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El trombonista y director de orquesta Glenn Miller

El trombonista y director de orquesta Glenn Miller

Glenn Miller, el genial trombonista desaparecido que vendió más discos que Elvis y los Beatles

El avión que le transportaba durante la II Guerra Mundial se perdió mientras cruzaba el Canal de la Mancha y su cuerpo nunca fue encontrado

Al hablar de un trombonista (un músico que toca el trombón) no es habitual imaginar a uno de los mayores vendedores de discos de la historia. Glenn Miller y su instrumento de viento colocaron 69 de sus temas entre los diez primeros puestos de las listas de éxitos en tan solo cuatro años, casi el doble que Elvis Presley y más del doble que los Beatles (38 y 33, respectivamente) en toda su carrera.

Un registro imbatible en la era del swing, una suerte de trance bailable y musical, trajes y corbatas y sombreros y zapatos de colores sobre el sudor, en las salas, la antesala de otras corrientes que iban a acabar en el rock. Desde la trompeta de Louis Armstrong o el piano de Duke Ellington hasta las orquestas, que gracias a la radio a partir de los felices años veinte, también la época que retrató como un niño Scott Fitzgerald, empezaron a gozar de gran popularidad.

La locura de Glenn Miller

La Gran Depresión trajo el swing y sus orquestas (las bigbands) lideradas por las estrellas de los tiempos recientemente pasados. El swing como superación enloquecida del jazz, donde Glenn Miller sobresalió yendo de la locura a la serenidad: todo el abanico en el apogeo de lo suyo. Miller aprendió a tocar el trombón en la orquesta del colegio. En la universidad se hizo profesional y se unió a la banda del batería Ben Pollack, de la que también formaban parte Benny Goodman y su clarinete.

No permaneció demasiado tiempo en ella y durante años se las arregló por su cuenta en solitario en el amanecer de las bigbands. Le encargaron formar una y alternó sus actuaciones individuales con la dirección hasta que formó su propia orquesta. Era 1938 y la locura de Glenn Miller acababa de comenzar.

La radio le convirtió en la mayor celebridad musical (quizá simplemente celebridad) de su escaso tiempo, que duró hasta 1942, con éxitos inmortales como Moonlight Serenade o In The Mood (la composición que Joe Garland y Razaf Andy le vendieron para convertirla en un tarareo universal), cuando se cortaron de cuajo cientos de grabaciones en pocos años debido a una larga huelga, primero, y después a la guerra.

Si algo le faltaba a Glenn Miller era convertirse en un héroe nacional más allá de sus éxitos, y lo logró alistándose como voluntario y creando su propia orquesta militar, la Glenn Miller Army Air Force Band. Hace casi ocho décadas, el 15 de diciembre de 1944, desapareció en un accidente de avión camino de París (el resto de la banda se salvó porque viajaba en otro aparato), adonde viajaba para amenizar con su música a las tropas en combate. Solo tenía 40 años. El swing de Glenn Miller lo significó todo en aquellos pocos años de celebridad atómica. Él era la cultura estadounidense de aquellos tiempos, una liberación física para sus oyentes, casi el prólogo imprevisible de los movimientos de caderas de Elvis o del flequillo de los Beatles.

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