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Mario de las Heras

Bad Bunny estrena 2025 con el mismo álbum de siempre, pero rociado de salsa

El cantante portorriqueño es una estrella de la música incontestable que encaja a la perfección en la definición práctica que de estrella, en este caso de cine, hizo Truman Capote

Madrid Actualizada 04:30

Bad Bunny durante un conciertoGTRES

La primera canción del nuevo álbum (DeBÍ TiRAR MáS FOToS) de Bad Bunny (va a uno por año: parece que los tuviera en aceite hirviendo, como los churros, y los fuera sacando al mostrador, todos iguales) se llama Nueva YoL, así con esta grafía entre mayúsculas y minúsculas: la nada (en el sentido de la novedad) que crece al escuchar el mismo tema una y otra vez. Lo que sí es nuevo son instrumentos de viento y un coro tradicional de música suramericana bonita, melodiosa, para versionar Un verano en Nueva York.

Pero todo lo bonito acaba cuando aparece el soniquete de organillo habitual y finalmente el protagonista: Bad Bunny y su voz como si tuviera la mandíbula caída (y los ojos y los mofletes) y no supiera pronunciar la «r» o la «k» y en su lugar pusiera la «l». Esta banca se rompe por primera vez con VOY A LLeVARTE PA PR, más de lo mismo de siempre, otro churro (o porra), con las mismas palabras: «rico», «tráete a tu amiga», «mami» o «perreo».

Pero no se piensen que el organillo cesa en algún momento. No. Sigue. Botón del Casio y «p'alante», como diría la ministra de Educación parafraseando sin concierto a la presidenta de la Comunidad de Madrid. En BAILE INoLVIDABLE aparecen de nuevo las trompetas y hasta el piano, aderezo, ¡lo mejor!, incluso cuando participa la estrella de la música cuya imagen, solo al escucharle, parece la máscara del fantasma de Scream.

Pero este fantasma no asusta. Todo lo contrario. Bad Bunny es una estrella de la música incontestable que encaja a la perfección (no es el único) en la definición práctica que de estrella, en este caso de cine, hizo Truman Capote: «Una estrella de cine es cualquier intérprete que logra siempre una buena taquilla, dejando de lado la calidad de la película en la que actúa...».

PERFuMITO NUEVO no solo da repelús por el título, también por los giros vocales de la estrella («Baby, tú eres una estrella, se escucha»), cuando ronquea como intentando cambiar el registro del que carece, pero ahí está, sin embargo, con esa poesía elevada, rimas de «rosa» a «hermosa» y frases como «desde que te vi me puse roja y con los ojos me quitaste el traje». Esto, claro, no lo canta él, pero sí lo escribe.

La siguiente cosa es WELTiTA, que empieza así, resistan: «Baby (el Baby que no falte) te voy a dar una vuelta por la playita/ te voy a llenar de besitos la carita/ un día conmigo es lo que tú necesitas...». Una estrella rutilante este Conejito Malo que pasa por encima de lo políticamente correcto surfeando con la extraña bula social del reguetón.

Hasta 17 canciones contiene el disco (podrían haber sido 57 con solo un poco más de tiempo, como en los otros trabajos) que en la novena, BOKeTE, llega cerca de los confines del alipori con un falsete tuneado que intenta mecer, pero en realidad electrocuta: «Tú eres linda, pero te gusta mentir...». La cosa remonta, a ritmo de salsa, claro, con CAFé CON RON, con mínima aportación de la estrella, que baja la emoción en cuanto mueve la boca.

El álbum es sobre Puerto Rico. Sobre las vivencias de Bad Bunny (por momentos parece Vlad Bunny) y sus impresiones políticas y sociales. O eso se desprende de sus declaraciones pasadas, no tanto de sus canciones, trufadas de salsa, vestidas se diría: un traje a medida, el continente para vender el mismo contenido. Una evolución al ritmo de la quietud de un género musical que solo se puede distinguir por los adornos.