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Bono durante una de sus actuaciones en The Sphere

U2 trata de encontrar 10 canciones que estén a la altura de las últimas 12 de los Rolling Stones

La banda irlandesa lleva años viviendo de las rentas de su gran carrera, que no se corresponde con la calidad de sus últimos álbumes

El último disco de versiones de sus propios temas puede decirse que fue una mala idea. Una mala idea y un mal disco que autorevisionaba una gran historia al más puro estilo estilo woke, pero contra sí mismo. Ahora siguen el camino de sus últimos tiempos con su espectacular residencia en el espectacular recinto The Sphere en Las Vegas donde dan las gracias a Bill Gates, como ejemplo de su nuevo rumbo. Una «gira» (The Sphere gira, brilla, y vuela en un evento único más allá de la música) que se ha ampliado desde su previsto fin el 16 de diciembre hasta el próximo 18 de febrero con todas las localidades vendidas.

También los Rolling Stones han pasado décadas llenando estadios sin producir ninguna nueva canción destacable hasta la llegada de Hackney Diamonds. El último álbum de los octogenarios británicos ha sido toda una sorpresa y ha devuelto al candelero compositivo al grupo que se apoyaba exclusivamente en su inagotable tirón en directo. U2 parece desesperado por encontrar esa piedra filosofal que ha rejuvenecido a los Stones, mientras observan cómo su crédito musical se va agotando inexorablemente.

Llevan un tiempo anunciando que tienen muchas canciones preparadas. Aseguran que algunas de ellas son «realmente emocionantes». Bono dijo que The Edge tenía 100 canciones, y que él tenía unas 20. Que Adam Clayton también tenía que algo que aportar y que Larry Mullen, convaleciente de una operación y ausente de los conciertos de Las Vegas, ejercerá de juez del repertorio inédito. Lo último, Atomic City, no apunta a la rerollingización deseada. Han dicho que van a apostar por muchas guitarras, como si eso significase una enésima vuelta a los orígenes que esta vez parece más lejos que nunca.