Todo lo que cura te aguarda en las trincheras de la cultura pop (y en los conciertos de Iván Ferreiro)
El músico gallego presentó su último trabajo, Trinchera pop, en un concierto sold out en el festival de las Noches del Botánico plagado de sus incondicionales, donde bromeó: «¿Ya os habéis cansado de lo nuevo y queréis que cante Turnedo?»
Ya sabemos que a Iván Ferreiro (Vigo, 1970) a veces le apetece meterse en líos. En realidad, es un artista, un creador musical con más de 30 años de carrera, y como tal, expresa sus opiniones, le pese a quien le pese. «Vivo rodeado de fantasmas elegantes / Que dicen lo que sienten y que me hacen pensar / Pienso en lo que piensan pero puedo opinar», canta en En las trincheras de la cultura pop, la mejor canción y la que da título a su último disco, Trinchera pop.
Anoche deslumbró en el festival de las Noches del Botánico, uno de esos lugares tranquilos, que te reconcilian con el mundo, con el cielo de Madrid, con el olor a verano incipiente y con los pies descalzos sobre el césped a orillas del río que recorre el jardín. Teloneado por los jazzísticos Los Saxos del Averno («música saxofónica para caderas inquietas», se autodenominan, y lo demostraron desgastando las suelas de los congregados al crepúsculo), el de Nigrán congregó a sus incondicionales –empezó en 1991 con Los Piratas–, pero detrás de mí unas jóvenes veinteañeras de Granada cantaron a voz en grito cada uno de sus temas. Y eso que eran nuevos, nada de Promesas que no valen nada o de Rocco Sigfredi, aunque sí algunos de sus himnos generacionales.
Andrés Calamaro, en «Las Noches del Botánico»
Calamaro recoge la cosecha de lo sembrado y rinde al Botánico de Madrid
El aplauso inicial fue tan atronador que tuvo que hablar, algo que sabemos que detesta. «Parad, parad, que no quiero emocionarme todavía», dijo temblando antes de anunciar que el repertorio de la noche iba a ser de Trinchera Pop. Se hizo el silencio. «Es un repertorio montado a partir de la emoción, no de la velocidad ni de la caña. Solo hemos pensado en vuestras patatitas, para que se vayan de aquí bien calientes».
Y así fue. Corazones exaltados con Canciones para no escapar («Hay veces que me explota el corazón / Hay veces que no puedo respirar / Tenemos las canciones para no correr / Tenemos las canciones para no escapar), donde Iván Ferreiro promete esperarnos en las trincheras; también con La humanidad y la tierra o Dejar Madrid. «Complejos propios de la capital», canta quien quiso «cambiar de vida / con una herida». Pero el gallego no es de Madrid por adopción, sino por derecho propio.
Entonces volvimos a nuestra juventud con dos canciones antiguas, Inerte y M. «Recorrimos sin movernos el universo» gracias a su voz inigualable (e inconfundible), y gritamos con él «pero no importa estaré bien si tú te quedas a mi lado». Y se lo cantábamos a él, y lo cantábamos con él, mientras 500 personas (es un festival muy íntimo) levantaban las manos con dos dedos en alto, cantando: «Pero nunca he estado solo y esta casa es para dos».
«¿Va bien el repertorio o echáis de menos Turnedo? La próxima vez la tocamos al principio y así nos la quitamos de encima», bromeó en un momento dado. Amar a Iván Ferreiro significa quererle por encima de sus hits... pero es difícil no esperarlos. El repertorio de Trinchera pop tiene que rodar un poco más para arrancar al público bailes y coros como Santadrenalina, El pensamiento circular o El equilibrio es imposible, que llegaron antes del encore.
Hubo un interesante loop con toques tecno al final de Miss Saigon, con este nuevo Ferreiro juguetón con sus teclados y sus mesas de mezclas, que puso a todos a bailar cantando «No necesito descubrir quién soy / Porque una cosa te voy a decir: / Si hemos sabido cómo continuar / No ha sido gracias a la adversidad / Solo confío en la necesidad».
El alambre es otro de esos éxitos de Trinchera pop donde el artista se perdona a sí mismo y se reconcilia con todos («No lo has hecho mal» es un mensaje universal). Dicen mis vecinos de Chamberí que los coros de Años 80 llegaban hasta la calle Galileo: «¡Seré como aquel tipo que algún día fui!». Y llegó Turnedo y sí, fuimos felices, pero no necesitamos ya a aquel tipo de los años 80... queremos al auténtico, al original, pero sobre todo al presente: al Iván Ferreiro que promete que «Todo lo que cura te aguarda en las trincheras de la cultura pop», ahí donde él resiste y planta batalla. ¿Puede la cultura meterte en un problema? Ojalá que sí.