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El genio, el mito, el artista absoluto, Nino Bravo, del que se cumplen 80 años de su nacimientoGTRES

El legado de Nino Bravo se mantiene más vivo que nunca en el 80 aniversario de su nacimiento

Nino Bravo protagonizó una de las carreras musicales más exitosas de la historia de la canción española, una carrera que se truncó por un accidente de tráfico en 1973, solo cuatro años después de empezar a cosechar éxitos en España e Hispanoamérica

El trágico accidente de tráfico que segó su vida en abril de 1973 en el momento más álgido de su carrera musical, convirtió a Nino Bravo en un mito inmortal de la música española.

Un beso y una flor, Libre, Noelia o Te quiero, te quiero son temas eternos que en la voz potente y envolvente de Nino Bravo resuenan hoy en una España huérfana de talentos colosales como el del valenciano.

Nacido el 3 de agosto de 1944, se cumplen este sábado 80 años del nacimiento de Luis Manuel Ferri Llopis –verdadero nombre de Nino Bravo–, que llegó a este mundo en la localidad valenciana de Ayelo de Malferit.

A Nino Bravo se le ha comparado con Tom Jones, en versión española.

Lo cierto es que el maestro de la música ligera española era un gran admirador del mito del pop estadounidense y a su inspiración se le deben sus primeros pasos, que pronto encontraría su propio estilo y emprendería su camino personal hacia el éxito y, más allá, hacia el mito.

Nino Bravo forma parte de una generación de cantantes españoles en una España que dejaba atrás los traumas de la Guerra Civil y que, con el cambio de década de los 60 a los 70, miraba ya más hacia las fronteras con Europa que hacia las fronteras entre las dos Españas.

Los aires de modernidad a la música española llegaron con artistas como Nino Bravo (en esa época surgen también otras estrellas como Julio Iglesias o Raphael) y todos los músicos posteriores saben que le deben a él, y a otros como él, lo que hoy es el panorama musical español.

La familia de Nino Bravo se trasladó pocos años después de su nacimiento a la ciudad de Valencia, que marcaría su carácter y que siempre reivindicaría (Mi tierra).

Tras fundar el grupo Los Hispánicos y pasar por el grupo Los Superson, comenzó su carrera musical en solitario en el Teatro principal de Valencia en 1969 y, como no podía ser de otro modo, su voz asombró al respetable con versiones de canciones de Tom Jones, primer gran referencia del artista español.

Pronto llegaría el contrato con Fonogram y, desde ahí, emprendería una carrera fulminante hacia el estrellato que, en pocos años, lo convertirían en todo un fenómeno musical en España e Hispanoamérica.

En 1970 llega su primer gran éxito: Te quiero, te quiero, fruto de su colaboración con el letrista y poeta Rafael de León y el compositor Augusto Algueró.

Número uno absoluto, Te quiero, te quiero abrió la puerta a otros temas igual de innovadores y exitosos: Noelia llegaría poco después.

En 1972, en colaboración con los compositores José Luis Armenteros y Pablo Herreros, llegaría Un beso y una flor, y Libre. Nino Bravo acababa de grabar en letras de oro la página más brillante de la historia de la música pop española.

A Nino Bravo el éxito nunca se le subió a la cabeza. Humilde, trabajador y constante, su éxito se basa en la búsqueda de la excelencia. Se marcó metas muy ambiciosas y luchó con bravura y casta para alcanzarlas.

En una entrevista en 1972 en el programa La Gran Ocasión de Televisión Española, se le dice que su estilo musical «ha marcado época», a lo que responde: «Creo que un poquito sí que he aportado».

Y esa respuesta, humilde, muy propia de su carácter, esconde una gran verdad. ¿Hasta dónde habría llegado Nino Bravo y la música española si no hubiera muerto de forma prematura un año después de aquella entrevista?

Lo que es seguro es que, ese «poquito» que el artista aseguró que había aportado a la música española se habría convertido en un patrimonio musical épico y colosal.

En cualquier caso, para siempre en el recuerdo quedará una voz épica con la que Nino Bravo supo electrificar a generaciones de españoles y que todavía hoy sigue arrastrando a miles de admiradores entre las nuevas generaciones.

Nino Bravo dejaría como testamento musical la canción América, América, grabada antes del accidente y convertido en un absoluto éxito póstumo.