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Bruce Springsteen el pasado 11 de septiembre durante su actuación en la ceremonia por el 20 aniversario de los ataques terroristas de Nueva YorkGTRES

Bruce Springsteen vende sus canciones a Sony Music por 440 millones de euros

La enajenación del catálogo completo, una práctica cada vez más habitual entre los grandes artistas, que se adaptan a las nuevas reglas del mercado, supera en más de cien millones la cifra que los rumores apuntaban

Tras varios meses de rumores de negociaciones entre Bruce Springsteen y Sony Music para la venta del catálogo completo de canciones del cantante de Nueva Jersey a la multinacional japonesa, finalmente se ha producido dicha adquisición por 500 millones de dólares (unos 440 millones de euros), según la revista Billboard. Una cantidad que supera con creces la estimada entre 300 y 415 millones de dólares (entre 265 y 367 millones de euros).

La publicación hace tan solo un mes, bajo el auspicio de Sony, de The Legendary 1979 Nuke Concerts, el filme del Boss y la E-Street Band, que incluye diez interpretaciones inéditas de los conciertos benéficos MUSE en el Madison Square Garden, hacían presagiar que el acuerdo, que incluye más de 300 canciones y 20 álbumes de estudio, entre otros trabajos, en casi sesenta años de carrera, acabaría produciéndose. Esta venta supera los 300 millones de dólares (unos 265 millones de euros) que Bob Dylan obtuvo de Universal por todos sus derechos (más de 600 canciones) en noviembre de 2020, o los más de 150 que la misma productora pagó por el 50 % de las obras de Neil Young, que el cantante canadiense previamente había vendido al fondo de inversión Hipnosis Songs Found.

En los últimos tiempos han sido muchos los artistas que han vendido los derechos de su trabajo. Paul Simon, Tina Turner, Shakira o los Red Hot Chili Peppers, entre ellos. El pasado noviembre también se habló de la posible negociación sobre la venta del catálogo de David Bowie por cerca de 200 millones de dólares (unos 177 millones de euros).

Estos acuerdos se llevan a cabo a medida que el mercado de la transmisión se consolida y comienza a generar pagos de regalías importantes y continuos, en particular para las principales estrellas que probablemente acumularán regalías en las próximas décadas. Los catálogos de canciones también son valiosos porque las pistas se pueden sincronizar con publicidad o bandas sonoras de películas y televisión para generar más ingresos.

Transformación del mercado

Aunque los músicos podrían ganar más dinero a largo plazo manteniendo los derechos de sus canciones, un gran pago en efectivo mientras aún están vivos es una perspectiva más que atractiva. Los artistas confían en las compañías a las que les venden, y a veces tienen vínculos de larga duración con ellas, como es el caso de Springsteen, en Columbia Records (propiedad de Sony) desde su álbum de debut en 1973.

El valor de los catálogos se ha disparado por el auge de las plataformas de streaming, que en el último año ha supuesto un aumento de más del 20 % en ingresos por reproducción de música, un incremento que sigue creciendo. Las canciones antiguas son las más valoradas debido a su longevidad (las conocen más personas) y por ello son más susceptibles de hacerse virales a través de las redes sociales. La revista Forbes pone un ejemplo: si Let It Be, de The Beatles, lanzada en los años 70, apareciese en un challenge de TikTok que se hiciera famoso, es probable que la banda británica volviera a entrar en las listas de las canciones más escuchadas y el valor de sus canciones volviese a subir por esta razón.

El cantante Neil Young y su mujer, la actriz Daryl Hannah©GTRESONLINE

Pero quizá la razón fundamental por la que los artistas están vendiendo sus catálogos es la elevada tasa de impuestos que deben pagar por sus propias obras, un porcentaje que se reduce notablemente en caso de la enajenación: Del 37 % de los beneficios en impuestos ordinarios al 20 % en el caso de la venta, con el añadido de que el artista puede seguir publicando nuevas canciones con otros sellos discográficos. Los tiempos están cambiando y el mundo de la música no es ajeno a ello en plena transformación de un mercado que trata de posicionarse de cara al futuro.