Fundado en 1910
Escultura de Louise Bourgeois frente al Museo Guggenheim de Bilbao

Escultura de Louise Bourgeois frente al Museo Guggenheim de BilbaoWikimedia Commons

'Me fui como una tormenta': la fuerza reside en la delicadeza

Una visita a una exposición de arte da pie a germinar un libro de gran belleza sobre la artista contemplada, sobre su vida, la infancia, la creación y la vida. Una pequeña joya literaria

Hay libros de naturaleza y destino nítidos, definidos. Una novela con un desarrollo de personajes y argumento, un estudio que abarca un periodo histórico, una biografía que abarca una vida. Y luego hay libros híbridos, difíciles de clasificar, –pesadilla de libreros–, que invaden géneros, que a ratos parecen o son ficción, o ensayo, y a otros ratos parecen otra cosa, o no se parecen exactamente a nada: Agua y jabón, de Marta D. Riezu; Literatura infantil, de Alejandro Zambra; Gozo, de Azahara Alonso; Un verdor terrible, de Benjamin Labatut. O Me fui como una tormenta, de Sara Herrera Peralta. La escritora, que acaba también de sacar un poemario (El piar de los pájaros y el goteo que cae del techo, en La Bella Varsovia), ha elaborado, casi bordado, un libro muy bello, fino, cuidadoso, que va entrelazando diversos temas (la infancia, sus hijos, la maternidad, la escritura, la creación en todas sus formas, la observación del mundo) con un hilo conductor aparentemente arbitrario: la obra de la escultora francesa Louise Bourgeois.

Cubierta de Me fui como una tormenta

Consonni (2025). 112 páginas

Me fui como una tormenta

Sara Herrera Peralta

En ello reside la ambigüedad (y la magia) de este libro: no es una biografía al uso sobre la artista, tampoco una sobre la propia Sara, aunque el texto hace en esencia alusión a cómo ve, cómo atiende el mundo («sé, cuando escribo de noche y todos duermen, en soledad, que estoy aprendiendo a escribir con las manos de mis hijos, secando bulbos de flores, dando de comer pan a pájaros hambrientos. Esto basta. Sé, también, que escribo cuando estoy en peligro»). Mezcla ambas cosas, atraída por la sugerente e introspectiva filosofía que se halla tras las obras de Bourgeois, siempre en busca de desentrañar la soledad, las heridas de la infancia, los caminos que se recorren a solas y gracias al arte se comparten y comprenden.

Intercalando fotografías, recuerdos y pensamientos, Sara relaciona sus esculturas y bordados con el uso que hace ella misma de las palabras, evocando a su abuela, sus estancias en París, las relaciones encontradas entre diferentes artistas, nuestra relación con el entorno y el lenguaje, la migración («a pesar de la juventud y la felicidad, algo estaba muerto, y yo tenía que resucitarlo», dijo Louise. «¿Puede el alejamiento significar una apertura? –se pregunta Sara–. Cuando decido emprender el viaje asumo el corazón vacío, el destierro del idioma, la dificultad del habla, también el miedo». Evocando, en fin, una forma mejor de estar en el mundo. Hay, además, una investigación curiosa, continua e interesante acerca del arte contemporáneo, del tardío reconocimiento de Bourgeois, la contraposición entre la faceta aparentemente provocadora de parte de su arte y su fondo en realidad tan vulnerable, el acto de lucha por hallar un sitio, un espacio, un tiempo para expresarse…

La delicadeza en la escritura de Sara Herrera Peralta hace que esta narración, que abarca tantas cosas, tantos instantes, detalles de diferentes etapas de una vida y una creación, que podría haberse perdido en divagaciones inconexas, logre todo lo contrario: transformarse con una naturalidad lírica y precisa en una lectura amable, sosegada, que provoca desear saber más sobre cada personaje, libro o lugar que menciona, a recrearse en cada uno de ellos, a que te sigan resonando, acompañando, a que acompañen todavía, ya pasada la página, ya terminado el libro.

«No me interesa el resultado final de la obra de arte, sino la poesía resultante del trabajo final de la artista. Si alguien me pregunta de qué tratan las páginas de este libro que escribo, hablaría de la tarde lluviosa en la que hice una visita a una exposición de Louise Bourgeois, del gesto único de sus manos, de pañuelos, de trapos de cocina y de poesía». Un instante sencillo que da pie a un gran bosque de imágenes. Nada más, y por supuesto nada menos. Y con la gracia de contado con gran sutileza.

comentarios
tracking