No nos pasemos

La derrota del pasado domingo en el antiguo Cornellá, ahora RCDE Stadium –ya está bien de tanto modernismo– fue un palo, no nos vamos a engañar. Si a eso le sumas la derrota ante un equipo como el Sheriff, es entendible que el ánimo de los aficionados del Real Madrid no pase por su mejor momento. Pero de ahí a comparar las situaciones entre madridistas y culés es otro cantar. El equipo de Carlo Ancelotti es líder de LaLiga, con los mismos puntos que Atlético y Real Sociedad, sí, pero quien ocupa el primer cajón del podio es el Madrid y lo hace gracias a la explosión goleadora con la que inició el campeonato, que también es de valorar. Por tanto, si hoy LaLiga acabara, el trofeo de campeón sería para el conjunto blanco. Así que no nos deprimamos tan fácilmente.

El Real Madrid no atraviesa su mejor momento de la temporada, eso es cierto, pero cuenta en su equipo con el pichichi Benzema, con Vinicius Jr. –uno de los jugadores más desequilibrantes–, con Courtois –uno los tres mejores porteros del mundo– y con un entrenador en el que el club confía al cien por cien.

El Barça, por su parte, ocupa la novena plaza, a dos puntos de Champions y a cinco del liderato. Es decir, tendría que ganar dos partidos y que el Madrid no lo hiciera para poder alcanzarlo. Y vista la fragilidad como bloque que presenta actualmente el conjunto de Koeman resulta, de momento, difícil de creer. Laporta tiene demasiados líos internos. No había acabado de abrazar al busto de Messi cuando le saltó la alerta de Koeman.

En Champions, los barcelonistas andan anclados en cero puntos, cero goles a favor y dos goleadas recibidas. En el Madrid solo hay que lamentar la infantil derrota ante el Sheriff, que emborronó el importante estreno con victoria en el Giuseppe Meazza. Tiene que enderezar el rumbo, pero la primera plaza del grupo es asequible si vuelve a su mejor versión.

El conjunto de Ancelotti debe mejorar, es evidente, pero veo dos elementos que pueden hacerle cambiar el rumbo y que no detecto en Can Barça: hambre e ilusión. Así que criticar está bien, pero comparar ambas situaciones me parece algo excesivo. No nos pasemos.