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Tres fotogramas del baile que Elvis Presley en 'El rock de la cárcel'

¿Podría haber ido Elvis Presley a la cárcel por sus «pervertidos movimientos de caderas»?

En el biopic sobre el rey del rock, interpretado por Austin Butler, se afirma que estuvo a punto de ir a prisión por sus «bailes sexuales»

Las caderas de Elvis Presley eran casi tan famosas como su tupé negro, sus estilismos atrevidos o incluso su voz. El icono del rock era conocido por sus singulares movimientos de baile que acabaron dando la vuelta al mundo. Pero en un principio le causaron más de un problema.

El biopic cinematográfico que el director Baz Luhrman ha realizado sobre su figura, se fija expresamente en este detalle. Tras nacer en Tupelo, Misisipi, la familia de Elvis se mudó a Memphis, en Tennessee. Allí, el joven creció rodeado de una comunidad negra que inspiró su música, tanto en las fiestas del 'barrio' como en las misas de góspel a las que empezó a asistir. Su relación con los negros y su música ya era vigilada por un gobierno estadounidense que defendía las leyes de segregación. Pero había una amenaza aún mayor para la integridad moral de la nación: las caderas de Elvis. De hecho, su apodo en la prensa sensacionalista era 'Elvis the Pelvis'.

En la película, protagonizada por el talentoso Austin Butler, se refleja cómo la enérgica presencia del cantante sobre el escenario provocaba desmayos y delirios colectivos entre las mujeres, que terminaban incluso lanzándole su ropa interior, algo que no sienta bien a sus respectivos novios y maridos, y tampoco a otros artistas masculinos que no eran capaces de despertar el mismo frenesí en el género contrario.

En la película, Presley está de gira con el cantante de country Hank Snow, actuando ante un público normalmente abotargado. Sin embargo, el estilo de actuación de Presley provoca que el público enloquezca, y la bravuconería del cantante no ayuda. A los patrocinadores les preocupa asociar su marca con el pionero del rock, y los líderes de la comunidad adoptan una postura moral contraria a los movimientos de «baile de contenido sexual» del cantante, llegando a amenazarle con la cárcel.

«Ni un meñique»

El ejemplo más evidente tuvo lugar en Jacksonville, Florida. Marion Gooding, que en ese momento era el juez del tribunal de menores de Jacksonville, citó al joven Presley en sus oficinas y le dijo que no habría movimientos de cadera ni movimientos corporales sugerentes. Gooding había oído hablar de los espectáculos de Presley, de cómo había encendido a los fans y enfurecido a las autoridades. El juez insistió en que nada de eso ocurriría en su ciudad y amenazó con arrestar a Presley por «atentar contra la moralidad de los menores» si intentaba mover las caderas.

Austin Butler en la escena de 'Elvis' en la que levanta el meñique en señal de desafío

Presley tenía programadas seis actuaciones en el Teatro Florida en agosto de 1956 antes de que el juez Gooding decidiera imponer su voluntad. Conocidos sus «pervertidos movimientos», Elvis había sido advertido de no mover «ni un meñique». En la película vemos cómo en un primer momento lo intenta, pero su propia incomodidad ante el rol sumiso que ha adoptado le lleva, con actitud desafiante, a levantar el pequeño de los dedos. Un movimiento que viene acompañado acto seguido de las sacudidas que, como si de una corriente eléctrica se tratara, recorren su cuerpo... y empieza a bailar.

En la realidad no ocurrió así. Elvis controló el movimiento de sus caderas hasta que se convirtió en un fenómeno internacional de tal envergadura que era imposible frenarlo, controlarlo o limitarlo. Pero es posible que, según las leyes de la época, el juez hubiera podido llevar a cabo su amenaza y haberle metido en la cárcel.

«Vulgar y animal»

Aunque Elvis ya había aparecido en otras ocasiones en la televisión nacional, fue su aparición en The Milton Berle Show el 5 de junio de 1956 la que desencadenó la primera gran polémica de su carrera. Presley cantó entonces su último sencillo, Hound Dog, con toda la intensidad de movimiento de pelvis que sus fans pedían a gritos cada vez que se subía a un escenario. Los críticos de televisión de todo el país criticaron la actuación por su «espantosa falta de musicalidad», por su «vulgaridad» y «animalidad». La Iglesia recogió las críticas en un artículo titulado «Cuidado con Elvis Presley»: la preocupación por la delincuencia juvenil y el cambio de valores morales de los jóvenes encontró en el joven cantante un chivo expiatorio.

Tras el programa de Milton Berle, Ed Sullivan, cuyo programa de variedades era uno de los más populares de la televisión, declaró públicamente que nunca contrataría a Presley, mientras Steve Allen, que ya había cerrado un trato con él para que cantara en The Tonight Show, se resistía a la presión de la NBC para que lo cancelara, prometiendo que no permitirá que el cantante «ofendiera a nadie».

Censurado en televisión

Cuando finalmente Elvis aparece en el programa de Allen, acepta de buen grado hacer una parodia de su imagen vistiendo ropa blanca de gala y cantándole Hound Dog a un Basset Hound. El programa obtuvo una gran audiencia, aunque en la película se da a entender que, de nuevo, el control de su imagen pública y la prohibición de bailar suponían una humillación para Elvis.

Finalmente, Ed Sullivan revierte su decisión y anuncia que ha firmado con la joven estrella un contrato sin precedentes de 50.000 dólares para tres actuaciones. Durante las dos primeras apariciones, la cámara se aleja para mostrar los giros y movimientos de Presley a una distancia prudencial, pero no parece haber ningún esfuerzo por controlar lo que Presley hace o canta. En el último programa, sin embargo, las cámaras de la CBS sólo muestran a Presley de cintura para arriba, incluso durante su interpretación de una melodía gospel. Al final del programa, Sullivan se empeña en rodear a Presley con su brazo y felicitarle por ser «un chico realmente bueno y decente».

En 1957 ocurrió otro incidente después de un concierto que agotó entradas en el emblemático Pan Pacific Auditorium de Los Ángeles. La policía local había advertido a Elvis de que no se le permitía mover las caderas en el escenario, e incluso la prensa local publicó titulares diciendo que Elvis tendría que «limpiar su actuación». La brigada antivicio de Los Ángeles filmó todo su concierto para estudiar su actuación. Por suerte para los fans y para Elvis, descubrieron que no había motivo para arrestarlo por indecencia... aunque la vigilancia policial se mantuvo durante muchos años.