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17 de septiembre de 2024

El líder norcoreano Kim Jong-un y la cantante surcoreana de K-Pop Karina

El líder norcoreano Kim Jong-un y la cantante surcoreana de K-Pop Karina

Kim Jong-un impone en Corea del Norte la pena de muerte por escuchar K-Pop

El líder norcoreano, sin embargo, asistió en Pyongyang hace seis años a un concierto del grupo femenino Red Velvet, junto a unos 1.500 miembros de la flor y nata del régimen

Lo han llamado públicamente el «tumor maligno» de la cultura en general y más concretamente del género musical más popular del país vecino, el K-Pop. En un vídeo procedente de Corea del Norte se muestra a unos adolescentes esposados después de haber sido denunciados por el delito de ver películas y escuchar música extranjera: la cultura vista en el régimen como los accidentes de tráfico en loas antiguos vídeos de la DGT.

«Publicaciones impuras»

También se puede ver en los vídeos difundidos a otros adolescentes con la cabeza inclinada en una especie de tribunal. Uno de ellos llora delante de un micrófono mientras confiesa haber consumido cultura extranjera, entre ella K-Pop. Después unos soldados se la llevan con brusquedad. Son los anuncios promocionales de probablemente el gobierno más totalitario del mundo que advierte sobre las consecuencias del consumo de «publicaciones impuras» y de series de «marionetas», el término que utilizan para referirse a los actores de la televisión de Corea del Sur.

Debemos considerar la lucha contra este tumor maligno como una cuestión de vida o muerte

Los ejemplos de confesiones y delitos continúan. Como el de un soldado que confiesa pormenorizadamente la lista de títulos prohibidos que ha visto, mientras la madre llora y grita: «¡Di a luz a un traidor, no a un hijo!». Un narrador adoctrina en el ínterin de las imágenes con frases como: «Debemos considerar la lucha contra este tumor maligno como una cuestión de vida o muerte».

Según The Times, estos vídeos, emitidos en un canal surcoreano, fueron obtenidos por una organización con contactos en Corea del Norte. La demostración de que la supuesta apertura del régimen de Kim Jong-un, quien hace seis años asistió en Pyongyang a un concierto del grupo femenino de K-Pop Red Velvet, entre otros artistas, junto a toda su élite, es ya menos que un recuerdo y quizá ya entonces fue simplemente una pantomima o un lujo que él se puede permitir, pero que él no puede permitir que lo disfrute su pueblo.

El temor del desmoronamiento de la fantasía dictatorial debido a la cada vez mayor imposibilidad de impedir la entrada de cultura extranjera ha llevado a Kim Jong-un a dar una vuelta de tuerca a su gobierno tiránico, llegando a imponer hasta la pena de muerte por consumo de cultura extranjera, el destino último al que anteceden las detenciones, las reeducaciones o los trabajos forzados al más puro estilo de los peores tiempos de Mao Zedong, el mayor genocida de la Historia.

'El bosque'

Ese desmoronamiento hace años que ya se está produciendo. Una aluminosis imparable e incurable. La mayoría de los norcoreanos ya ha visto las maravillas que se encuentran, en comparación, fuera de sus fronteras, el mayor aliciente para huir como en tiempos de la Alemania Oriental, pero en el XXI. Corea del Norte es como El Bosque de Shyamalan, donde ya casi todos sus habitantes han descubierto que existe un mundo mejor tan peligroso para el régimen dirigente que este les obliga a jugarse la vida para acceder o llegar a él.

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