El Open de Australia puede quedarse sin estrellas por unos requisitos excesivos
Los circuitos masculino y femenino han rechazado las elevadas barreras legales, administrativas y sanitarias del país anfitrión para la participación de los tenistas
El año que viene está prevista la celebración de una nueva edición del Open de Australia, uno de los cuatro «Grandes» del tenis mundial. Sin embargo, la competición puede tener lugar, pero sin las principales figuras –como Paula Badosa o Novak Djokovic– en sus pistas por el desacuerdo de los circuitos masculino (ATP) y femenino (WTA) con la gestión de la pandemia y las restricciones en el país anfitrión.
El primer punto que causa polémica entre las organizaciones es la denominación de «contacto cercano» que promueve la legislación local. La segunda causa de desencanto se relaciona directamente con la vacunación obligatoria de los tenistas para acceder al país y no tener que afrontar restricciones mayores que les puedan perjudicar a nivel competitivo.
Difícil escapatoria al confinamiento
Un contacto cercano es alguien que ha estado cerca de una persona con COVID-19 infeccioso, y podría haberse infectado con el virus», se lee en documentos oficiales
La etiqueta de «contacto cercano» hace prevalecer la coincidencia en el espacio concreto y la posibilidad de contagio sobre su certeza o los resultados de test realizados previamente. También, omite el mantenimiento de cualquier medida de seguridad, como el uso de mascarilla, la distancia de seguridad o la vacunación, así como la existencia de síntomas.
Una de las especificaciones abarca la opción de ser «contacto directo secundario» al haber «compartido un espacio confinado (como un automóvil)» con un posible positivo. Esta situación es muy posible que afecte a los deportistas profesionales a la hora de acudir a la cita australiana, ya que habrán de hacerlo en el «espacio confinado» de un avión. Ni siquiera la reducción de aforo para los equipos en los aeroplanos eximiría a cualquier miembro de la expedición de ser «contacto cercano» de cualquier orden y perjudicar la comparecencia de su equipo en el Grand Slam.
Principales o secundarios tienen en común los 14 días de confinamiento que tendrían que afrontar desde el último contacto con el foco del virus y las tres pruebas a las que deben someterse durante el periodo de aislamiento total. Entre las pocas excepciones que admite la norma se encuentra la salida para la realización de los test en los plazos requeridos, desplazamiento que los tenistas habrían de hacer con sus propios medios. Entre los supuestos de la ruptura del confinamiento no se encuentra la opción de abandonar el recinto para recibir la vacuna.
Vacunas legales: visados y restricciones
Distintos representantes del estado australiano de Victoria –que rige en Melbourne, sede del Open– ya se han pronunciado, de distintas formas, sobre el requisito de la vacunación. El último en hacerlo ha sido Daniel Andrews, jefe del Gobierno, que, además, añade la barrera administrativa como dificultad extra para los deportistas profesionales no vacunados.
A pesar de no disponer de autoridad sobre documentación de extranjería, Andrews duda de que «los tenistas sin vacunar logren un visado para entrar en Australia». De hacerlo, añade les esperará el confinamiento. En cambio, quienes sí hayan recibido las inyecciones necesarias «no pasarán un período de aislamiento».
El premier australiano se aseguró de resaltar que este mandato aplica «sin excepciones». El destinatario principal de estas palabras es el número uno del mundo, Novak Djokovic, que sigue sin dar a conocer esa información, que considera de carácter íntimo y personal. El serbio sí que ha lanzado algunos reveses en contra de la obligación de inocularse la vacuna por obligación para poder competir.
En una línea similar también se manifestó el ministro de Deportes, Martin Pakula, que advirtió de que la entrada al país de personas no vacunadas es un tema de discusión aún pendiente en el Ejecutivo australiano. Pakula, en cualquier caso, recomienda a todos los participantes la vacunación si estuviese en su piel. «Si yo fuera un tenista de la ATP o WTA me vacunaría», señaló.