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César Wonenburger
Historias de la música

Los ojos de Europa se posan sobre 'Yerma'

La Monnaie de Bruselas programará una gran producción de la extraordinaria ópera del principal compositor sudamericano, Heitor Villa-Lobos, basada en el drama de Federico García Lorca

El director Heitor Villa-Lobos y la soprano Bidu Sayao

Vuelve Villa-Lobos, y por todo lo alto. ¡Ya era hora! Mientras aquí nos complacemos en arrinconar a nuestros clásicos enviándolos al Matadero, como ocurre estos días con la forzosa «jibarización» de una de nuestras obras mayores de la literatura, La Regenta, para que su ópera cupiese en un escenario reducido, limitando las posibilidades de conocimiento y disfrute por amplias audiencias, en lugar de ofrecer la gran producción que se merecía en un espacio más adecuado, la Europa del norte posa ahora sus ojos sobre la Yerma de García-Lorca en la versión lírica que sobre esta otra obra maestra de nuestro teatro concibió el gran compositor de Sudamérica.

Calixto Bieito se propone estrenar un nuevo montaje de Yerma por encargo de La Monnaie, el teatro de Bruselas, un oasis en la aburrida ciudad de los funcionarios comunitarios, que además podría contar con una protagonista española, la soprano Ángeles Blancas. Pero la cosa no parece quedarse ahí. Al mismo tiempo se ha iniciado una carrera por ver quién se anota antes el éxito. En Tenerife se han fijado en el mismo título, encargándole una puesta en escena al omnipresente, estos días, Paco Azorín para una de sus próximas temporadas líricas. Los canarios aguardan, además, que su esfuerzo prosiga la ruta Atlántica para ofrecerse más adelante en Manaos, sede de unos de los teatros más bellos del planeta, y del Festival de Ópera de Amazonas, donde, en 2010, ya se pudo apreciar esta misma pieza en otra propuesta, entonces en las voces de las sopranos Eliane Coelho, la brasileña que triunfó en la Staatsoper vienesa, y Ana Lucrecia García, a la que recordamos en aquel Attila de La Scala junto a Leo Nucci.

Villa-Lobos no la vio estrenada

Además en Santa Fe, uno de los teatros más pujantes de EE UU, también están interesados por acoger una de estas dos nuevas producciones de Yerma, algo natural teniendo en cuenta que en ese mismo lugar se estrenó la ópera, el 12 de agosto de 1971, dieciséis años después de que el compositor concluyera su escritura: Villa-Lobos falleció sin poder verla estrenada y recoger el incontestable éxito. Ya entonces, el público la acogió con largas y estruendosas ovaciones cuyos ecos podrían repetirse ahora desde Bruselas hasta Tenerife, donde el Amazonas se encuentra con el Río Negro y en el antiguo estado mexicano.

Mientras se preparan estos acontecimientos, la música de Heitor Villa-Lobos ha sonado estos días en Madrid, con motivo de Amazonia, la celebrada exposición fotográfica de Sebastiao Salgado. Recuerdo que al entrar en la muestra, en su estreno, recorriendo sus poderosas imágenes, me sorprendió que allí se escuchase de fondo una música como de banda sonora, la que compuso Jean Michel-Jarre para la ocasión. ¿Pero y dónde está el gran compositor brasileño que había encandilado a Rubinstein con la fuerza y el colorido de sus composiciones, en las que, como en A descoberta do Brasil, esa «Pastoral» amazónica, late genuino el surtidor de la vida selvática?, me pregunté. Lo tenían arrinconado en una pequeña sala lateral del recinto, escondida, donde una mínima selección de su vasto catálogo servía para ilustrar las imágenes proyectadas sobre una pantalla, casi sin visitantes.

Hay que escucharla para saber de su abundancia y ternura, de su magnífica fuerza y sinceridadAlejo Carpentier sobre 'Bachiana número 8' de Villa-Lobos

Por suerte, hace un par de semanas, aquel dislate se compensó con un concierto especial de la Orquesta Nacional de España en el que se interpretó la suite A Floresta do Amazonas (1958), bajo la batuta de Simone Menezes, mientras se proyectaban fotografías del reconocido fondo de su compatriota fotógrafo. El principal reclamo eran seguramente las imágenes seleccionadas del propio Salgado, que además acudió a presentar el acto en el mismo Auditorio Nacional, pero a buen seguro que ninguno de los allí presentes permaneció indiferente ante una de las últimas entre las más de mil creaciones de Villa-Lobos, para la que serviría lo mismo que Alejo Carpentier escribió en su día acerca de su Bachiana número 8: «Hay que escucharla para saber de su abundancia y ternura, de su magnífica fuerza y sinceridad».

Harían bien nuestros programadores en fijarse más en este compositor (como ocurre a menudo en Alemania), capaz de reconciliar al oyente con las creaciones del convulso siglo XX, cuyo perfil musical, aquel hombre de eterna sonrisa e inseparable «charuto», contribuyó a delinear como pocos con su esfuerzo y talento a través de un estilo propio, inconfundible, que iluminaba, dotándolas de nueva vida pero sin despreciarlas, las formas clásicas.

Villa-Lobos fue un feroz creador que supo captar como ningún otro la vastedad, riqueza y contrastes de los paisajes de su inmenso país

Aquí se ha abusado de su música para guitarra, sobre todo del célebre concierto que compuso para el gran Andrés Segovia, y de algunas de sus «bachianas», la primera dedicada a Pablo Casals (y sobre todo la muy difundida Cantilena de la número 5, que tan bien interpretaba Victoria de los Ángeles, y antes que ella, Bidù Sayao). En cambio, parecen ignorarse su Yerma, culminada en 1955 (una de sus óperas junto a Izaht, Magdalena y La niña de las Nubes), los ballets Uirapuru y Amazonas, sus once sinfonías y diecisiete cuartetos de cuerda, el oratorio Vida pura y la Misa de San Sebastián o curiosidades como su Concierto para armónica y orquesta y sus diecinueve versiones del Ave María repartidas entre el centenario largo de sus canciones, reflejo «de su pasmoso poder de creación melódica», según Carpentier.

Tiene Villa-Lobos, «compositor por imperativo biológico», según su propia definición, una biografía tan rica y sugestiva como su fondo de armario musical, que el director Eduardo Storni glosa en una interesante monografía para Espasa-Calpe, aquella colección amarilla, editada a finales de los 80. Localícenla si quieren conocer más acerca de este feroz creador que supo captar como ningún otro la vastedad, riqueza y contrastes de los paisajes de su inmenso país, desde niño, integrándose tempranamente en formaciones musicales con las que peregrinó por Espírito Santo, Bahía y Pernambuco, cuyos territorios podrían albergar a varios países europeos.

Universal en su nacionalismo

Un aprendizaje de camarada errante, autodidacta que, más tarde, cuando pudo procurarse cierta formación académica, le serviría para integrar a Bach en la magia proveniente de los sonidos africanos e indios, con toda naturalidad, hasta trazar una obra «compleja, llena de fuerza y dinamismo que equilibra, en justísimas proporciones, expresividad, virtuosismo y contenido musical, con momentos de sortilegio, así como claros pasajes de humor», resume Storni. Fue Villa-Lobos un nacionalista capaz de hacernos «hallar lo universal en las entrañas de lo local», según la certera definición de Unamuno, que, partiendo de su profundo conocimiento del folclore de su país, amándolo, supo acercarse a esta música «en espíritu, para hablar luego al mundo con el acento que le corresponde», en palabras del responsable de Ecue-Yamba O.

El sello EMI editó en 2011 una cajita con apenas seis cedés que ofrece un sucinto, pero bien trazado, resumen de algunas de las aportaciones de este autor, entre las que se incluyen unas palabras suyas explicando en qué consisten los Chôros, junto a sus propios registros de obras como el Quinto concierto para piano, en los dedos privilegiados de Magda Tagliaferro, o su Cuarta Sinfonía, A Vitoria, con el propio Villa-Lobos al frente de la Orquesta de la Radiodifusión de Francia. Alemania lo tiene siempre muy presente, pero no hay que olvidar que París lo acogió primero y difundió su prestigio, incluso valiéndose de las técnicas periodísticas más arteras: un temprano reportaje llegó a sugerir que el brasileño, dada su supuesta cercanía con algunas tribus amazónicas, había practicado en algún momento la antropofagia, lo que no hizo si no cultivar la vertiente misteriosa y salvaje de su estilo dotando al personaje de un perfil aún más seductor. Nada como asomarse a estas grabaciones para abrir el apetito… de más de su música.