El nuevo disco de Bruce Springsteen: una oda a la era dorada de la música
Only the strong survive, que The Boss lanza el 11 de noviembre, es un álbum recopilatorio que incluye quince clásicos del soul y el rhythm’n’blues en un álbum emotivo y vibrante que tiene mucho de tributo a sus fuentes de inspiración juveniles en los años 60
Ha sido una década de reflexión para Bruce Springsteen; una década dedicada a echar la vista atrás, pero no sobre sí mismo, o no únicamente. El de Nueva Jersey ha revisado álbumes clásicos en sus giras, ha vuelto a contar la historia de su vida en la página y en el escenario de Broadway, y ha escrito canciones sobre amigos de la infancia. Incluso cuando lanzó Letter to You en 2020, su primer disco de la E Street Band en años, utilizó algunas de sus primeras canciones de los 70 como material de partida.
Only the Strong Survive, su nuevo álbum de versiones reverentes de soul y R&B, llega con este mismo espíritu de recuerdo nostálgico para este hombre de 73 años. Las primeras palabras del álbum: «Me acuerdo». La mayoría de los temas son de mediados o finales de los años sesenta, los años de formación después de que Springsteen, con 15 años, recibiera su primera guitarra eléctrica y empezara a forjar su identidad musical.
Así que, a diferencia del revivalismo de libro de historia que lo encontró cantando estándares centenarios en The Seeger Sessions de 2006, su única otra colección de versiones, estas canciones son documentos primarios para Springsteen, más relevantes y resonantes personalmente. El disco pone de manifiesto un argumento que siempre ha esgrimido sobre sus influencias: «Si tocabas en un bar de la costa central de Nueva Jersey en los años sesenta y setenta», dijo una vez, «tocabas música soul».
Es una lástima, pues, que, aparte de unos cuantos trompetistas de toda la vida y un breve cameo de Sam Moore, ninguno de los músicos empapados de soul del pasado de Springsteen se encuentre en su carta de amor al R&B. Only the Strong Survive es un producto de las sesiones de estudio en el patio trasero durante el encierro, con el productor de toda la vida Ron Aniello tocando todos los instrumentos que no son de metal. Los arreglos de Aniello, a veces muy finos (véase su versión de «Any Other Way» de Chuck Jackson), contribuyen al pastiche retro-soul del álbum y recuerdan a los últimos LPs olvidados en los que los grandes del soul, como Sam y Dave y Percy Sledge, publicaban estériles regrabaciones de sus grandes éxitos.
Pero incluso si los arreglos se sienten ocasionalmente estáticos en su imitación, la voz de Springsteen brilla y resplandece. Escucha cómo su fraseo extrae la nostalgia meditativa de «Soul Days» de Dobie Gray, o la forma en que despliega el falsete como recurso narrativo en «I Wish It Would Rain» de los Temptations. Springsteen lleva mucho tiempo cantando (y escribiendo) con una voz soul, pero hasta ahora, esa voz ha quedado relegada a proyectos secundarios (una toma de contacto como «Back in Your Arms» o una canción escrita para otra persona, como «Savin' Up» de Clarence Clemons). Aquí, utiliza esa voz para desempeñar varios papeles: buscador de cajas («Do I Love You» de Frankie Wilson), perdonador («I Forgot to Be Your Lover» de William Bell), conmemorador de ancianos («Nightshift» de los Commodores), intruso de ojos azules (la canción que da título al disco de Jerry Butler) y redefinidor de cánones (para este nativo de Jersey, «The Sun Ain't Gonna Shine Anymore» de Frankie Valli es tan soul como Stax).
Luego está el momento a mitad de camino, en el clásico de Aretha/Ben E. King «Don't Play That Song», cuando Springsteen se sale del guion: «Recuerdo aquellas noches de verano en la orilla», dice antes del estribillo final. «Mientras la banda tocaba, contigo en mis brazos, y nos movíamos por el suelo». Es en parte un espectáculo de James Brown, en parte una ensoñación de paseo marítimo, en parte un campamento. Y si suena como algo que podría haber hecho con una de sus propias canciones en el escenario en aquella época, eso es lo que quiere decir. Está encontrando una forma diferente de integrar su historia en la historia viva de la música americana.