Fundado en 1910

Asistentes al festival de Coachella en California

Coachella, el festival famoso por su postureo cuyo público ya ni siquiera conoce a Blur

El líder de la banda británica, Damon Albarn, espetó a la audiencia: «Nunca nos vais a volver a ver, así que mejor cantadla, joder»

No conocer a Blur no es ningún pecado. Pero ser parte del público de un festival de música como el californiano Coachella y no saber quien es una de las bandas británicas más famosas del mundo desde hace treinta años es casi un apocalipsis cultural. Boys and Girls es uno de sus temas más conocidos, pero los festivaleros que estaban a los pies del escenario de Damon Albarn y los suyos, estaban a otras cosas mientras estos actuaban.

El líder de la banda se enfadó, no es para menos. Un periodista decía en la radio que es un maleducado por dirigirse al personal de forma airada. Pero, ¿quién es el maleducado en esta historia tan lamentable, la estrella del rock ignorada por un público irrespetuoso, o los irrespetuosos?

Una cosa es que Coachella sea un festival conocido por el postureo y la asistencia de famosos, pero el caso extremo de que Blur se enfade porque no le hacen caso da una medida de a qué punto de decadencia ha llegado la cita «musical». Albarn dijo al principio: «Podéis hacerlo mejor» ante la indiferencia, para después espetar: «Nunca nos vais a volver a ver, así que mejor cantadla, joder».

Más allá de que cada uno es libre para hacer lo que le dé la gana en un concierto y en cualquier parte, en Coachella o en las fiestas de su pueblo, no faltaría más, no se puede evitar ponerse del lado de Blur y de Albarn ante la insensibilidad que es un desprecio sin precedentes ante la historia viva (y actual) de la música reciente, que no solo no ha envejecido sino que se yergue sobre el páramo musical actual con una superioridad pasmosa.

Blur son grandes y el público de Coachella es pequeño (a pesar de que cientos de miles de personas llenan su recinto cada año), y su reacción un hecho casi dramático de una nueva sociedad impasible ante sus referentes, o ante los que deberían de serlo, sin obligación alguna de serlo. No faltaría más.