Bruce Springsteen exhibe su poder en Barcelona
Una de las anécdotas que ha dejado este concierto de casi tres horas ha sido cuando Michelle Obama ha subido al escenario para rockear 'Glory Days' con Springsteen
Seis años después de su última visita a España, el «boss» Bruce Springsteen cumple con creces las expectativas conquistando a un público que, por su entrega y aguante durante las casi tres horas de concierto en Barcelona, parecía ser muy consciente de estar viviendo una noche histórica.
Con máxima puntualidad, a falta de dos minutos de la hora establecida para que iniciase el concierto, los miembros de la E Street Band empezaron a tomar sus posiciones en el escenario de un Estadi Olímpic lleno hasta la bandera en el que se han dado cita 55.000 personas. Al poco tiempo, ataviado con su característica camisa negra arremangada, vaqueros y muñequeras, salía el jefe de la banda: «Hola Barcelona, hola Cataluña», fueron las primeras palabras de la estrella antes de empezar a tocas los acorde de No surrender, el tema con el que la estrella del rock ha venido abriendo los recitales en las citas previas en EEUU.
Después del mítico tema del álbum Born in the USA, han seguido otros clásicos de la gramola de éxitos que están siendo los conciertos de esta última gira de resurrección tras la pandemia. Grandes canciones como Ghost, Prove it all night, Out in the street, Candy's room, Kitty's back o Brilliant disguise han continuado la noche.
Como novedad en el concierto, ha interpretado Letter To You, que no solía tocar con la banda y cuya letra se ha proyectado en catalán en las pantallas gigantes, un recurso que también ha usado en la acústica e íntima interpretación de Last man standing.
Entre las más aclamadas de una noche en que algunos fans han echado en falta The River y Streets of Philadelphia, She's the one, Wrecking Ball, The Rising y Badlands, además, claro, de Born in the USA, Dancing in the Dark y Born to run, que llegaron en los bises. Tampoco faltaron Backstreets y Because the night, más conocida esta última en voz de otra reina incansable, Patti Smith.
Aplausos merecidos aparte ha recibido la banda del «boss», con veteranos como su esposa Patti Scialfa, entre otros, que ha demostrado estar en forma, y un nuevo miembro, Jake, que sustituye a su tío al saxofón, el desaparecido Clarence Clemons, y con el que Springsteen tiene gran química musical en el escenario.
Los Obama
Durante los últimos días, el concierto en Barcelona ha ido ganando enteros en expectación, en buena parte por los invitados de lujo del cantante, el ex mandatorio estadounidense Barack Obama, acompañado de su esposa Michelle, así como el director de cine Steven Spielberg y su mujer, la actriz Kate Capshaw.
Michelle Obama incluso se ha atrevido en los bises a sumarse a los coros y tocar la pandereta en Glory Days junto a Capshaw y ante la mirada de un embelesado Barack Obama al que apenas ha podido verse por las medidas de seguridad.
Regreso a Barcelona
Springsteen repite concierto este mismo domingo en el estadio Olímpic antes de poner rumbo a Irlanda, su siguiente parada en una gira por Europa que ha iniciado en su querida ciudad condal.
«Barcelona, us estimem» (Barcelona, os queremos), ha dedicado a sus seguidores durante uno de los pocos parones entre canciones del músico que en varias ocasiones se ha acercado al público y ha regalado una armónica a una niña de la primera fila a la que ha subido brevemente al escenario.
La capital catalana fue la primera ciudad española que pisó Springsteen en un lejano pero nunca olvidado concierto en el Palau de los Deportes en 1981, también actuó en la Monumental en 1992, en año olímpico, y fue donde abrió su gira mundial de reencuentro con la E Street Band en 1999, en el Palau Sant Jordi.
Regresaría en 2008 y 2016 con las giras de Magic y The River Tour, como recordaban muchas camisetas entre el público de esta noche, formado mayoritariamente por seguidores veteranos que no se estrenaban precisamente viendo a su ídolo.
En España, las entradas de esta gira 2023 costaban entre 65 y 300 euros, cantidades muy alejadas de los hasta 5.000 que costaban en EEUU por la nueva política de «precios dinámicos» de distribuidores como Ticketmaster y LiveNation, lo que ha causado críticas de los fans al «boss», especialmente popular entre la clase obrera del cinturón industrial estadounidense.
Polémicas aparte, como dijo el propio Springsteen al inicio de la gira, «este es un 'tour' a la vieja usanza», con muchas fechas en el calendario para que todos los seguidores se puedan acercar, muchos temas en el repertorio y, sobre todo, mucho rock and roll y poca parafernalia.
Y así ha sido. Un concierto monumental con la veterana banda al completo y un mito viviente aún en forma física, musical y vocal. Sprignsteen ya ha recibido del presidente de EEUU, Joe Biden, la medalla del mérito cultural, pero la retirada del referente musical estadounidense de la clase trabajadora aún queda lejos. Al «boss» aún le quedan, si le apetece, muchos estadios por colmar.