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Cartel de la ópera 'Orphée', de Philip Glass, que inaugura la temporada en el Teatro Real

Lo que nos deparan la lírica y la sinfónica en la nueva temporada: de Puccini a Verdi, Bach o Bellini

La nueva temporada acecha plagada de interesantes conciertos y óperas. España se ha convertido en un plaza fundamental, y la música regresa con fuerza tras la pandemia mientras los programadores esperan que el público también lo haga

Los tiempos nublados que se pronostican en el ámbito de la economía preocupan también a los organizadores musicales. Pese a los buenos datos que apuntan a una recuperación del público ofrecidos estos días desde el Inaem, organismo dependiente del Ministerio de Cultura, los festivales de verano se han saldado con una merma considerable de espectadores. El termómetro definitivo para poder hablar de una crisis de modelo se podrá apreciar mejor en la temporada que ahora arranca. El covid ya no arredra a casi nadie, así que si la gente decide permanecer ahora en casa querrá decir una de dos: que la crisis arrecia o que los nuevos hábitos de consumo cultural se consolidan.

Durante los meses más duros del 2020, teatros y orquestas se afanaron por mantener el vínculo con sus abonados a través del streaming, sin saber quizá que esa arma de doble filo acabaría por volverse en su contra. Desde su sillón favorito, allí donde se encuentre, el aficionado puede asistir cada semana, por ejemplo, a los conciertos de la Filarmónica de Berlín servidos con una imagen y un sonido de una calidad superior. Y el precio resulta imbatible. ¿Por qué renunciar, entonces, a ver dirigir a Kirill Petrenko en directo, aunque sea a través de una pantalla, en lugar de salir de casa soportando lluvia o frío, buscar aparcamiento y hasta pagar más por asistir a un concierto de alguna mediocridad local?

Quizá la diferencia estribe en aquello que decía el gran Sergiu Celibidache con respecto a la experiencia de asistir a un concierto «en vivo» o escuchar una grabación: «Es la misma que media entre ver a Brigitte Bardot en persona o hacerlo mirando una foto suya». La emoción no es idéntica.

Así que siguiendo el consejo del legendario director rumano conviene espantar la pereza. El variado y rico cartel que nos depara la «rentrée» musical desde luego merece la pena. Madrid, aunque no sea una de las capitales europeas más musicales, contará en los próximos meses con propuestas muy atractivas, que aquí serán comentadas y de las que ahora les ofrecemos una selección. Pero no solo la capital tiene cosas buenas (en algunos casos excelentes) que ofrecer, para los aficionados de otras ciudades, como para quienes deseen viajar, planteamos algunas suculentas alternativas.

Once citas musicales indispensables

1. Vanessa Goikoetxea y las «Cuatro últimas canciones». Málaga, Teatro Cervantes (15y 16 de septiembre).

Málaga se ha convertido en la ciudad de moda. Alguien decía el otro día que después de Madrid, la urbe andaluza exhibe hoy la más interesante de las programaciones culturales en España. A ello contribuyen la pujanza de su museos, su Festival de Cine, las iniciativas de Antonio Banderas y la actividad propia del Teatro Cervantes, con su apañada temporada de ópera y la de conciertos que propone la Filarmónica. Precisamente en un par de semanas, la orquesta malagueña inaugura temporada y lo hace con la presencia de una de las sopranos españolas más interesantes de ahora mismo, Vanessa Goikoetxea. Después del éxito de «Hadrian» en el Universal Music Festival, la cantante vasca ha sido requerida para interpretar las maravillosas «Útimas Cuatro Canciones» de Richard Strauss, el compositor que quizá mejor supo escribir para la voz femenina, con el permiso de Puccini. Con su instrumento de lírica pura, y una dicción en lengua alemana que ella habrá pulido al máximo durante sus estancias en Dresde (trabajó durante un tiempo en la espléndida Semperoper), la Goikoetxea seguramente sabrá extraer todas las sutilezas de estas cuatro gemas, una sublime despedida (¿se puede aspirar a decir algo más después de «Im abendrot»?). Al frente de la orquesta estará un director que sabe mimar las voces, José María Moreno.

2. El «Réquiem» de Ligeti en la ONE. Madrid, Auditorio Nacional, 23, 24 y 25 de septiembre.

Todavía bajo los efectos de la espléndida «Salomé» que David Afkham regaló en las postrimerías de la última temporada, el director alemán (que también brindará en el Teatro Real una esperada «Arabella») ofrece una buena muestra, esta vez, de cómo se inicia un curso musical a lo grande, con dos obras fascinantes, de muy distinta factura. La ONE, que dedicará varios programas a conmemorar el centenario del compositor húngaro, regresa al Auditorio Nacional con el «Réquiem» de György Ligeti, que ha gozado de una cierta popularidad desde que Kubrick lo incluyese como parte de la banda sonora en su referencial «2001». La cita se completa con la «Sinfonía Alpina» de Strauss, a su modo también monumental e intimista, todo un desafío para una orquesta que atraviesa uno de sus más dulces períodos artísticos. «Una dimensión de mi música lleva la huella de un largo tiempo a la sombra de la muerte», las palabras de Ligeti pueden aplicarse a su «Réquiem», que estableciendo un diálogo con el pasado, en su lenguaje y estilo tan personales, tiende un puente hacia la eternidad.

3. Elina Garança, debut en Las Palmas. Las Palmas, Auditorio Alfredo Kraus, 23 de septiembre.

La próxima cita madrileña de Anna Netrebko con «Aida» habría redoblado su interés si como Amneris se hubiera contado, ahora, con Elina Garança; pero para eso habrá que esperar hasta enero, en Viena, donde ambas coincidirán por primera vez en este título, junto a Jonas Kauffmann y Ludovic Tèzier. La primicia del debut de la mezzo más aclamada de nuestros días en otro de los indispensables roles verdianos se la lleva, no obstante, una provincia española. El director titular de la Filarmónica de Gran Canaria, Karel Mark Chichon, que el año pasado ya ofreció una «Carmen» en concierto con el tenor Freddie Di Tomasso, repite formato pero esta vez con una «Aida» en la que Elina Garança (que no canta ópera en España desde hace años) interpretará por primera vez el estelar rol de Amneris, en Las Palmas. Punto de oro para Chichon, un director con auténtico pulso verdiano, que debería frecuentar más los fosos españoles.

4. La Netrebko regresa al Real con «Aida». Madrid, Teatro Real, 30 de octubre, 2 de noviembre.

No hace tanto que el coliseo madrileño programó unas representaciones del emblemático título verdiano con esta misma producción, firmada por el estilista Hugo de Ana. Pero como si esta vez aspirara a superarse, vuelve «Aida» con repartos más interesantes en su conjunto: Krassimira Stoyanova, Piotr Beczala, Carlos Álvarez, Jamie Barton… Aunque sin duda el máximo interés lo concitan las dos únicas representaciones que la gran diva de hoy, Anna Netrebko, ofrecerá los días 30 de octubre y 2 de noviembre. Después del soberbio concierto que en julio ofreció en este mismo escenario, hay muchas ganas de verla en un título representado y con un personaje de tantos quilates como el de la esclava etíope. Cita de reclinatorio para los operófilos.

5, Una joya de Nebra y un director para el futuro. Madrid, Auditorio Nacional, 6 de noviembre.

Alberto Martínez Rouco, antiguo alumno de René Jacobs, en Basilea, y frecuente colaborador de William Christie por todo el mundo, es uno de los más prometedores jóvenes talentos de la música que hay en estos momentos en España, tanto como director como en su otra faceta de contratenor. Llevado por su indoblegable fuerza de voluntad gallega, él solo puso en pie uno de los proyectos más fascinantes de recuperación del patrimonio histórico español de estos últimos tiempos. Convenció a un grupo de músicos, en algunos casos colegas de estudio, para formar una orquesta con instrumentos originales, Los Elementos, y sacar a la luz una de las partituras más interesantes de José de Nebra, «Amor Vendado». El interés fue creciendo conforme lograron grabar esta zarzuela barroca con magníficos resultados artísticos, que dieron lugar a críticas laudatorias en medios internacionales. En 2020, Martínez Rouco y los Elementos estrenaron en La Coruña su versión de esta joya con un reparto que incluyó a la soprano Leonor Bonilla. Y esta misma temporada, además de debutar como director en el Teatro de la Zarzuela, ofrecerá «Amor Vendado» como una de las apuestas más interesantes del Centro Nacional para la Difusión de la Música.

6. El mejor Bach por Suzuki. Madrid. Auditorio Nacional. 10 de noviembre.

La pandemia, pesadilla de programadores hasta el día de hoy (las cancelaciones de artistas por Covid se mantienen pese a todo), se llevó por delante, en 2020, la presencia del Bach Collegium en el impecable ciclo de Ibermúsica. Ahora es tiempo de recomponer las agendas, y por suerte la maravillosa agrupación que dirige Masaaki Suzuki regresa al Auditorio Nacional con su factótum al frente para interpretar una de las joyas mayores de toda la civilización Occidental. La «Misa en si menor» de Johan S. Bach puede compararse en alcance, profundidad y trascendencia con las grandes creaciones de Shakespeare, Miguel Ángel, Goya o Bergman. Con razón su primer editor, Hans-Georg Nägeli se refirió a esta «Gran misma católica» como «la obra musical más grande de todos los tiempos y de todos los pueblos». Si la sirve además uno de los principales especialistas en la interpretación de la música de Bach como Suzuki, cabe señalarla en rojo como una de las más relevantes citas de este año.

7. Zubin Mehta y Valencia se reconcilian. Valencia. Palau de les Arts, 25 de noviembre.

La relación de Zubin Mehta con Valencia terminó de modo abrupto hace unos años cuando la Generalitat se negó a renovarle su contrato porque «cobraba más que el President». Desde entonces, la ópera en esa comunidad no ha vuelto a alcanzar el mismo nivel de excelencia, y de la sabiduría, la experiencia y la genialidad del director indio se han aprovechado el Maggio Musicale Fiorentino y los aficionados italianos, que lo han acogido encantados como a uno de los últimos auténticos maestros de la vieja escuela. En esta ocasión, y quizá como una manera de volver a acercar posturas, Mehta regresa como invitado al Palau de les Arts con la excelente Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera para ofrecer un programa con mucha miga, «Tercera» de Schubert y «Quinta» de Mahler.

8. La Davidsen se estrena con Puccini. Barcelona. Gran Teatro del Liceo. A partir del 27 de noviembre.

La temporada del Liceu, además de un «Trovatore» con la presencia de dos grandes cantantes españoles como Saioa Hernández y Juan Jesús Rodríguez, incluye en este otoño la programación de una de las obras maestra de Puccini, su «Trittico», pocas veces representado en toda su extensión por la dificultad, sobre todo, de encontrar repartos adecuados. Si de la producción, que viene de la Bayerische Staatsoper de Múnich, no cabe esperar mucho, en cambio, en el apartado vocal hay enjundia suficiente como para disfrutar a ratos. La suor Angelica de Ermonela Jaho seguro que convencerá, sobre todo por la entrega que exhibe en escena esta soprano, y Ambrogio Maestri (un Falstaff muy adecuado) arrancará más de una carcajada como el pícaro Schichi. Pero el mayor interés de estas funciones reside en poder asistir al debut de la estupenda Lise Davidsen como la Giorgietta de «Il Tabarro». La joven cantante noruega, que se ha convertido ya en una referencia actual de las sopranos wagnerianas, aspira a lograr lo mismo con el repertorio italiano en los años por venir. Tosca se encuentra ya en su horizonte próximo, igual que las grandes heroínas verdianas que encarnará en sucesivas temporadas del Metropolitan de Nueva York, donde aspiran a convertirla en su máxima estrella.

9. Renè Pape, lied por la puerta grande. Madrid, Teatro La Zarzuela, 28 de noviembre.

Recientemente objeto de una acalorada polémica por unas declaraciones sobre las producciones del Met neoyorquino que luego tuvo que matizar, obligándole hasta tener que reconocer ciertos problemas pasados con el alcohol para justificarse ante el aluvión de cancelaciones que se le venían por delante, René Pape regresa a Madrid para inaugurar el «Ciclo de Lied» en el Teatro de la Zarzuela. Gran manera de abrir esta cita con la canción culta. El programa aún no se ha anunciado, pero eso da igual. Teniendo la oportunidad de escuchar a una de las más interesantes voces del panorama lírico, un bajo de nobles acentos y cultivada expresividad, el solo anuncio de su presencia aquí ya es motivo para recomendar su actuación. Lo hará además en compañía de su leal y eficaz colaborador como pianista, el simpático Camillo Radicke. Entre ambos seguro que darán con la tecla de un velada cargada de interés; al cantante alemán le interesan los desafíos, y en esta suerte de comparecencias no suele perderse en bagatelas: las propuestas siempre reflejan su cultura, curiosidad e inteligencia.

10. Roberto Alagna visita el otro Colón. La Coruña. Teatro Colón. 7 de diciembre.

Roberto Alagna llegará a España después de un verano de polémicas por sus dos últimas cancelaciones. Primero fue la «Tosca» del Liceo, que debía cantar en la nueva temporada del teatro barcelonés, pero de la que se borró en cuanto vio un vídeo de la producción. Por lo que ha dicho no le gustaron nada las ideas del director de escena, Rafael Villalobos. Y últimamente se ha descolgado de «La Juive» que debía inaugurar el curso en Viena. Esta vez ha sido por causas médicas, pero sus detractores alegan que se trata de un rol demasiado exigente, y que por eso decidió despedirse antes de tener que cantarlo. En cualquier caso, si alguien quiere escucharlo este año en España deberá acudir hasta La Coruña, en diciembre. El compromiso para el concierto que ofrecerá junto a la Sinfónica de Galicia, como parte de las actividades de los Amigos de la Ópera, se cerró ya en 2021, y el tenor francés lo ha incluido en su agenda pública. Así que esta vez parece que Alagna no cancelará.

11. Dos jóvenes estrellas para la “Sonámbula", Madrid. Teatro Real. A partir del 15 de diciembre.

No es preciso hablar del respeto y la admiración que Wagner le dispensaba a Bellini, creador de esas largas melodías que se prolongan hasta el infinito en su breve (falleció muy joven) pero imprescindible catálogo operístico. Entre todas sus obras, esta suerte de comedia dramática que es «La Sonámbula», capaz de fascinar a Isabel Coixet, una directora de mirada tan intimista como audaz que aspira a llevarla a escena algún día, llega ahora al Teatro Real tras demasiados años en el desván. Quizá esta vez, en el coliseo de la Plaza de Oriente han creído prudente rescatar esta obra maestra sin reparos a mayor gloria de dos de los cantantes más requeridos en estos momentos, la soprano norteamericana Nadine Sierra y el tenor español Xabier Anduaga. Sierra llega ya consagrada, Anduaga, aunque ha disfrutado de un par de noches épicas en este escenario, no ha tenido aún oportunidad de hacerlo como protagonista en una ópera representada, y además de su repertorio más afín, el belcanto. Será una gran ocasión para asistir a la posible entronización del joven tenor, que esta temporada debutará en el Met con «L’elisir d’amore», como el nuevo ídolo del Real. Para muchos, el director Evelino Pidó es garantía de solvencia en este repertorio, y de Bárbara Lluch no caben esperarse grandes salidas de tono que enerven al respetable. En el segundo reparto figura además la excelente soprano Jessica Pratt, con lo cual el «pique» entre esta y la cantante titular, Nadine Sierra, está garantizado. «Pique vocal» que sin duda animará estas funciones confiriéndoles aún mayor interés.