La delirante lista de canciones censuradas en EE.UU. tras el 11-S que dio comienzo a la ideología 'woke'

Se podría decir que una nueva «sensibilidad» en las manifestaciones artísticas, la prehistoria de la ideología woke, nació el 11 de septiembre de 2001 tras los atentados de las Torres Gemelas y el Pentágono. Estados Unidos fue atacado y sacudido como nunca en su historia y en el mismísimo centro neurálgico de su ser: Nueva York (Manhattan, más concretamente) y Washington.

Clear Channel Communications, hoy llamada iHeartMedia, la mayor corporación de radio del país, envió un documento a más de 1.000 emisoras con una lista de 165 canciones poco adecuadas para sonar después de los ataques. La censura se desvió en muchas direcciones, y lo que en un principio estaba destinado a pelear contra el enemigo de los estadounidenses, al final también apuntó a los mismos estadounidenses, en la idea de un delirante mea culpa que cobró fuerza porque, por ejemplo, los Beatles se referían al cielo en Lucy in the Sky with Diamonds.

Contra la felicidad

Fue la Ley Patriota que recortó derechos en un triunfo incuestionable de los terroristas. Rage Against The Machine, otro ejemplo, la banda famosa por sus críticas al sistema y a la sociedad estadounidense, fue radicalmente silenciada, pero el afán de ocultación alcanzó a temas en los que se hiciera la más mínima mención a Oriente Medio en una especie de caza de brujas ridícula que alcanzó a, por ejemplo, cualquier alusión a aviones o violencia o al cielo (y al infierno) en un caos conceptual que iba a traer, como ha traído, consecuencias surrealistas, pero reales. Incluso la felicidad fue amordazada, como sucedió con What a Wonderful World de Louis Armstrong, por considerarse entonces inapropiado hablar sobre ella. La autocensura cultural que trajo la sinrazón y la renuncia a los valores de nuestra civilización.

De aquellos polvos, terribles polvos que rociaron de muerte y de dolor al mundo occidental, estos lodos. Unos en los que el mundo (occidental) ha girado hacia direcciones, pensamientos y realidades impensables, donde los Estados Unidos y el mundo ya no son los Estados Unidos y el mundo que conocíamos. Del ataque y derrumbe de las Torres emergió no solo una nueva y única torre, sino una imprevista concepción de un mundo que empezó a cambiar avergonzándose de él mismo en sus canciones, antes de avergonzarse de casi todo lo demás, como dijo Simone Weil: «La destrucción del pasado es quizás el más grande de todos los delitos».