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Taylor Swift el pasado 9 de mayo durante un concierto en Francia

Taylor Swift el pasado 9 de mayo durante un concierto en FranciaGTRES

Llega al Bernabéu la gira de Taylor Swift: el fenómeno con sus propias leyes que produce terremotos reales

Una sismóloga registró en Estados Unidos, durante uno de sus conciertos, una actividad equivalente a un seísmo de magnitud 2,3

La ciudad sobre ruedas de Taylor Swift ya está en Madrid para sus conciertos del miércoles y jueves. Los 69 camiones que guardan la ciudad con la que la artista estadounidense recorre el mundo para ser la capital del espectáculo en cada lugar que se instala y como nunca antes había sucedido. Una ciudad o un castillo en el escenario, con torres que suben y bajan, escenarios dentro del escenario, como cuentos, como pequeñas historias de musical, pantallas LED frontales y laterales, pasarelas, salones y hasta una «piscina» donde Swift se «zambulle» para aparecer en cualquier parte de esa «ciudad».

Y, como en toda ciudad, hay leyes. No es The Eras Tour una ciudad sin ley sino, al contrario, con muchas leyes. Otra particularidad acorde al monstruo. Prohibidas las botellas de más de medio litro de agua. Todo el exceso para Swift y toda la escasez para sus fieles, con el agua racionada y también sus enseres: no es posible acceder, en este caso al Santiago Bernabéu, con bolso o mochila que supere los 44 centímetros de largo, los 22 de ancho y los 15 de fondo.

Otra norma más de la «ley Swift»: los carteles solo podrán ser de tamaño folio. El viaje promete ser tan fantástico como los de Gulliver, cuyos autores comparten apellido: Jonathan y Taylor, Taylor y Jonathan Swift, donde la cantante de Pensilvania es el gigante y su público los liliputienses, esta vez no hostiles, sino completamente entregados.

Magnitud 2,3

A las 16.30 horas del miércoles 29 (primer concierto, al que sucederá el segundo el jueves 30) se abren las puertas. Dos horas y 15 minutos antes del concierto de los teloneros Paramore, tras los que finalmente aparecerá «Gulliver» Swift a las 20 horas. Más de tres horas de espectáculo llevarán la actuación de la gran protagonista hasta cerca de la medianoche.

Entradas desde 85 hasta 226 euros cada una. 65.000 personas por día, para un total de 130.000 en dos. Miles de millones de dólares ha generado The Eras Tour por todo el mundo, según la Reserva Federal estadounidense. Mucho más que Gulliver. Dicen que durante una actuación de la cantante en Estados Unidos una sismóloga registró una actividad equivalente a un terremoto de magnitud 2,3. Este es un dato para los detractores, mayormente los vecinos de Chamartín.

¿Pero qué pasa con Taylor Swift? ¿Cómo es posible que ella sola, y no es una neófita, ni mucho menos, haya generado la gira más lucrativa de la historia? Dicen que los fans estadounidenses viajan por Europa siguiendo a su ídolo, comprando sus entradas y yendo a sus conciertos, los que aumenta la dificultad de lograr el ticket ansiado, algo así como la «chorbagenda» que le regalaba el Príncipe de Bel Air a su extasiado primo Carlton. Por si faltaba alguna locura, hay espectadores que transmiten en directo por alguna red social desde su móvil todo el concierto.

¿Se imaginan casi cuatro horas con el móvil levantado? la cosa suena a castigo al soldado patoso en La Chaqueta Metálica. La dulce y adorable y adorada Taylor Swift haciendo las veces inconscientes del duro sargento instructor Ronald Lee Ermey que hasta ha obligado a ponerse pañales a algunos fans (las acampadas al pie de los estadios, que también existen aquí, han quedado desfasadas) con tal de no perderse ni un segundo de una actuación diseñada para extasiar musical y visualmente.

Tras el huracán histórico quedará el silencio habitual del fenómeno ¿natural?, apenas roto por alguna rueda suelta girando (nunca mejor dicho) con los estertores del vendaval que continuará su camino por el mundo, seguido por sus enfebrecidos «swifties» dando vueltas alrededor de su núcleo.

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