Brian Epstein, el mánager que les puso corbata a los Beatles y se murió cuando se la quitaron
El primer y único representante de los de Liverpool se suicidó a los 32 años un 27 de agosto de 1967, lo que marcó el principio del fin de la banda británica
Cuando Brian Epstein se suicidó mediante una sobredosis de barbitúricos el 27 de agosto de 1967, con solo 32 años, los Beatles ya se habían quitado el traje y la corbata que él les había dicho que se pusieran. Buena parte de la aceptación del grupo en aquellos primeros sesenta vino de aquellas recomendaciones de imagen.
Epstein era un joven afable y culto que quiso ser actor y terminó siendo agente de la banda de música más importante de la historia. Siempre sonriente y atento, su imagen pública era la de un caballero que en la oscuridad de las noches lejanas se pintaba los labios y se ponía rímel en los ojos. Esto se lo contó José Luis Álvarez, el director de la revista Fonorama, que conoció a Epstein en Sevilla, al periodista Manuel Román.
La deriva de los Beatles
«The Beatles llevan estancados desde hace más de un año. Desde que falleció el señor Epstein no ha vuelto a ser igual», le dijo George Harrison a sus compañeros durante la grabación de Let it Be, su último disco. Pensaba que no podían oírle mientras tocaban sus instrumentos, y así era, hasta que el director de cine Peter Jackson supo cómo hacerlo cincuenta años después en su documental The Beatles: Get Back.
Era la confirmación de la deriva de los de Liverpool, quienes reconocían haberse «hartado» del grupo y haber subestimado al educado Epstein: «Nos falta disciplina. Nunca la hemos tenido. Teníamos una ligera disciplina simbólica. El señor Epstein dijo: Poneos trajes. Y lo hicimos. Sí, y siempre nos resistíamos a esa disciplina», dice McCartney mientras los demás ríen. «Realmente ahora no tenemos a nadie que diga: Hacedlo. Antes siempre lo había. Pero Papá se ha ido... y estamos solos en el campamento de verano...».
Era el «papá» que les adoptó en los tiempos de The Cavern, les quitó las chupas y les bajó los tupés de su adorado Elvis
Y era cierto. Epstein era el «papá» que les adoptó en los tiempos de The Cavern, les quitó las chupas, les bajó los tupés de su adorado Elvis e incluso casi les trajo a Ringo Starr. Pero solo unos años más tarde, después de la primera locura, a los Fab Four les creció el pelo y la barba y se fueron a la India a hablar con el Maharishi para dejar de hablar con Brian, cuya muerte repentina, cuando ya casi se habían olvidado de él, trataron de olvidar rápido.
Brian Epstein fue el preceptor de aquellos cuatro jóvenes extremadamente talentosos. Una especie de profesor Higgins con cuatro My Fair Ladies al que después «ellas» recordaron casi como recordaba Tolstoi en sus memorias al tutor que le despertaba a él y a sus hermanos por la mañana con gran cariño y delicadeza. John Lennon dijo años después que cuando se enteró de su muerte sintió que se había acabado todo.
El consejero que también les enseñó a saludar inclinándose en el escenario, al que a partir de 1966 decidieron no volver a subirse ante la imposibilidad siquiera de escucharse ellos mismos, entró en una depresión agravada porque estaba seguro de que no le renovarían su contrato, que finalizaba precisamente el año que se quitó la vida. Es verdad que los Beatles ya no le necesitaban y él lo sentía, pero también lo es que el impulso «epsteiniano» solo les alcanzó un poco más hasta la ruptura definitiva, cuando los grandes días se desvanecieron por completo, igual que el recuerdo de quien les educó para actuar como debían incluso ante la reina.