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Alejandro Sanz en la presentación de su nuevo disco, «Sanz»Salva Musté

Alejandro Sanz: «No se puede hacer música con miedo, y yo lo he tenido»

El intérprete madrileño vuelve a sus orígenes y lanza el disco «Sanz», duodécimo de su carrera

Dice Alejandro Sanz (Madrid, 1968) que por muchas idas y venidas que haya tenido, el amor de su vida es la música. «Os he citado aquí por justicia poética. Esta Escuela Municipal de Música de Moratalaz es el lugar en el que me subí por primera vez a un escenario». Habla el madrileño precisamente sentado en ese mismo escenario en el que se hacía La Triangular de pop-rock, hoy reformado y convertido en una escuela musical, ante el que se sientan medio centenar de periodistas.

Ha venido desde Miami, donde reside desde hace unos cuantos años, para presentar su nuevo disco, Sanz, el duodécimo de su carrera. Y no es poco para alguien que lleva toda su vida escribiendo canciones: ha estudiado su anatomía, genealogía y variaciones y ha llegado hasta aquí, después de su irregular El Disco, su trabajo anterior, con un álbum sólido de diez canciones que palpitan con un sutil flamenco, una mezcla entre lo acústico y lo electrónico y los compases y los arreglos de orquesta. En tiempos de atomización y de singles huérfanos de continuidad, con el focus-track como máxima expresión de la falta de anclaje conceptual, se agradece un disco pensado, ordenado y meditado, que es precisamente lo que la pandemia le permitió hacer.

«El encierro me ha dado la oportunidad de dedicarme a hacer un disco que tenía muchas ganas de hacer, sin prisa. Me he sentado con los músicos, con Alfonso Pérez y con Javi Limón (mis productores) y hemos hecho un disco despacito y bien hecho», defiende Alejandro Sanz, que de hacer discos bien sabe un rato: por algo tiene el récord del disco más vendido de España, Más (1997). 

«Yo coqueteé con lo urbano hace años»

En un momento en el que la música mundial se define, en términos generales, por acercarse a los ritmos urbanos, Sanz se distancia de ellos y vuelve a sus orígenes. Y lo hace no solo en cuanto a sonidos, sino a través también de un viaje visual para el cual ha recuperado imágenes de su infancia, del noviazgo de sus padres, portadas de revistas, diseños de álbumes y una miríada de recuerdos impresos que llegan hasta hoy. «Yo coqueteé con lo urbano hace 15 años, he coqueteado mucho. Hay muchas cosas de la música urbana que me gustan, y hay gente muy interesante ahí, pero también hay muchos apostando por otro tipo de música, quizá no tan comercial y sin hueco para competir en las listas». La cuestión es, dice, «que cada uno tenga la libertad de hacer la música que le gusta».

Nada más empezar, el disco ofrece Bio, una composición en clave spoken word que adereza con acústicas, piano y breves apuntes de cuerda. «Siempre fui introvertido. Tenía miedo, estaba ido. Me gustaba la poesía, el flamenco y mi bujío. No tuve muchos amigos», canta recitando en clave de confesión. Otro de los grandes hits del disco lo proporciona La Rosa, que propicia un emocionante reencuentro con su añorado Paco de Lucía. «Me llamó un amigo suyo de Cancún, con quien trabajaba cuando Paco vivía allí, y me contó que tenía un estribillo escrito y grabado por él. Me lo ofreció y salió esta canción, que habla de Cuba. De hecho Paco se fue a vivir allí para darle potencia», explica el músico, que desarrolló una amistad muy potente con el fallecido genio del flamenco.

Esta «vuelta a los orígenes dice Sanz, bromeando, que en realidad es para llamar la atención, porque él nunca se ha llegado a distanciar de ellos. «Busco siempre un discurso musical y sonoro. Es muy importante, porque si no un disco sería como los remix del verano, con cada canción sin relación con la otra». Alejandro Sanz ha «jugado» con la música, ha innovado y probado, siguiendo una máxima: en vez de morir por la música, vivir por ella. «No hay que tenerle miedo a nada en la música: no se puede hacer música con miedo, y yo lo he tenido. Nadie puede hacer una canción con temor del resultado: el motor debe ser el amor, la libertad, la capacidad de arriesgarse. Esa es la esencia misma de la música».

«No hay trampa ni cartón, no intento engañar a nadie. Este disco es lo que es, es decir, es lo que soy yo», añade también sobre cómo los títulos reflejan el interior de los álbumes. Alejandro Sanz se sincera sobre todo, sobre su infancia, sus miedos y también sobre la dificultad para encontrar en ocasiones la paz, el silencio. «El silencio es una parte importantísima de la música. Si no hubiera silencio no existiría la música. Probablemente las notas más difíciles son las que no se ven. El silencio es necesario para todo».

Una exposición: Sanz desde el espejo

«La idea de la exposición nació del equipo de Universal, que transmiten lo que sintieron cuando escucharon por primera vez el disco. Es algo inmersivo, que recorre mi vida, aspectos importantes de mi pasado», explica el compositor sobre la serie de fotografías que acompañan el lanzamiento y en las que hay mucho del muchacho madrileño que fue. «A mi yo adolescente le diría simplemente que no se preocupe, que todo está bien. Aquel muchacho soñaba con volver a este escenario 30 años después; ahora sueña con que este sueño no se acabe nunca». 

Destaca también el residente en Miami que le ha encantado «poder hacer este disco en pijama» y «tener tiempo para cocerlo a fuego lento, sin un deadline». Algo que le pasó con Corazón Partío, cuando tuvo que posponer la fecha de publicación porque sentía que la canción no estaba terminada. «Le había echado muchas horas y mucho dinero a esa canción, pero no estaba convencido, a pesar de la presión de la discográfica. Fue la mejor decisión de mi vida», reconoce, a la vez que afirma que una canción solo puede salir si está bien hecha. «Eso es mucho más importante que la fecha, los instrumentos o los pluggins».

Pero ¿le da mil vueltas a cada canción antes de terminarla? «Llevo terminando las canciones desde el siglo XVI», bromea risueño. «Una canción no se acaba nunca. Pero cuando ya está mezclada y masterizada es uno escucha realmente la canción: hasta entonces solo la analizas, le buscas el fallo o la mejora. Una vez que sale, está ahí para siempre». En esto también influye que, según Alejandro Sanz, todas las canciones son, en cierto sentido, autobiográficas (sobre todo las suyas), pero que uno cambia datos para no exponerse tanto. «Por eso en las imágenes llevo una cámara de fotos: porque hablan de la imagen que proyecto, que me devuelve el espejo, donde yo intento no recrearme mucho», explica sobre las fotografías tomadas por Jaume de Laiguana. Ahora lo que ve en el espejo es lo que le ha traído hasta aquí: «trabajo, alegría, esfuerzo e ilusión». 

En el viaje emocional en el que le acompañamos, Alejandro Sanz se detiene especialmente en la canción que habla sobre su biografía, una «radiografía hecha con la perspectiva del tiempo». Otras canciones las utiliza como una metáfora, y en ellas esconde pequeños mensajes a sí mismo, pero también están abiertas al oyente: "Me encanta que cada uno perciba mis canciones como quiera, incluso a veces me dan sus propias interpretaciones, y aunque no son correctas, el arte sirve para eso: para que cada uno saque su reflexión y se fije en la mejor manera en la que le puede servir. 

«Es inevitable mirar atrás para saber a dónde quieres ir, pero además es muy recomendable también. Decían por ahí que para tener alas hay que tener también muy buenas raíces. Cuanto más internacional quieras ser o cuanto más quieras llegar a más gente, más local tienes que ser y más debes acordarte también de tus raíces».

Alejandro, el bullying y una guitarra como refugio

«No sé si era un maltrato físico evidente pero luego me sentía mal en muchas circunstancias. Desarrollé una habilidad muy grande para disimular y proyectar seguridad ante los demás. Además tenía una guitarra, un arma invencible», cuenta el intérprete de 'Corazón partío' sobre lo que narra en la canción Bío, en la que confiesa que jugaba en el barrio por no parecer un chico raro pero «no encajaba bien con los malos». 

«No lo pasaba especialmente bien, eran otros tiempos también y no había conciencia sobre determinados problemas, eso hace que la sociedad ni si quiera los tenga en cuenta ni le parezcan importantes. Ahora te das cuenta de que sí hay cosas que te afectaban mas de la cuenta», reflexiona.

Alejandro Sanz se despidió anunciando que empezaría la gira por Iberoamérica a partir de abril, recuperando aquellos que no pudieron hacer por la pandemia, y en verano ya empezará la gira de Sanz. «Espero que no me bajen del escenario ni con agua caliente», bromea antes de anunciar, para desmayo de los fans, que piensa hacer un concierto con grandes clásicos que lleva mucho tiempo sin cantar, entre los que figuran Si tú me miras o Se le apagó la luz. No podemos esperar.