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Dia del jazz

Cinco discos para no decir aquello de «me aburre el jazz»

Parafraseando una frase de moda, se puede decir que de la aversión al jazz también se sale

Ya hay día mundial de todo, desde el Orgullo Freak al de la Tortilla de Patata. Así que no podía faltar el Día Internacional del Jazz, que al parecer se celebra este domingo 30 de abril. Cuando comento en la redacción de El Debate la efeméride, mi compañero Pablo Casado, el responsable de la portada, responde como un resorte: «Qué aburrimiento el jazz». A su lado se sienta Julio Pomar, el jefe de Estrategia Digital del periódico. Le pregunto su opinión. Julio también pone cara de sopor y opina igual. El jazz es un rollo, un muermo, un coñazo…

Sin ser para nada un experto, y en un intento de ganar a mis compañeros para la causa, me atrevo a recomendar cinco discos de jazz que es imposible que no gusten a cualquiera que los escuche con mínima atención. Ahí vamos:

1. Kind of blue (Miles Davis)

Kind of blue (Miles Davis)

El disco de jazz más vendido de la historia, conocido también como «el álbum de jazz para los que no les gusta el jazz». Se grabó en Nueva York en la primavera de 1959, con una alineación formada por siete astros, entre ellos, Bill Evans al piano y los saxos de Coltrane y Cannoball Adderley. Un disco sofisticado y vivo a un tiempo, que acompaña cualquier situación. Un caso de pura alquimia, probablemente irrepetible.

2. Love Supreme (John Coltrane)

Love Supreme (John Coltrane)

Tras dejar atrás la heroína, Coltrane vive un gran despertar religioso, que coincide con un florecer creativo. Esta profunda suite de cuatro partes es su sentida alabanza a Dios. Más que un disco, es casi una oración. Una maravilla grabada en una sola sesión, el 9 de diciembre de 1964, en un estudio de New Jersey. Cuando se apagaron las luces del control alguien debió musitar un «amén».

3. The Köln Concert (Keith Jarrett)

The Köln Concert (Keith Jarrett)

Una aficionada al jazz de solo 17 años organiza a mediados de los setenta un concierto en Colonia con Keith Jarrett al piano. Pero el artista estadounidense, que había tocado el día anterior en Zúrich, llega a la ciudad alemana tras un fatigoso viaje en coche, sin apenas haber dormido y con un molesto dolor de espaldas. Encima, el piano que le ofrecen le parece inferior, inadecuado para su maestría. Jarrett sopesa plantar el concierto. Pero al final cumple, ¡y de qué manera! De aquella noche mágica de improvisación del 24 de enero de 1975 saldrá un disco de piano único, con nueve minutos de arrebato que elevan a cualquiera al paraíso musical.

4. Wave (Antonio Carlos Jobim)

Wave (Antonio Carlos Jobim)

El genio carioca de la bossa nova grabó este pequeño disco evocador en Estados Unidos, en 1967, con instrumentistas de lujo, como el contrabajista Ron Carter. Todo discurre con una elegancia difícil de atrapar. Nunca la saudade sonó tan bien. Una joya que ha influido mucho más de lo que se cree.

5. Sketches of Spain (Miles Davis)

Sketches of Spain (Miles Davis)

¿Tiene sentido que repita Miles en una relación de solo cinco discos? Pues sí, porque como él mismo decía, su talento cambió tres veces el curso de la historia de la música. Asombra que en el mismo año en que grabó Kind of Blue, el trompetista se pusiese también manos a la obra con esta recreación extraordinaria del «Concierto de Aranjuez» de Joaquín Rodrigo, que completa con pasajes del «Amor brujo» de Falla. Gran regalo de Miles a la música española, con unos inteligentísimos arreglos de Gil Evans.

(PD: Apuntado todo esto, les apuesto a Pablo y a Julio una opulenta cena en un chino a que si encuentran tiempo en el puente de mayo para escuchar algo de esto les va a resultar difícil volver a soltar aquello de «me aburre el jazz»).