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Entre Sevilla y Triana se estrena el 26 de enero en el Teatro de la Zarzuela

La zarzuela Entre Sevilla y Triana de Pablo Sorozábal vuelve a Madrid tras más de medio siglo sin representarse

El próximo 26 de enero el Teatro de la Zarzuela acoge esta delicia olvidada del género chico, ambientada en Sevilla y con entremeses de bulerías y soleares

El Teatro de la Zarzuela acogerá el próximo miércoles, 26 de enero, el estreno de Entre Sevilla y Triana, de Pablo Sorozábal, una historia del llamado «género chico» ambientada en la capital hispalense, con una madre soltera en busca del amor como protagonista.

Conocida como «la zarzuela sevillana» del célebre compositor vasco, estuvo olvidada para las programaciones durante más de medio siglo, desde sus últimas funciones en 1955, y fue recuperada en 2007 por el director musical Manuel Coves y el director de escena Curro Carreres tras rebuscar entre los archivos de la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae), donde encontraron el manuscrito con anotaciones de su autor.

No se representa en Madrid desde 1950

La colaboración entre el Teatro Arriaga de Bilbao, el Teatro de la Maestranza de Sevilla y el Teatro Campoamor de Oviedo permitió llevarla a escena en 2012, pero por alguna razón, pese a la participación también de los Teatros del Canal de Madrid, nunca llegó a representarse en la capital española, después de su estreno en el Circo Price en 1950.

«Cuando yo llegué a este teatro siempre la tuve en mi cabeza, porque la ciudad se merecía conocer esta joya bastante desconocida o no tan conocida como quisiéramos», ha dicho hoy en su presentación Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela y responsable del Arriaga cuando se llevó a cabo aquel retorno a los escenarios españoles.

En esta ocasión, la dirección musical es de Guillermo García Calvo y la dirección escénica es de Curro Carreres. Junto a ellos, el vestuario es diseño de Jesús Ruiz, la iluminación de Eduardo Bravo, y en cuanto a la coreografía cuenta con 13 bailarines de Antonio Perea. La escenografía ha sido diseñada por Ricardo Sánchez Cuerda, que ha creado el ensueño de las callejuelas del barrio de Triana y el puerto de Sevilla.

Un sainete en dos actos y entremeses flamencos

«Yo me siento de allí cuando llego a los ensayos... y eso que soy de Santander», ha manifestado el tenor Alejandro del Cerro, subrayando la gran escenografía como uno de los puentes fuertes de este sainete en dos actos, con texto de Luis Fernández de Sevilla y Luis Tejedor que, según Carreres, ha conseguido «aúnar un lirismo extraordinario y una construcción de personajes moderna y coherente».

Para él, «hoy se valorará mucho mejor que el público del año 1950 esta obra», que tiene como epicentro la historia de Reyes: una madre soltera fuerte y empoderada que cría a su hijo en secreto, a riesgo de ser excluida socialmente, y que se ve envuelta en un triángulo sentimental.

Ese es el papel que encarnarán las sopranos Carmen Solís (que retorna al mismo por cuarta vez) y Berna Perles, al frente de un doble reparto en el que figuran también los barítonos Ángel Ódena y Javier Franco como su amado Fernando y los tenores Andeka Gorrotxategi y Alejandro del Cerro como José María, tercer vértice de la tensión sentimental.

«Creo personalmente que si no tuvo más proyección fue porque el título no es el adecuado. Parece una acotación escénica frente a títulos de otras de sus obras, como La del manojo de rosas o La tabernera del puerto, que hablan de la protagonista, que es su núcleo», ha opinado García Calvo, para quien le hubiese hecho más justicia un nombre como «La modista de Sevilla».

A su juicio, no hay que perder de vista una partitura «que podría haber salido de la pluma de Manuel de Falla» y en el que están muy bien dosificados los números más folclóricos, con sevillanas o pasodobles y «coreografías extraordinaria», con los dúos y romanzas introspectivos en los que la música dice más que las palabras acerca de los personajes.

A medio camino entre el musical y la zarzuela, «muy amena y perfecta para quienes nunca hayan visto nada de este género», han destacado sus responsables, todo queda aderezado por pequeños intermedios de bulerías y soleares en los que un cantaor y un guitarrista harán viajar al público a esa Sevilla idealizada de los años 50, cuando solo dos puentes unían las dos orillas del Guadalquivir.