Los tres ídolos musicales de Feijóo son de izquierdas: Javier Krahe, Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute
El líder del PP afirmó en el debate de investidura que no conocía a Ismael Serrano porque sus gustos musicales se centraban en otros derroteros
Ocurría en el inicio de la réplica que Alberto Núñez Feijóo le daba a Pedro Sánchez. Tras citar el recién investido Presidente del Gobierno un poema de Antonio Machado, y pedirle el líder del PP que lo recitara completo, aparecía un nuevo interlocutor: el cantautor español Ismael Serrano afirmaba que los versos añadidos al poeta sevillano eran suyos.
Tras el cruce de acusaciones, Feijóo se defendía afirmando que no era oyente habitual del cantautor, gran activista de la izquierda, apoyo perenne de la revolución del 15M y crítico con Vox y el PP. Sin embargo, los gustos musicales de Feijóo han sorprendido también por su tinte progresista.
«Es verdad, señoría, que no me sorprende que usted defienda la palabra de Machado porque usted no puede defender las suyas. Lo que sí es verdad, señoría, es que yo de ese cantautor... A mí me gustan más Luis Eduardo Aute, Javier Jrahe o Joaquín Sabina».
«Pero buscando el cantautor, tiene una bonita estrofa: 'Qué bonita, qué divertida es conmigo la convivencia'. ¿Cómo no nos la ha citado, señor Sánchez? ¿Por qué no nos dijo esa estrofa, de ese cantautor, Ismael Serrano, que ha traído a colación?», continuaba desde el estrado.
Aute y la canción política
Luis Eduardo Aute ha sido y es un símbolo de la canción protesta. Himnos como Al alba o Las cuatro y diez pretendían ser una crítica al régimen primero y a la derecha después, convirtiéndose en un «referente intelectual y moral de la izquierda», como se dijo en su funeral, en 2020.
Su discurso estaba lleno de referencias a la lucha de clases y de la llamada a las armas para acabar con los opresores y liberar a los oprimidos, «Hay que tener sentido común, dicen los políticos / Hay que tener sentido comunista, responde Aute». Eso decía a menudo el nacido en Filipinas, declarado militante comunista.
Krahe, 'ni feo, ni católico, ni sentimental'
«Javier Krahe nunca fue viejo porque nunca fue joven». La definición de Joaquín Sabina ilustra bien cómo el músico abrazó una filosofía de vida que no abandonó nunca: humor, amistad, distancia con lo grave y tres meses al año en Zahara de los Atunes. «Su éxito fue que vivió como nadie e hizo lo que quiso sin estar anclado a la dictadura de los billetes», resume su biógrafo Federico del Haro en su libro Ni feo, ni católico, ni sentimental (Reservoir books).
Otro confeso militante de la izquierda, Krahe, fallecido en 2015, alertaba también sobre el cambio climático, pero se inclinaba más por el anarquismo: expresaba su opinión sobre la inutilidad de los actos políticos, defendía la libertad de expresión «por encima de cualquier cosa» y hablaba con libertad de drogas y delos efectos del alcohol, sin los cuales no quería escribir.
Sabina, el 'rojipardo'
«Era de izquierdas, pero ahora no lo soy tanto porque tengo ojos y oídos». La frase de Joaquín Sabina fue demoledora, especialmente para la izquierda a la que siempre había representado: el cantautor, viejo defensor del PSOE, se había «cansado» de los nuevos giros ideológicos de la izquierda.
«He estado tiempo muy enfadado con el siglo XXI porque he visto que Trump o Putin eran cosas feas. El lenguaje de la gente en redes sociales, también. El otro día pensando en que estaba muy negativo y qué cosas buenas habían pasado, pensé en lo rápido que se consiguió la vacuna de la covid-19», dijo en la presentación de su documental, Sintiéndolo mucho, antes de asegurar que ha ido modelando su ideología política, que siempre ha estado marcada por una abierta militancia en la izquierda.
«Luego que las revoluciones del siglo XX fracasaron todas, el comunismo ha sido un desastre y la deriva de la izquierda latinoamericana me duele enormemente, y las del siglo XXI que avanzan son el feminismo y la lucha LGTBI», recordó entonces.