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Música

Muere Pablo Milanés, el cantautor castrista que acabó renegando del régimen cubano

Falleció la noche del lunes a los 77 años tras permanecer ingresado en Madrid durante más de una semana a causa del cáncer que padecía

El cantautor cubano Pablo Milanés murió en la noche del lunes al martes a los 77 años tras permanecer ingresado en Madrid durante más de una semana para tratarse del cáncer en el sistema inmunológico que padecía desde hace varios años.

Milanés fue el fundador y artífice del sonido de la Nueva Trova junto a otros reconocidos artistas como Silvio Rodríguez y Noel Nicola. Autor de clásicos como Yolanda, publicó más de 40 discos a lo largo de su carrera y obtuvo, entre otros, el Premio Nacional de Música de Cuba y el Grammy Latino a la Excelencia Musical.

El cantautor cubano fue hospitalizado el 12 de noviembre en Madrid por «los efectos de una serie de infecciones recurrentes que en los últimos tres meses han venido afectando a su estado de salud», según un comunicado de entonces de su oficina artística. A partir de ese momento suspendió varias actuaciones que tenía previstas en Pamplona (España), Ciudad de México y Santo Domingo.

«Esta situación clínica –añadía la nota– es secundaria a una enfermedad oncohematológica que sufre desde hace varios años y que le exigió instalarse en Madrid» a finales de 2017 para recibir tratamiento.

El comunicado explicaba que «de momento ha sido necesario cancelar los conciertos previstos en las próximas semanas y suspender toda su actividad artística mientras dure esta circunstancia». Pablo Milanés ya tuvo que cancelar en septiembre pasado algún concierto. Una de sus últimas actuaciones en directo fue en junio pasado en La Habana.

Defensor de la Revolución

Reconocido defensor de la Revolución cubana, a pesar de lo cual fue enviado en los años 60 a un campo de trabajo forzoso en Camagüey, de donde escapó, para luego ser de nuevo detenido y encarcelado en La Cabaña, la fortaleza militar española en La Habana, conocida por ser el lugar donde estableció su comandancia el Che Guevara y donde el líder revolucionario ordenó fusilar a los partidarios del dictador Batista.

Milanés llamó al sitio «un campo de concentración estalinista» en su madurez, aunque después de sus encarcelamientos formó parte del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, el instituto cubano del arte y la cinematografía financiado por el régimen. Vivió sus últimos años entre Cuba y Madrid, siendo especialmente crítico con la política de represalias a los disidentes en su país natal.