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Roy Orbison en 1964

Roy Orbison en 1964GTRES

Siete canciones de Roy Orbison, el cantante que llevaba gafas de sol por casualidad

El «Caruso del rock», como le apodaron por su característico timbre y estilo como intérprete, murió el 6 de diciembre de 1988

Todos los hermanos Orbison tenían mala vista. Las gafas gruesas se asimilaron al rostro de Roy desde edad muy temprana. La guitarra que su padre le regaló a los seis años y el country fueron sus pilares musicales. Se empapó y se encantó de Hank Williams y Lefty Frizzell y apenas unos años después ya cantaba en la radio. The Wink Westerners fue su grupo musical desde la adolescencia, con el que empezó a tocar y a ser conocido en televisiones y radios locales de Texas hasta su época en la universidad, cuando la abandonó para dedicarse definitivamente a la música después de muchas dudas.

Fue el año de la explosión de Elvis: 1956. Johnny Cash le dijo que fuera a ver a Sam Phillips, pero al propietario de los estudios Sun no le convenció aquel joven estrábico, hipermétrope y astigmático. Solo fue un rechazo breve, porque Phillips le llamó después de que Orbison grabara su disco en otra casa. Para entonces ya no eran Los Wink Westerners sino los Teen Kings y su única canción, Ooby Dooby, se convirtió en un éxito. Pareció que la fama ya le iba a pertenecer como a sus contemporáneos Cash o Elvis, pero no acabó de encontrar su estilo mientras componía para otros.

Fue a principios de los 60 cuando junto al compositor Joe Melson encontró su sonido. Only the Lonely fue el hallazgo y el éxito. El propio Orbison reconoció que entre Ooby Dooby y Only the Lonely aprendió a cantar. También se reconoció y le reconocieron. La escalada continuó con una serie de éxitos imparables: Running Scared, Crying, Dream Baby... y apenas dos años después ya era una estrella perfectamente reconocible por su voz inconfundible y el aspecto y el estilo que apuntaban a una introversión personal enfermiza. Pero no era cierto. Dijo que su forma de vestir se desarrolló con los acontecimientos, como el cauce de un río y, por ejemplo, sus características gafas de sol, solo fueron la consecuencia de que se olvidara las habituales en un avión y tuviera que usar las de sol que también estaban graduadas.

Actuó con los Beatles, con los Beach Boys y con los Rolling Stones y en todas aquellas actuaciones de los primeros 60 él era el rey y no los otros. Hasta 1965 fue la máxima estrella mundial de la música. Su Pretty Woman lo terminó de llevar a la cumbre como número uno absoluto en Estados Unidos e Inglaterra, justo cuando las preferencias musicales del público empezaron a cambiar.

Todo pareció torcerse. Su mujer, de la que se había separado y con la que después se volvió a casar, murió en un accidente de moto. Dos hijos murieron en el incendio de su casa. Pasó más de 10 años sin ningún éxito, a pesar de que nunca dejó de grabar. Roy Orbison era una estrella en hibernación. Como en Estados Unidos nadie le hacía caso, se fue a Europa a tocar, donde descubrió en lugares inverosímiles que era tan famoso como Rodríguez en Australia.

Diez años antes de su muerte, en 1978, descubrió que tenía serios problemas de corazón (que terminaron causándole la muerte tras un ataque) por los que fue sometido a un triple baipás. En 1986 David Lynch le resucitó al incluir In Dreams en su Terciopelo Azul. Sobre ese suave e inquietante tejido, alcanzando con sus temas antiguos la modernidad del presente, despegó una última vez. Ganó un Grammy en 1987 por su interpretación de Crying junto a K.D. Lang. En 1988 formó el supergrupo The Travelling Wilburys junto a Bob Dylan, Tom Petty y George Harrison, a cuyo primer disco solo le sobrevivió dos meses, uno menos que a su último éxito You Got It. Tenía 52 años.

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