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Israel Fernández, de una silla en el patio a cantar en el Teatro Real: «Solo me interesa la verdad»

El cantaor es la nueva estrella del flamenco. Con la voz de bronce de Camarón, presenta su nuevo disco, Pura Sangre, en un concierto en el Teatro Real dentro del Universal Music Festival

Cuando Israel Fernández (Corral de Almaguer, Toledo, 1989) entra por la puerta, atrae magnéticamente las miradas. Pero también hay un movimiento más interior, una moción que pide entender qué hay detrás de esa melena abundante sobre una frente estrecha («Lo que crece no se puede cortar», dice él, con los labios siempre llenos de prosa poética). Todavía no ha abierto la boca, no han vibrado las cuerdas vocales que producen quejíos que llevan al llanto, y ya es protagonista: por su presencia, por sus mocasines negros con calcetines rojos y por su mirada penetrante.

Estamos en el Teatro Real, donde el próximo 26 de julio ofrecerá un concierto único en el marco del Universal Music Festival. Un concierto que Israel Fernández aprovechará para presentar su nuevo álbum, Pura Sangre. «Un espacio tan importante y de tanta grandeza como es el Teatro Real me hace muy feliz. Pero sobre todo, para mí supone responsabilidad y respeto, y un sueño cumplido». La pureza de la sangre no habla tanto del linaje como de lo que se hace «con corazón y con verdad»; de hecho, se trata de un disco de flamenco fusión en el que ha vuelto a trabajar junto a Diego el Morao: «Para mí lo importante es que sea real, que nazca del corazón, como nace la sangre».

La pureza de la sangre no habla tanto del linaje como de lo que se hace «con corazón y con verdad»

Voz y guitarra, guitarra y voz. Eso es el cante. «Yo quiero gritar al viento que nadie duerma en la calle / Un cachito de pan que no le falte a nadie», reivindica en su primer single, Al Tercer Mundo, mientras va narrando la vida de diferentes personas migrantes y en riesgo de exclusión social. El flamenco es para todos, no solo para los gitanos. «La pureza viene de la verdad, de la sinceridad. Este single es una bulería y es para todos: yo no canto para nadie, sino que es una necesidad, algo que llevo dentro desde pequeño y necesito sacar».

«Unos sin agua, otros borrachos / Muchas iglesias, pocos rezando / Unos con tanto, otros con tan poco / Unos riendo y otros llorando», continúa entre palmas y guitarra en un videoclip en el que, al contrario que sucede con las actuaciones de quien toma el relevo de grandes del flamenco como Paco de Lucía o Camarón, sus grandes referentes, no deja nada al azar. «Soy un artista humildemente imprevisible, de gran improvisación, porque siempre he cantado con mi familia en casa. Son cosas que nacen en el momento».

Con sus seguidores expectantes ante lo que deparará el nuevo disco, y con toda su energía proyectada en el estreno en el Real, Israel Fernández se atusa la pelambre leonina mientras reflexiona sobre sus orígenes: «Si uno renuncia a sus raíces, pierde su identidad. En mi caso, en mi estilo, el flamenco es una música que hace grande, muy sensible y con mucha transmisión. Este es el álbum más especial que he hecho porque intento expresar mis vivencias. He ido escribiendo lo que pensaba y sentía en distintas situaciones de mi vida y ha llegado el resultado. A mí solo me interesa la verdad». También da máximas, no solo de vida sino de composición: «Para escribir música hay que vivir. Reivindico la verdad de la vida dentro de mi corto conocimiento».

Isarel Fernández, en la presentación del Universal Music Festival en el Teatro RealPaula Argüelles

También hay espacio para la humildad en este maestro, galardonado con un Odeón al mejor Álbum de Flamenco (por Amor en 2021) y nominado a los Latin Grammy por el Mejor Álbum de Música Flamenca (2021). Defiende que su amor a la música nace de su devoción por el cante, y eso ha sido lo que, sin buscarlo, le ha llevado al lugar predominante que ocupa hoy: «Yo nunca he pretendido ser nada ni me he puesto una meta, simplemente es una cosa natural, porque esto no se estudia como medicina o ingeniería. Esto me viene a mí desde pequeño, y el tiempo ha permitido que me encuentre aquí hoy».

Amigo de C. Tangana… y de Mick Jagger

Parrita, Niño Jero, Farina, Paquera de Jerez y la Niña de los Peines son su rutina mañanera en su pueblo, Corral de Almaguer, donde vive con su «gente». Enjuto, nervioso, muy tímido, vive para su arte, no para el gimnasio («eso no es flamenco»). «Siempre estoy escuchando cante. De noche, duermo con cascos, es algo psicológico; dormir sin cante es como dormir sin almohada. Cuando despierto, elijo bien lo primero que voy a escuchar. El flamenco es así», explica.

En 2021 se subió al escenario de los Latin Grammy con C. Tangana para participar en la juerga flamenca al estilo Tiny Desk, y se muestra disponible y dispuesto a hacer algo juntos. En junio, Mick Jagger cayó rendido a sus encantos: tras asistir a un tablao con la bailaora Sara Sánchez, decidió montarse su propio sarao flamenco y contar con él. «Ha sido un verdadero privilegio conocer a esta leyenda viva de la música. Gracias a Dios por seguir bendiciendo mi camino», compartió entonces Israel Fernández en sus redes sociales.

Israel Fernández (segundo por la derecha) en la mesa flamenca de C. Tangana en los Latin Grammy 2021EFE

En el Universal Music Festival compartirá cartel con Rufus Wrainwright, Gloria Trevi, Gilberto Gil, Lola Índigo y los actuales adalides de la música electrónica, los alemanes Kraftwerk.«El flamenco es una música muy sensible, de muchísima transmisión. Fusionar electrónica y flamenco no es algo nuevo, Los Chichos ya lo hacían en los 70, y Las Grecas. Pero las cosas tienen su ciclo y van resurgiendo y refrescando: ahora estamos viviendo un momento muy rico que tenemos que aprovechar, en el buen sentido, y aportar, que es lo más bonito del mundo. Aportar algo fresco y con corazón a la música es el mayor premio», defiende Israel Fernández, siempre en la brecha por el avance del flamenco y su mezcla con otros géneros.

Conoce el camino, aunque reconoce que le gusta derrapar en las curvas de vez en cuando. «Vivo por y para cantar: no he hecho otra cosa desde que nací, y no sé hacer otra cosa. No hago nada por acoplarme al momento, no experimento por experimentar. Veo que tengo algo que aportar, y una gran frescura, y si encima puede colaborar con los músicos de ahora y compartir música con ellos, es una gran bendición». Porque Dios, como Camarón, están siempre en sus labios.