Ramón Torrelledó, director de orquesta: «Bad Bunny podría enseñarle a Beethoven a obtener beneficios»
El músico presenta y dirige el próximo 4 de febrero en el Auditorio Nacional de Madrid el proyecto Beethoven Universal, una reivindicación de la figura del compositor de la Novena Sinfonía
Cursó estudios de piano en el Conservatorio de Bilbao y se trasladó a Madrid para cursar estudios de composición con Román Alís. Después, Ramón Torrelledó estudió dirección de Orquesta con Jesús López Cobos en Berlín, y amplió su formación en la Carnegie Mellon de Estados Unidos y en la Universidad de Columbia. Ha sido director musical y artístico de la Orquesta de Cámara Rusa y de la Orquesta Sinfónica de Moscú, de la Sinfónica de Bucarest o la Sinfónica de la Ópera de El Cairo, codirector de la Orquesta Nacional Rusa y director de la Orquesta Nacional de Siberia.
Además de ser director invitado en diversas orquestas, ha realizado varias giras con orquestas de la antigua Europa del Este. Es fundador de la Escuela de Música «Juan Antxieta» de Bilbao (1982) y ha compuesto música para cine, obras de cámara y obras infantiles con fines pedagógicos. Un brillante currículum que le lleva ahora a embarcarse en un nuevo proyecto.
Beethoven es una piedra sólida de la música; Bad Bunny, de la industria de la música
Beethoven Universal, una serie de conciertos centrados en la obra del alemán (con obras como Concierto para piano nº5 en Mí Bemol Mayor, Op. 73 o Sinfonía nº5 en Do Menor, Op. 67), aterriza en el Auditorio Nacional de Madrid el próximo 4 de febrero en un concierto presentación titulado Concierto Beethoven Symphony Orchestra, creado con el objetivo de fomentar la difusión de la gran música y de los nuevos talentos.
–¿Qué se puede esperar el espectador de Beethoven Universal?
–Beethoven Universal es un proyecto que nace con la intención de atraer y acercar público nuevo a la gran música, a las salas de concierto. El mundo de la gran música se encuentra en los tiempos que corren en una especie de estado de alerta: el público más joven, principalmente y no sólo, no responde, ya no con alegría y deleite, sino con mínima aceptación a ella, se muestra como somnoliento hacia la gran música. En este sentido, el desconocimiento genera desconcierto. En general el público mayoritario la desconoce. ¿Por qué?. Este es el análisis y la misión de Beethoven Universal, promover y realizar actividades innovadoras, integradoras y transformadoras en el terreno de la gran música y del Arte en general. La misión creemos que es necesaria y su puesta en marcha urgente. La música influye en la sociedad, en nuestras vidas, por disfrute estético, por inclusión social, por motivos terapéuticos: 8.000 millones de personas potenciales nos esperan, porque sin saberlo, nos necesitan, aunque vayamos paso a paso.
La música influye en la sociedad, en nuestras vidas, por disfrute estético, por inclusión social, por motivos terapéuticos
–¿Ha sido fácil saber adecuar la música de Beethoven a la actual?
–Cuando hablamos de «música actual», ¿a qué tipo de música nos estamos refiriendo? Ya la misma pregunta justifica la existencia de Beethoven Universal y/o de otro tipo de iniciativas dirigidas en este sentido. ¿Cuál es la «música actual», la música que componen actualmente infinidad de compositores de música culta siguiendo la senda de la música clásica, compositores y práctica universal que nunca han dejado de existir, o se refiere a que la música actual es la «música popular»? Si se aludiera con música «actual» a este último supuesto, inconsciente, quiero pensar, e implícitamente se da por extinguida la música clásica, que está muy viva aunque no sea lo suficientemente conocida. Beethoven ha sido una fuente de inspiración para muchas bandas. Sus composiciones épicas y grandiosas, con estructuras complejas y cambios dinámicos, han sido utilizadas como referencia para crear canciones con un impacto emocional similar. Bandas como Pink Floyd, Queen, The Who, Metallica y otras han citado a Beethoven como una influencia importante en su sonido y composición. Hacer arreglos «crossover» intentando asociar la música de un genio como Beethoven con música de otros géneros musicales suele resultar un trabajo prolijo teniendo en cuenta el material tan sensible que se maneja. Lo que resulta es muy animado, con un resultado muy emocionante que impacta; se trata de un guiño simbólico en la búsqueda de público lejano de la gran música y de unión con el público general de otros géneros musicales.
Se da por extinguida la música clásica, que está muy viva aunque no sea lo suficientemente conocida
–¿Cómo cree que puede llegar a funcionar su música para captar la atención de los jóvenes?
–Estos arreglos «crossover» funcionan y muy bien. Lo he experimentado en reiteradas ocasiones. Pero no sólo funcionan en el público, sino que los coralistas e instrumentistas de la orquesta se emocionan realmente al cantar y tocar estas obras. Le puedo asegurar que en todos los conciertos donde se han interpretado producen una gran conmoción. Todos seguimos y vivimos la música de Bach, de Beethoven y de tantos otros con absoluta devoción, pero llegados a este momento «crossover», la parte más dionisíaca de todos, público y nosotros, brota con absoluta pasión.
–James Rhodes dijo que la música de Beethoven iba a ser recordada para siempre mientras que la de artistas como Bad Bunny sería rápidamente olvidada.
–La música de Beethoven, de momento, después de más de 200 años, no solo se recuerda sino que su Novena sinfonía es Patrimonio de la Humanidad. Su motivo rítmico, «Tatatatam», de su magistral Quinta Sinfonía, es el más conocido de la humanidad. Esperemos al año 2224 y lo comprobaremos. No obstante es conveniente fijar conceptos: Beethoven es una piedra sólida de la música; Bad Bunny, de la industria de la música. Beethoven fue una piedra marmórea de la música, de la composición musical, que no supo obtener rentabilidad a sus acciones artísticas. Bad Bunny es un artista que está consiguiendo rentabilidad económica de sus canciones. Podrían juntarse: Beethoven le enseña música, y Bad Bunny a Beethoven cómo obtener beneficios. Sería perfecto.
–¿Cuál es su perspectiva acerca de la música de la actualidad? ¿Cree que hay algo que rescatar?
–A los creadores de música culta no les queda otro remedio; esa es la esencia de la creación, no repetir lo hecho, o proponer nuevas cosas a partir de lo hecho… La música popular, pop, etc., sigue otros parámetros. Propuestas rítmicas básicas y repetitivas basadas en su mayoría en la célula rítmica «tango congo», melodía y armonía, basadas básicamente en la escala diatónica.
–¿Cuál es el mejor recuerdo que se va a llevar de poner en marcha esta experiencia?
–Sin duda, experimentar directamente cómo el músico profesional, el cantante, el público de conciertos de música clásica, tras interpretar y asistir al rito que supone interpretar y escuchar la Novena sinfonía, interpretan, tocan, cantan, escuchan con absoluta pasión y normalidad, orquestaciones y versiones de música de Led Zeppelin, Pink Floyd, Janis Joplin. Ese es el espíritu de Beethoven Universal: «Atraer y aunar los públicos de la música clásica y de la música popular mediante proyectos específicos, desde enfoques creativos, innovadores y transformadores, con el fin de fomentar el disfrute, conocimiento y reconocimiento mutuo, desde el respeto y disfrute recíproco, sin generar divisiones o prejuicios».