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Freddie Mercury en 9 de agosto de 1986 en Knebworth

Freddie Mercury en 9 de agosto de 1986 en Knebworth

El concierto de Freddie Mercury y Queen que nadie imaginó que sería el último

La banda británica actuó en Knebworth Park ante 120.000 personas el 9 de agosto de 1986 como punto final de su gira Magic Tour

Freddie Mercury llevaba su capa de emperador al hombro y con la otra mano levantaba su corona. Acababa de cantar We are the Champions con su timbre modulado por el sonido de la guitarra, como un monitor rockero de la frecuencia cardíaca, de Brian May. El Magic Tour de 1986 había terminado en Knebworth, la aldea de Hertsfordshire, en el corazón del Reino Unido, ante 120.000 espectadores.

En la cima del mundo

Era Queen en la cima del mundo y no podía saberse de ninguna de las maneras que iba a ser el último concierto de la banda. Tampoco nadie podía imaginar que solo unos meses después de haber llenado el estadio de Wembley dos veces seguidas podían llenar aquel parque, el más grande de Inglaterra. Y en realidad estaba tan lleno que Freddie y los suyos tuvieron que llegar en helicóptero mientras Status Quo hacían de teloneros. Son míticas las escenas de un Mercury sonriente y en plena forma que se estira y calienta la voz como un niño de escolanía en el camerino bajo el eco de cientos de miles de personas.

Hubo hasta un asesinato que casi desapareció bajo el tumulto inaccesible, como devorado por todas esas hormigas en su frenesí estival. Nada parecía tan importante como Queen, que en el Live Aid de 1985 había construido un techo inalcanzable con una actuación de apenas 20 minutos. ¿Quién podía pensar que algo, ni siquiera similar, no iba a volver a darse? Queen lo era todo entonces. Era toda la música junta interpretada por los mismos tres instrumentos y por la misma única voz.

De entonces son aquellos famosos jeroglíficos vocales de Freddie que el público repetía extasiado. Dicen que al salir del escenario dijo, como solía: «No puedo más, me duele todo el cuerpo». Pero esta vez fue una premonición. Al año siguiente, Freddie Mercury supo que tenía SIDA y de repente todo se había acabado.

El final del camino

Queen grabó aún dos discos más, por insistencia de Mercury, pero nunca más volvió a subirse a un escenario con su banda. Fue algo tan sorprendente como poco documentado. Más bien poco pensado. Poco sabido. Cualquiera que vea las imágenes de aquella tarde pensaría que después llegaron muchas más.

Pero fue el final del camino. Un final abrupto a pesar de su mortal suavidad. Freddie Mercury murió en 1991, solo cinco años después de la apoteosis de Knebworth, la apuesta y el éxito final de su mánager por subir aún más alto en la cresta de una ola que en realidad fue un lento y metafóricamente chocante salto al vacío.

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