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El poeta T.S. EliotEFE

Cuando los versos habilidosos del viejo Eliot se convirtieron en 'Cats'

El musical de Andrew Lloyd Webber basado en el poemario infantil del autor de 'La Tierra Baldía' se estreno un 8 de octubre en Broadway

Dijo Víctor Hugo que Dios creó al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre. El mismo autor que escribió: «¿Cuáles son las raíces que agarran, qué ramas crecen/ en esta basura pétrea?/ Hijo del hombre,/ no puedes saberlo ni imaginarlo, pues conoces solo/ un montón de imágenes rotas», La Tierra Baldía o el poema tardío que inauguró la poesía moderna derribando estrofas como bolos a cada verso impenetrable, jugó a ser Dios creando gatos con historias fantásticas y nombres brillantes y divertidos (Rum Rum Tugger, JennyAnyDots, Deuteronomio, Macavity…) en El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum.

La colección de poemas de humor para niños fue escrita para los hijos de los Faber, los dueños de la editorial en la que Eliot trabajaba como director. Quince años después de la muerte del poeta, por cuyos gatunos poemas se había interesado Disney (quien obtuvo una rotunda negativa del autor), el compositor Andrew Lloyd Webber, dicen que conmovido por la trágica historia de Grizabella, la gata del glamour, quiso convertir la obra de su marido en un musical. Pero ella dijo no.

Webber se propuso componer la mejor obra para convencerla. Terminada la partitura organizó un pequeño concierto en su casa de Sydmonton en honor de Valerie Eliot, que quedó encantada. Este quizá sería el último encanto hasta el estreno final. Los productores se echaron atrás; Webber tuvo que poner el dinero para poder estrenar la obra; Judi Dench, la protagonista, se rompió los ligamentos de la rodilla en los ensayos. Nadie confiaba en el éxito de un musical inspirado en los versos de T.S Eliot, el autor del más complejo y oscuro poema conocido.

No le gustaba a nadie

Cuentan que ninguna función se libró de los parones por averías técnicas. Pero la obra, tras su estreno en Londres, donde se mantuvo en cartel durante 21 años, acabó estrenándose en Broadway un día como hoy de 1982 y siguió representándose allí durante 18 temporadas. Cats narra la noche de la elección jelical, una decisión que deben tomar los gatos de una tribu llamada gatos jélicos sobre qué gato renacerá en una nueva existencia.

The Observer escribió que Cats no le gustaba a nadie, «salvo al público». Nadie podía imaginar que los versos que el poeta recitaba cada noche antes de irse a dormir, divertido como un dios de Victor Hugo: «Ponerle nombre a un gato es harto complicado,/desde luego no es un juego para los muy simplones./Pueden pensar ustedes que estoy algo chiflado/cuando digo que al menos ha de tener tres nombres./Lo primero es el nombre que le damos a diario;/como Pedro, Alonso, Augusto o Don Bigote;/Como Víctor o Jorge o el simpático Paco./Todos ellos son nombres bastante razonables./Los hay más bonitos y que suenan mejor/para las damas y los caballeros,/como Admetus, Electra, Démeter, o Platón…», eran del mismo autor cuyo abril era «el mes más cruel»  que hacía «brotar lilas en tierra muerta»; y también el mismo que escribió las letras de unas canciones que serían celebradas por millones y millones de espectadores durante décadas.