De Malasaña a Coachella: el nada 'tonti-pop' de las Cariño retrata a toda una generación
María Talaverano, Paola Rivero y Alicia Ros triunfan en la escena musical con melodías pop pegadizas, descaro en las letras y una frescura y una actitud que reflejan la pregunta existencial de los jóvenes de hoy
«No me convengo / Me lo dice el espejo sin mirarme / Lo veo escrito por mis venas en mi sangre / Aunque quiera, lo hago mal y me arrepiento», cantan en No me convengo. La búsqueda de identidad, la falta de respuestas ante las preguntas vitales, las inseguridades y los miedos y, sobre todo, el desamor en todas sus formas (también su manera de abordarlo desde un lugar algo naíf y descarado) son algunos de los temas recurrentes en el grupo Cariño, que tiene en su repertorio algunos de los temas de desamor más juguetones y divertidos de la escena musical actual.
Existencialistas pero descomplicadas, divertidas y sufrientes pero también algo pasotas. Así son María Talaverano, Paola Rivero y Alicia Ros, las tres chicas que componen Cariño, el grupo de Si quieres, Canción de pop de amor o la versión de Llorando en la limo de C. Tangana favorita de Alizzz y que supuso quizá su aterrizaje en el panorama nacional: Cariño planteaba una versión lo-fi que conectaba inmediatamente con el espíritu independiente, ajeno al fasto que empezaba a hacerse evidente en el mundo de lo urbano.
Esos fueron los primeros pasos de una promesa que se fue confirmando y convirtiendo en realidad con cada nueva referencia: el miniLP Movidas, con el single X si me dejas en visto (2020), que incluía su canción más emblemática, :(, terminó de confirmar la facilidad del trío para transformar al lenguaje del pop la manera de comunicarse de jóvenes y postadolescentes.
Cada nuevo single, en su mayoría lanzados directamente al mercado digital, daba pistas sobre la evolución de la banda, con un sonido cada vez más definido y rotundo: canciones como Te brillan o Excusas hacían crecer las expectativas sobre ese primer LP que promete ser el primero de una larga y prometedora carrera.
−Nacisteis como un grupo de «pop desenfadado». ¿Os identificáis con esa etiqueta?
−A lo largo de estos años hemos dejado de sentirnos identificadas con ciertas etiquetas, especialmente con la de «tonti-pop». Creemos que encasillarse no funciona, o que hoy en día no tiene mucho sentido. Pero sí es verdad que a la hora de comunicarnos nosotras, con nuestras letras, sí empleamos un lenguaje más coloquial o más cercano. PEn ese sentido, sí es desenfadado. Pero vamos evolucionando y dando importancia a diferentes cosas en nuestra carrera.
−¿Cómo os proyectabais cuando decidisteis empezar a hacer música juntas?
−Era todo muy espontáneo, muy fresco. A veces echamos de menos esa forma de crear música: parece como si antes fuera mas fácil. No teníamos tantas presiones ni creíamos que teníamos que ir por determinados sitios, mientras que ahora acotamos el camino por el que «deberíamos ir». Pero jamás miramos con vergüenza nuestro pasado, casi al revés: nos da envidia...
−¿A qué os referís con lo de «acotar el camino»?
−Al estilo, a definir siempre qué tipo de música hacemos o queremos hacer. Nuestras canciones tienen letras tristes pero siempre en un tono alegre, y a la vez queremos permanecer abiertas a experimentar con nuevos géneros. Pero conocernos más, saber qué nos funciona y que nos haya ido tan bien haciendo lo que hacemos, nos pone límites: nos cierra a hacer cosas nuevas, diferentes.
−Probablemente el adjetivo «desenfadado» tiene que ver con el sonido, pero en cuanto a letras y sentimientos reflejáis muy bien la incertidumbre emocional con la que vive toda una generación.
−Al final estamos hablando de realidades que compartimos los jóvenes, por eso conectamos tanto con el público. Es desenfadado en cuanto a la manera de comunicarlo: el lenguaje coloquial que empleas con tus amigos, y así lo plasmamos. Pero el mensaje también es importante.
−¿No hay un poco también de condescendencia en la industria? ¿Por qué hablar de lo que os pasa, de lo cotidiano, se considera menos serio?
−Como generación o como grupo, lo que se nos está arrebatando es nuestra cotidianeidad. Trabajamos mucho, estamos inmersos en internet, en una vida rápida y difícil, y hemos perdido la cotidianeidad: el tener una vida tranquila, sana. No creo que Cariño esté dando pautas precisamente de cómo tener una rutina, pero como generación es importante que hablemos de esto, de cómo podemos vivir mejor.
−No sé si al ser tres chicas y jóvenes encontrasteis barreras al hacer música. No quizá por el público, que siempre os ha apoyado, pero sí desde las «altas esferas»…
−Totalmente. Con buena y con mala intención. Aunque hoy en día ya casi no pasa, pero fuimos tres chicas jóvenes que triunfamos sin experiencia en la música, y eso generó mucha rabia, principalmente al típico hombre músico de Malasaña que lleva toda la vida intentándolo. Ya lo sentimos, ¡no es culpa nuestra! La gente nos acusaba de que la música no era nuestra, de que nos la había hecho el productor (casualmente, un hombre), y recibimos muchas críticas. Pero hemos hecho un camino y hemos avanzado, y aquí seguimos.
Fuimos tres chicas jóvenes que triunfamos sin experiencia, y eso generó mucha rabia, principalmente a los músicos de Malasaña
−Ahora que llenáis salas de conciertos y giráis por festivales, ¿os ha acechado en algún momento el síndrome de la impostora?
−A título personal, a veces nos afecta. Después de tanto tiempo y tantos años… creemos haberlo superado. Pero cuando nos empezó a ir bien había culpa, inevitablemente, sobre todo por no haber sido músicas durante toda nuestra vida. Y ahí es donde los músicos de Malasaña fueron duros con nosotras. Pero casi casi nos hemos curado del todo del síndrome.
−¿Qué referentes teníais cuando empezasteis? ¿Han cambiado en algo?
−Lo que nos unió fue el pop rock español, el ruido, hacer bailar y la música pop. Pero hoy en día nos influye de todo: María escucha reguetón, Alicia es más clásica y Paola… de todo. Nunca hemos trabajado con referentes claros. Al final nos pasamos música que nos gusta, y todo nos influye y hablamos de ello. Pero nuca hemos querido «sonar a».
−Habláis de lo cotidiano, pero mucha de esa cotidianeidad se reduce al amor y el desamor. ¿Copa vuestro imaginario sentimental?
−Sí, es un tema universal. No es una decisión, sino de donde nos salen los sentimientos. Es un poco lo que más magia tiene en tu día a día: que te quieran o no te quieran. Nosotras, desgraciadamente o no, somos muy románticas, y nos afecta mucho todo lo que vivimos. Hay muchas historias de amor porque somos tres y nos han pasado muchas cosas, pero se tira del recuerdo y de viejas situaciones... no es que estemos todo el día enamorándonos.
−Si las historias son reales... ¿hay muchos aludidos?
−Muchos, muy directos. Y lo saben, y más de uno se ha enfadado. Pero de las bonitas nadie se queja...
−De hecho, letras, sonido y voces son características, pero quizá el «universo Cariño» tiene mucho que ver con una imagen: los tamagotchis, la estética dulce y macarra a un tiempo, los colores vibrantes… ¿Cómo ideáis y pensáis todo vuestro imaginario, desde los discos hasta las redes sociales?
−También es un proceso muy natural. De los videoclips se encarga Diego Disco Rosa. Al principio le dábamos una idea de lo que nos imaginábamos y con el tiempo él ha ido creando esa estética asociada con Cariño. Pero es totalmente su trabajo. Pero entre lo que nos ha pasado colaborando con otra gente y con la música que hacemos, se ha ido definiendo nuestra estética, que está muy marcada por internet, es algo infantil, con ese toque desenfadado… Y a día de hoy se va desarrollando solo. No tenemos un plan, sino que tenemos un sentido estético las tres, y las decisiones que vamos tomando en ese sentido van por el mismo camino.
−Fuera de vuestro género, ¿a quién admiráis ahora mismo en el panorama musical?
−Ahora mismo escuchamos las tres a Bad Bunny, Dillom,
Coco & Clair Clair… música más de disfrutar. Cuando nos juntamos desconectamos de nuestro entorno. Escuchamos mucho reguetón: en la furgoneta es lo que más suena. Y después escuchamos los grupos con los que hemos colaborado o tocado en directo, como Carolina Durante, Las Petunias o Hens. Y también fuimos a Mallorca a ver el concierto de Rosalía.
−Este año os hemos visto en muchísimos conciertos, en festivales como Tomavistas, SanSan, Warm Up...
−Ahora estamos de vacaciones hasta marzo, porque enero y febrero son meses flojos. ¡Pero es que no hemos parado desde marzo! Estamos muy contentas, pero necesitábamos descansar un mes. Saliendo siempre de gira te pierdes muchas cosas de la vida de los demás, y aunque estamos muy agradecidas, echamos de menos a nuestra gente. Seguimos sin creérnoslo, ¿cómo nos ha podido ir tan bien? Pero ahora toca seguir y, sobre todo, componer, que nos gusta casi más que tocar en directo.
−¿Ya estáis trabajando en lo próximo?
−Tenemos un remix de una canción (aunque no podemos decir cuál) con una chica de argentina y otra colaboración con otra chica de México. Tenemos algunas canciones más terminadas, pero no tenemos ningún plan; no tenemos muy claro si será EP o disco. Estas collabs sí saldrán pronto y seguiremos componiendo, y ya decidiremos hacia dónde irán.
−Supongo que ir haciéndoos hueco en la escena musical ha sido un camino. ¿Cómo os ayudan iniciativas como la de Vibra Mahou?
−Es muy nutritivo. Nos hemos sentido muy apoyadas. Gracias a Vibra Mahou dimos un concierto junto a Hens, y aunque ya nos conocíamos y cada uno sabía lo que hacía el otro, nos ha unido más. Son iniciativas que además crean lazos estables entre la gente de la música, así que estamos muy agradecidas.