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César Wonenburger
César Wonenburger

Granada se propone apostar por la ópera

El 74 Festival de Música y Danza de Granada programa I Pagliacci y La Traviata, además de un homenaje a Gómez Martínez, con la Misa en si menor de Bach, y las habituales orquestas, ballets, jazz y algo de flamenco

El concierto 'in memoriam' del Festival de Música y Danza de Granada se dedicará al director granadino fallecido Miguel Ángel Gómez Martínez

El concierto 'in memoriam' del Festival de Música y Danza de Granada se dedicará al director granadino fallecido Miguel Ángel Gómez MartínezGTRES

Los festivales de música en España juegan en la segunda división. Y lo saben. Su limitada, y a veces casi intercambiable oferta, carece del elemento primordial que atrae a los principales turistas melómanos, cuatro o cinco buenos títulos de ópera, como ocurre con las citas estivales de referencia en Europa: el Festival de Salzburgo, Aix-en-Provence, Verbier…

Por supuesto, sin mencionar a los que prácticamente concentran el grueso de su oferta en la lírica, como sucede con el Rossini Opera Festival, Glyndebourne, la Arena de Verona, Munich…, los que verdaderamente cuentan en Europa, e incluso atraen visitantes de otros continentes.

A esta primera edición bajo su guía, del 19 de junio al 13 de julio, ha llegado con el tiempo justo y sin demasiadas ideas brillantes. Pero el peso que la lírica va a adquirir en los próximos años ya empieza a notarse. De momento, acaba de anunciar un par títulos, y una cosita para entretenimiento de los niños.

Las óperas son de repertorio, de las que revientan la taquilla, I Pagliacci de Leoncavallo y La Traviata verdiana, dos obras que, aunque se ofrezcan en concierto, como será el caso, tienen gancho de sobra para el público. Cada vez que se programan, llenan.

El experimento infantil va sobre La cenerentola de Rossini, que bajo los oropeles de carrozas y palacios ofrece un mensaje mucho más duro de lo que a veces se quiere hacer ver: un estudio sobre el maltrato, la codicia y el poder. Una bomba de relojería sutilmente envuelta en la encantadora música rossiniana.

Una apuesta por las voces importantes

A Pinamonti le gustan las voces. Sabe que ahí se encuentra la auténtica raíz del teatro lírico, y por eso ha escogido cantantes de nivel. En Pagliacci no podía contar con mejores Canio y Tonio, el tenor Alejandro Roy y el barítono Juan Jesús Rodríguez, ambos invitados del Metropolitan, aunque para los de casa no valgan. Se les unirá la interesante, a prioiri, Nedda de la soprano Carolina López Moreno. La batuta elegida, García Calvo, no es para tirar cohetes, pero siempre suele resultar un buen concertador.

La Traviata la importan del Teatro Real, con todo su equipo trasladado desde Madrid. Será la misma que se verá en la capital unas semanas antes, pero aquí con el aliciente de la escena, que en esta ópera de Verdi es fundamental.

Se compensa la falta de decorados con un regalo extra. En Granada la distribución vocal será mejor, porque combina a la soprano del primer reparto, la estupenda Nadine Sierra (que ya puso Barcelona patas arriba con este personaje), y el tenor del segundo, Xabier Anduaga, más interesante que sus compañeros en el Real para el rol de Alfredo.

El 'Réquiem' de Verdi llegará desde Roma

El apartado operístico es solo una pista de todo lo que traerá Granada. Pero da una muestra de hacia dónde apunta la ambición de Pinamonti, que se propone lograr lo que no ha sido posible hasta ahora.

En el resto hay cosas de interés, pero Antonio Moral, quizá con mejores contactos en ese sentido, otorgó al capítulo orquestal una prestancia que ahora no se observa por ningún lado. Todas las orquestas invitadas pertenecen al segundo nivel, excepto quizá la Accademia Nazionale di Santa Cecilia por el tiempo que Antonio Pappano estuvo allí picando piedra.

Los romanos viajan ahora con una especialidad, el Réquiem de Verdi bajo la batuta de Daniel Harding, escasamente idiomático para el repertorio italiano como se ha comprobado con su fallida, reciente Tosca. Más enjundia, quizá, tenga el otro programa que ofrecerán: como este año toca Ravel, se traen Dafnis y Cloe, en la versión original con coro, quizá la pieza maestra del compositor francés.

Un tributo necesario al gran director granadino

Exhibe gran interés el concierto inaugural, por la obra escogida, la monumental Misa en si menor de J.S. Bach, que justifica cualquier peregrinaje, esta vez bajo la guía del magnífico Andrea Marcon a los mandos de La Cetra. Pero el acontecimiento posee además un significado especial: en Granada se han acordado ahora de uno de sus hijos predilectos, el director Miguel Ángel Gómez Martínez, al que estará dedicado el concierto, «in memoriam» de un músico excelente, aquí olvidado (como suele ser norma de la casa) por los tributos que nunca llegaron.

Habrá mucho más: flamenco, ballet, música de cámara…, en muchos casos con los mismos participantes de esos bolos veraniegos que, como los toreros, saltan de plaza de en plaza en España para este tipo de eventos, como la soprano Sondra Radvanovsky. Se anuncian casi cien espectáculos. Para conocerlos todos en detalle y consultar fechas y precios está la página del festival: granadafestival.org