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Fotograma del videoclip Thriller

40 años de 'Thriller', el álbum que convirtió a Michael Jackson en un monstruo

El disco llevaba casi un año ininterrumpido de éxito cuando el cantante se empeñó en romper todas las barreras con un videoclip inédito e histórico

Los que por entonces, en 1982, eran niños, se dividían entre los que sus padres les habían dejado ver el vídeo de Thriller, la canción con el mismo nombre del álbum, y los que no. Estos últimos fantaseaban con aquella «cosa» terrorífica, a medio camino entre el cine y la música.

Quince minutos de videoclip sobre una pareja de adolescentes y muertos vivientes para cambiar la historia del pop y la de su hacedor, un Michael Jackson en la rampa de despegue hasta el estrellato histórico y la ruina física e íntima. Por entonces los estragos de sus obsesiones ya se apreciaban en su cuerpo. La piel empezaba a clareársele y la nariz era más fina. Estaba en la cumbre de la que solo ya bajaría sin todavía saberlo.

Pero antes de Thriller, la canción, Thriller, el disco, ya llevaba meses en el número uno. Aquel cuarto de hora fílmico-musical final fue la apoteosis del videoclip reinventado. La imagen era el poder que atesoraba el antiguo Jackson Five, su baile, sus movimientos. Eran aún los tiempos en que lo de Michael Jackson se consideraba música negra y él quería ser blanco, en todos los sentidos, y acabó siéndolo por encima de todos, incluido él mismo.

Michael Jackson abrió las puertas de la MTV y de todos los sitios como un conquistador. The Girl is Mine (con Paul McCartney), Beat It, Billie Jean... como catapultas invencibles. Artefactos musicales nunca antes vistos a los que Michael quería dotar de más potencia con un tercer vídeo que estaba prohibido.

Las compañías solo hacían dos vídeos por álbum, pero si la estrella absoluta de la música, aquel niño negro deslumbrante, ya era casi blanco, su tercer videoclip era un hecho irremediable, a pesar de que ya se estaba produciendo el descenso de Thriller en las listas después de un año entero de éxito.

Michael buscaba, y lo que es mejor, sabía, por encima de todos los productores, que a Thriller aún le quedaba gasolina, pese a lo que parecía. Y tenía razón. Michael quería ser un hombre lobo como el de John Landis para explotar como la tierra al aparecer las manos de los zombis. La discográfica se tiró de los pelos.

Nadie quería financiar lo que parecía el capricho de un niño que al final lo consiguió. Una suerte de crowfunding entre distintas cadenas logrado por la insistencia conjunta de Jackson y Landis, emocionados con la idea que se hizo realidad y no solo eso: se estrenó en los cines y aquella noche la gente pidió que se volviera a pasar, como si fuera una película clásica de sesión continua. Y entonces, Thriller, el álbum, se convirtió en el más vendido de la historia hasta entonces y Michael Jackson en el monstruo que quería ser en ese momento.