradición a duras penas había tocado, porque no habían conocido el democraticismo que nos envuelve, los bombardeos exhaustivos de ciudades, la irrupción del pacifismo beligerante y aguerrido con Gandhi y Mandela, o la preocupación por las víctimas inocentes y la aparición de instituciones humanitarias. Las reflexiones éticas se suceden con la profundidad y exhaustividad que caracteriza al autor hasta llevarnos a una propuesta personal: esbozar una ética de la guerra desde la perspectiva del siglo XXI y de los acontecimientos de los que estamos siendo testigos.

Bonete trata en el capítulo VIII este novedoso y resbaladizo tema de la era nuclear a través de autores que conocieron los totalitarismos del siglo XX y sus consecuencias. Ya sabemos de Hiroshima y Nagasaki, pero de lo que no somos muy conscientes es de la contingente y peligrosa novedad que supone que, por error de cálculo, por problemas en la comunicación, por accidente, se puede poner en marcha el cataclismo.

El libro está planteado a modo de debate de ideas. Pero no rehúye compartir con el lector su propia tesis al respecto. En el último capítulo, nos aterriza sobre los sufrientes más indefensos de las guerras: los niños y las madres. En esto coincide con la especial sensibilidad por los que sufren del papa Francisco. Este último nos dice que la guerra siempre es una «derrota de la humanidad», que ninguna guerra vale la pena. «Ver a las madres llorando, a los hijos mutilados o muertos nos debería ablandar el corazón. Ninguna guerra vale la pérdida de la vida de nadie». El papa Francisco en 2023 con ocasión del «Fórum de Paris sobre la Paz» (10 noviembre 2023) insiste en esta percepción. Ninguna guerra «resolverá los problemas, sino que los aumentará», dirá un mes después en la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28).

No se puede justificar la guerra justa, mientras no se hayan agotado todas las posibilidades para resolver el conflicto antes de llegar al uso de las armas. Por eso es fundamental leer este libro del profesor de Salamanca. La historia del pensamiento no ha logrado encontrar solución a este dilema. Sometidos como estamos al pensamiento dialéctico no sabemos pensar más que en términos de soluciones rápidas cegados por el orgullo sin pensar en las consecuencias. Estamos sometidos a la lógica inexorable de la violencia: nosotros siempre tenemos razón, los otros están equivocados, nosotros somos inocentes, los otros son culpables. El papa Francisco lo intuye en su Discurso al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (14 junio 2023) (L’Osservatore Romano, 15 junio 2023): «para construir la paz es necesario salir de la lógica de la legitimidad de la guerra». La palabra del papa no es más que débil eco de la humanidad que no tiene voz. El libro de Bonete es el enésimo intento de hacernos entrar en razón…

Los capítulos finales apelan, en lo que él llama, ethica post bellum a, por lo menos, encontrar cauces para restituir la dignidad, para pensar en la responsabilidad de nuestras decisiones para el futuro de la humanidad, el destino que marcamos a nuestros hijos y nietos, al modo en el que lo esbozó Hans Jonas, y la búsqueda de mecanismos de reparación de tanta injusticia como nos asola. Ojalá que su lectura logre que algunos tomen conciencia realista del presente y asuman la urgencia de usar el diálogo, y los instrumentos de los que el pensamiento ético nos ha ido dotando a lo largo de los siglos, para poder acometer la tarea de sobrevivir a nuestra propia violencia.