Gerardo Cartón: «El punk es como la energía, ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma»
Gerardo Cartón, una de las figuras clave del desarrollo de la escena independiente nacional, se ha animado a compartir todas sus vivencias en su primera novela
No hay sala, por pequeña o grande que sea, que no haya pisado y donde haya conocido grandes músicos con los que seguramente después. Si alguien tiene cultura musical en este país, es él y así lo demuestra en su nuevo libro ‘Así se baila el siglo XX’. Editado por Muzikalia y del que hablamos en una entrevista con el propio autor, quien ha trabajado con grandes grupos y artistas que van desde Dorian, Depedro, pasando por Franz Ferdinand e incluso Sigur Ros.
-El pasado 11 de septiembre de 2022 cumpliste 50 años. Echaste la vista atrás y decidiste que tocaba hacer un repaso de estos primeros 50 años de vida y plasmarlo en un libro
- En efecto, creo que ya es una edad a la que uno se replantea todo lo que ha vivido, lo vuelve a visitar, digamos y bueno, en mi caso me enorgullezco de ello y estoy encantado con la vida que he tenido. Por eso quería escribirlo.
- ¿Puede uno dejar de ser punki alguna vez o siempre queda algo?
- No, siempre queda algo. Yo siempre he dicho que el punk es como la energía que ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma.
- Cada capítulo de tu vida viene acompañado por un artista. Empiezas con David Bowie y también terminas con él. ¿Recuerdas el momento exacto en el que pensaste que David Bowie era un genio?
- No, realmente no, pero yo creo que lo pensé, sobre todo cuando se murió. Siempre me ha gustado y tengo todos sus discos y siempre ha sido como uno de mis artistas favoritos. Para mí es el gran artista del siglo 20. Es el artista completo.
-De todos los capítulos del libro. Un total de 50. ¿Con qué artista te sientes más identificado entonces?
- Yo diría que con Bowie, por lo que te acabo de decir, porque yo siempre me he transformado. Obviamente, salvando las distancias, ni se me ocurre pensar que yo soy como Bowie, pero digamos que es la manera de entender la vida.
- ¿Ha sido fácil elegir solo una canción de un solo artista?
- No, no, no, no, porque con toda la música que me gusta a mí, como tú bien has dicho, es que imagínate. Igual en cada año me salían diez canciones. Lo que pasa que sí que me ha ayudado mucho el que yo con la letra de la canción también arme el capítulo, porque entonces sí que buscaba la letra que más se identificaba con mis vivencias de ese año. Y si te fijas en el libro, pues hago juegos de palabras, de construcciones con mi vida, con lo que ha pasado cada año a nivel social y político en todo el mundo y también con la letra de la canción. Entonces yo creo que la letra ya ahí se hacía la criba.
- Llevas muchísimos años trabajando en la industria de la música y has trabajado con grupos increíbles y grupos que, por lo que he visto, no tienen dedicado un capítulo concreto, ¿se han enfadado cuando han visto el libro?
Sabes lo que pasa que también la cercanía que me daban esos grupos, pues hacía que fueran, digamos, como menos excitantes o menos emocionantes, ¿sabes? Por eso yo siempre me «refugiaba» en otros grupos y en otros conciertos, no con lo que trabajaba. Al fin y al cabo, aunque al final estuviera a gusto, era trabajo. Pero yo siempre me acababa yendo a otros conciertos y a otros grupos porque no eran trabajo.
- ¿Cómo ha sido hacer un repaso de tus primeros 50 años de vida? ¿Se recuerda bien todo o hay lagunas?
Hay muchas lagunas. Los primeros años de edad no son lagunas, sino que simplemente no te acuerdas. Pero ahí lo que hacía era, pues preguntarle a mi madre, preguntarle a mi padre, a mis hermanos. Verme un poco también en las voces de otros, de mis familiares y luego también, si te fijas, pues en esos años hablo más de lo que pasa en el mundo que de lo que me pasa a mí. Esto también me ha ayudado a construir esos capítulos. A partir de los ocho años es cuando me empiezo a acordar y ahí es cuando escribes un libro y te afloran todas las memorias. Y empiezas a acordarte de cosas de las que casi no te acordabas antes.
- ¿En qué etapa vital disfrutaste más de la música?
- Bueno, yo creo que a día de hoy yo siempre digo que el mejor momento de la vida de uno es el presente. Es a día de hoy cuando más disfruto de todo, de la música, del cine, de la lectura, de la vida, del trabajo y de todo. Yo creo que para mantenerse joven lo principal es eso, estar contento con la vida que llevas, pero yo te diría que si tengo que elegir una edad, igual me quedaría con los 30 años, porque es como el equilibrio entre la inocencia de la primera juventud y la primera madurez. Es cuando más te encuentras seguro de ti mismo. Y sabes qué es lo que has hecho y lo que estás haciendo. Lo estás haciendo bien.
- Entre todos los artistas que han marcado tu vida musical, solo encontramos uno nacional: Alaska y los Pegamoides. ¿Prefieres la música internacional?
- Sí, sin duda. Sin duda. Yo sentí fascinación la primera vez que descubrí el punk. Fue a través de Inglaterra y de Estados Unidos. Y luego mi primer viaje, digamos musical, es a Inglaterra, a Londres, donde yo me vuelvo loco viviendo conciertos y comprando discos. Sin duda la música internacional me ha marcado mucho más. Aparte, como empecé a entender el inglés desde muy temprana edad, pues también me marcó mucho las letras. Y lo de poner solamente Alaska es que directamente es y será siempre mi artista nacional favorita. Entonces por eso también le quería hacer un homenaje y ponerla como la única.
- Trabajabas en un bar, estudiadas en el colegio, grabas tu primera maqueta, ¿siempre has sido tan inquieto?
- Sí, sí, sí, sí. Desde pequeñito, de hecho, empecé a leer muy pronto también. Desde que tenía 12 o 13 años yo ya empecé a experimentar cosas de gente más adulta y sobre todo con 15, 16. Iba con gente de 18 y con 20, que puede parecer una diferencia de edad no muy grande, pero en esa época lo era. Yo siempre me iba con los mayores, por eso mucha gente siempre me ha identificado con los 80, cuando yo en el fondo soy de los 90.
- Hay muchos momentos increíbles en el libro, pero hay uno que de verdad que no me esperaba. Tu boda en el Coachella. ¿De verdad ocurrió?
Fue por lo civil y rodeado de amigos, pero, sí. Nos hacía ilusión a Alicia y a mí. Nos vestimos de blanco. Todo el mundo también, como con túnicas blancas, en plan muy hippie, nada punk, por cierto, y con música muy sixties. Los Dorian dicen que es la boda más chula a la que jamás han asistido. Y yo creo que fue por eso, porque fue una cosa totalmente improvisada.
- ¿Has sido más de conciertos o de festivales?
- Pues si te digo la verdad, en la primera etapa de mi vida de conciertos, de hecho odiaba los festivales desde que era una cosa hippy. Y luego, fíjate, de ahí a Perfecto festivalero. Con lo cual eso también te enseña que lo que piensas en una etapa de tu vida, luego en la siguiente etapa, puede ser totalmente contraria, que es lo que me ha pasado a mí y que cada año y que cada década tiene su por qué y tiene su historia.
- Le dijiste una vez a tu buen amigo Jorge Obón que si murieras en ese momento lo harías sabiendo que has tenido una vida plena. 11 años después, ya con los 50 cumplidos, ¿lo sigues pensando?
- Sí, pero mira, ahora ya no me apetece tanto. No es que me apeteciera morirme entonces, ¿sabes? Pero digamos que entonces no lo hubiese lamentado. Ahora sí. Creo que me queda mucho de vida y me quedan muchas ganas de vivirla, con lo cual no creo que le dijera la misma frase, ahora se la daría de otro modo.
- ¿Te imaginas alguna vez cómo hubiera sido tu vida sin música?
- No, es imposible. Directamente es inviable. De hecho, ahora mismo es inviable. Yo creo que fue Nietzsche el que lo dijo, que la vida sin música sería un error. Entonces yo creo que esa es la verdadera verdad. Que todo con música sabe mejor.
- ¿Te arrepientes de haber dado algún paso o de no haberlo dado incluso?
-No me arrepiento de nada. Creo que también es básico a la hora de estar contento con tu vida. Todo lo que he hecho, lo he hecho porque me ha apetecido en ese momento y es ridículo pensar en qué hubiera cambiado. Yo siempre he estado muy seguro de los pasos que daba en mi vida y de lo que he hecho de mi vida, con lo cual no me arrepiento de nada.
- Pasos que te han llevado de la mano de la música por, prácticamente, todo el mundo.
- Sí, de hecho, cuando no trabajaba y me iba de vacaciones, muchas veces elegía mis vacaciones en torno a festivales, con lo cual también he conocido muchos países del mundo por sus festivales. Japón es uno de ellos, que fui por el Fuji Rock como excusa y he acabado yendo tres veces.
- ¿Hay vida más allá de los festivales de España, no?
- Hombre, de hecho yo sigo prefiriendo los de fuera. Me parece que tienen mucho más rollo, porque combinan otras disciplinas artísticas, hay mucha literatura, hay danza, hay teatro, hay micro abierto, hay charlas, hay juegos. Es una cosa que me falta en los festivales españoles, que están como muy determinados por los grupos y la gente. Lo único que hacemos es ir de un escenario a otro, yo creo que el festivalero español tiene que aprender de eso y empezar a demandar ese tipo de actividades que sean distintas a las musicales.