El Teatro Español estrena 'Los Nocturnos', la historia de amor entre Chopin y la escritora George Sand
Está dirigida por Magüi Mira y protagonizada por la actriz Marta Etura y Jorge Bedoya, actor y pianista que interpreta en directo la música del compositor polaco
La Sala Margaritu Xirgu del Teatro Español estrena el 23 de junio (estará en cartel hasta el 17 de julio) la obra Los Nocturnos, escrita por Irma Correa, dirigida por Magüi Mira, y con la actriz Marta Etura y el actor y pianista Jorge Bedoya en los papeles de George Sand y Frédéric Chopin.
En 1836, el pianista y compositor polaco conoció a la escritora Aurore Dupin (firmaba sus obras como George Sand) en casa de Franz Liszt. Chopin tenía 26 y Dupin 32. El músico polaco dijo de ella, después de este primer encuentro, que tenía tal carencia de atractivo que se atrevía a dudar de si era una mujer. Por el otro lado cuentan que Dupin le comentó a una amiga: "Ese señor, ¿es una niña?
Ese señor, ¿es una niña?
Luego de semejantes impresiones, cuesta creer que el amor surgiera en medio de ese desierto de sentimientos. Pero lo que primero fue una amistad se convirtió en unión tras la traumática ruptura del compromiso del compositor con María Wodzinska, que lo rechazó por una mala salud que Dupin aceptó con ternura.
En Un invierno en Mallorca, la escritora contó la vida de la pareja y de los dos hijos de ella durante este período de ambos en la isla española, adonde viajaron en busca de un buen clima, que no encontraron, para el compositor. La vivienda donde se alojaron era demasiado húmeda y fría y la salud de Chopin empeoró. Por miedo al contagio el arrendador de la casa les obligó a marcharse y terminaron alojándose en la cartuja de Valldemosa, donde se confirmó la tuberculosis que años después terminó con la vida del músico.
«Chopinsky»
Dupin (o Sand) llamaba cariñosamente a su amado «Chip» o «Chopinsky», de quien empezó a distanciarse cansada de los continuos cuidados que necesitaba. La puntilla del fin de la relación, que duró 9 años, fue la actitud mediadora de Chopin entre Solange, la hija de Aurore, y su relación con un hombre 14 años mayor, y la escritora, que esta no toleró: «Prefiero verte pasar al bando enemigo que defenderme de una enemiga que salió de mi seno y que alimenté con mi leche.[…] Adiós, amigo mío. Cúrate pronto de todos tus males […] y agradeceré a Dios este extravagante desenlace de nueve años de amistad exclusiva. Dame de vez en cuando noticias tuyas. Es inútil volver nunca sobre todo lo demás».
Petro no hubo más noticias entre ambos hasta varios años después, en el preludio de la muerte de del compositor: “En marzo de 1848 volví a verlo por un momento y estreché su mano temblorosa y yerta. Quise hablarle, pero se escapó. A mi vez, podía decir que él ya no me amaba", relató Sand.
Chopin murió un año después a los 39 años. Irma Correa, la autora de Los Nocturnos, cuenta que escribió el texto en los últimos meses de vida de su padre, "pero yo no lo sabía. Siempre nos dijeron que existía una ínfima esperanza de que todo saliera bien, a la que mi madre y yo nos agarramos como animales”, dijo. «La historia de George Sand y Frédéric Chopin me ayudó a exorcizar mi pánico a la despedida. Aunque cuando la escribía tampoco sabía que mi vida correría paralela a ella como un fiel espejo. (...) Durante todos esos meses me invadió una espantosa impotencia por no poder salvar a mi padre. George Sand quiso despedirse de Frédéric Chopin en su lecho de muerte, pero no la dejaron. Yo sí pude hacerlo», afirmó.
La directora Magüi Mira dijo que “Los Nocturnos es la historia salvaje de una pasión imposible. Aurore es atrevida, pero también delicada e insegura. Sabe que su vida abre el camino a otras mujeres. Que no someterse a nadie es la forma real de amar sin límites. Que vestirse de hombre es un reto al poder. Frédéric Chopin es sensible, temperamental, pero también tímido y enfermizo. Aurore ha huido de un matrimonio asfixiante, Frédéric de los rusos que invadían a sangre y fuego su querida Polonia".
Una historia que la directora ha convertido en atemporal, en palabras de Marta Etura, su protagonista, a quien acompaña el actor y pianista Jorge Bedoya, en el papel de Chopin, para quien es «un privilegio» transmitir a dos voces, a través del texto y del piano, «el pensamiento y el arte».