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Retrato de Richard Wagner por la English School

Diez curiosidades sobre Richard Wagner en el aniversario de su muerte

Un día como hoy hace 140 años fallecía el compositor, director de orquesta, poeta, ensayista, dramaturgo y teórico musical alemán del Romanticismo, que sólo vivía para la música y el teatro: «Lo demás es innecesario»

El 13 de febrero de 1883 murió Wilhelm Richard Wagner en Venecia, Italia, a los 69 años. El mayor compositor y director de orquesta del romanticismo alemán del siglo XIX. Con una vida llena de tragedia y cambios, transformó la forma de entender la música y dejó como legado óperas que han configurado la identidad cultural del pueblo alemán. Acusado de antisemitismo, obras como El holandés errante, El anillo del nibelungo –de la que forma parte La cabalgata de las valquirias– o Tristán e Isolda fueron admiradas por Tolstoi, pero también por Hitler.

Su vida está llena de anécdotas, por eso aquí se recopilan diez de ellas que muestran la cara más excéntrica de Wagner.

Un alumno difícil

A los 9 años ya componía y a los 14 empezó a escuchar las sinfonías de Beethoven, que lo maravillaron. Durante años compaginó el colegio con las clases de música, pero según cuentan sus biógrafos, no hacía demasiado caso a las indicaciones que le daba su profesor, el señor Müller, que perdió la paciencia y no quiso enseñarle más.

Alborotador en las tabernas

Wagner lo mismo dirigía en la Ópera de Leipzig que iba a un bar a tocar y beber cerveza, e incluso llegó a meterse en alguna pelea. Además, en alguna de sus visitas nocturnas se animó a tocar junto a otras personas.

La conspiración del número 13

Al prestar atención a las fechas importantes de su vida, uno advierte que nació en 1813 y murió un 13 de febrero. Además, a lo largo de su vida este número, que se ha asociado con la mala suerte, aparece en varias ocasiones, como el destierro de 13 años que sufrió tras el intento revolucionario.

Tal vez sea coincidencia, pero publicó 13 operas y entre ellas, acabó de escribir una de ellas el decimotercer día del mes de abril. Aunque se desconoce si él era consciente de estas coincidencias, seguro que por el éxito que tuvo no debió importarle demasiado.

El fetiche de Wagner: la ropa de mujer

Según reflejan varias cartas que se conservan, a Wagner le gustaba la ropa interior de mujer. De hecho, escribió a varias modistas sobre los diversos tipos de lencería que podían hacer, aunque si llegó a adquirirlas o utilizarlas es pura especulación y queda en la imaginación de cada uno.

Cascos vikingos con cuernos

La idea errónea de que los vikingos utilizaban cuernos en sus cascos se debe, en parte, al vestuario que portaban los personajes de la ópera de El anillo del nibelungo por elección expresa de Richard Wagner.

La tormenta asesina

Wagner y su esposa Minna tuvieron que viajar por toda Europa. Durante una travesía en barco que los llevaría a las costas del norte de Francia, una horrible tormenta sacudió tanto la embarcación que su esposa perdió al hijo que esperaba. Lo que le quitó el mar a la pareja lo trasformó Wagner en música en su ópera El holandés errante.

Un amante de los perros

Wagner adoraba a los perros. El primero que tuvo se llamaba Yago, y era un dogo alemán que le había regalado una amiga de su hermana Louise con la que después tendría una aventura, aunque también se convirtió, según cuenta Wagner en una carta, en su primera decepción amorosa: «Creo que no la olvidaré jamás. Pero creo que, pese a todo, eché de menos más al perro que a la chica».

Su segundo amigo perruno llegó tras ser nombrado director de la orquesta de Magdeburgo, en 1934. Año en el que vive otro romance con Minna Planner, que acabaría siendo su esposa. Ella tenía por entonces un caniche marrón llamado Rüpel. Casi diez años después, el matrimonio pudo regresar a Dresde, donde Wagner había pasado parte de su infancia, y un vecino les regaló un cachorro de seis meses al que llamó Peps y que le acompañó mientras componía durante los 13 años siguientes. Su amor por los perros lo plasmó en su música como homenaje.

Un apellido sobre ruedas

Aunque el padre trabajó en el departamento de policía, y su hijo fue uno de los grandes músicos de la historia, su apellido significa literalmente «el que construye o arregla carretas».

Un revolucionario cultural

Richard Wagner participó activamente en la revolución socialista de 1849 en Dresde, Alemania. Wagner se unió como defensor de un cambio cultural que creía necesario y participó en la manifestación de la plaza Zwinger, en Dresde, el tres de mayo de 1849. Durante la protesta, la policía abrió fuego contra la multitud, lo que provocó una violenta lucha callejera. El músico alemán y otros líderes revolucionarios fueron arrestados y encarcelados, pero Wagner consiguió exiliarse en Suiza, donde estuvo viviendo 13 años.