Fundado en 1910
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La plantilla del Victoria está realizando una temporada para el recuerdoInstagram

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El club que forjó a Amancio se bebe la Copa del Rey

El Victoria, equipo coruñés de la sexta categoría, se enfrentará al Villarreal en la primera ronda. Nacido en 1943, cuenta con 600 fichas. Tres conjuntos de Primera y dos de Segunda cuentan hoy día con jugadores formados en sus filas

Cuando en la ciudad del Victoria C.F. alguien dice «Amancio», la gran mayoría no piensa en el que hoy es el hombre más rico de España, Amancio Ortega, ilustre vecino del barrio más noble. No. Piensa en un futbolista, en una leyenda del fútbol español, pese a que hace ya 59 años que no vive en A Coruña. Piensa –lo decimos ya– en Amancio Amaro Varela, forjado en el Victoria, lanzado por el Deportivo y convertido en leyenda por sus andanzas en el Real Madrid y en la selección española. Tal es la pegada que dejó Amancio en su ciudad natal, en el Deportivo –al que colaboró a ascender a Primera en una temporada inolvidable– y también en el club coruñés de moda estos días, el Victoria, que es el que lo vio nacer.

Para alegría de Amancio, el Victoria Club de Fútbol, que milita en la sexta categoría del fútbol español, va de fiesta en fiesta en las últimas jornadas. En la noche del miércoles logró el acceso a la primera ronda de la Copa del Rey tras superar al Hernani (1-0) y ayer la suerte le deparó al equipo más potente de los que entraban en el bombo (estaban excluidos los cuatro que jugarán la Supercopa: Real Madrid, Barça, Atlético y Athletic). Los jugadores de este modesto conjunto de barrio saltaron como un resorte al conocer cuál sería su rival: el vigente campeón de la Europa League, una escuadra de Champions League, el Villarreal. Recibieron la noticia en la sede del club en Elviña. Mantienen otro local en su barrio de nacimiento, Santa Lucía, un rincón estratégico de la ciudad, muy cerca de una factoría histórica (la desaparecida Fábrica de Tabacos, de la que escribió Emilia Pardo Bazán), de la cervecería de Estrella Galicia (conocida como La Catedral), del puerto (líder en pescado fresco en España) y también de la fuente de Cuatro Caminos, donde el Dépor celebra –celebraba, snif– sus éxitos. Si se produce la mayor sorpresa de la historia de la Copa, y el Victoria elimina al Villarreal, a fe que esa fuente volverá a vivir un día de máxima gloria.

El alumbramiento

La historia del Victoria ha estado ligada a estrellas desde su nacimiento en febrero de 1943. Uno de los fundadores fue el mítico futbolista canario Hilario Marrero, que se acababa de retirar tras haber jugado en clubes como Dépor, Real Madrid, Valencia o Barça. Fue él quien propuso el nombre del equipo y los colores (rayas blancas y negras, de ahí el apodo de ‘cebras’), tomados ambos del Real Club Victoria, de Las Palmas, en el que Marrero había jugado antes de saltar a la península.

Hilario era el más ilustre de un grupo de amigos fundadores en el que se destacó Luis Ríos García, absoluta leyenda de la entidad, pues fue presidente durante los primeros 35 años de existencia. Fallecido hace años, el club le sigue reservando el carnet de socio número 1.

Amancio nunca llegó a jugar en la «Liga de Modestos», todo un clásico coruñés. Una competición durante muchas décadas cerrada solo a los clubes de la ciudad, organizada en dos categorías (Primera y Segunda) y de la que el Victoria fue campeón a comienzos de los 70. La «Liga de Modestos», un mundo aparte de las categorías federativas, fue en su día tan potente que hubo futbolistas que un sábado los tenías jugando en La Granja –el legendario campo de la competición, ya desaparecido– y al sábado siguiente eran titulares en el Bernabéu con un equipo de Primera.

Amancio, tercero por la izquierda en la fila de abajo, con los juveniles del Victoria en 1957

Amancio, tercero por la izquierda en la fila de abajo, con los juveniles del Victoria en 1957

En esa época de esplendor del fútbol modesto coruñés se formaron en el Victoria futbolistas como Pepiño Suárez (Sevilla), Jaime Blanco (Deportivo, Real Madrid, Hércules, Betis), Seoane (Real Madrid) o Moncho Parada (Real Madrid, Rayo Vallecano). Y, por supuesto, el ya citado Amancio, que jugó en los juveniles del club de Santa Lucía entre 1954 y 1957, hasta los 18 años, antes de ser fichado por el Deportivo. Nunca olvidará el mito aquellos partidos invernales con la elástica del Victoria: «Recuerdo cuando se te desataban las botas y entonces aún no estabas muy avezado a la hora de atarlas, y cada dos por tres tenías que ir a la grada para que los espectadores te las atasen porque el frío que hacía te lo impedía a ti», contó en la revista del 50 aniversario del club.

Hasta ahora, el mayor éxito del Victoria era el campeonato gallego de aficionados conquistado en 1971, hace justo medio siglo, por un equipo entrenado por Solé, un ex jugador argentino del Valladolid y el Oviedo. Club muy respetuoso con la tradición, en la noche del miércoles reservó las mejoras localidades del improvisado palco de A Grela no para la alcaldesa, los concejales o el presidente de la entidad, sino para las viejas glorias. Allí se sentaron Kubala, Suso Rebollo, Toñito Caridad, Tito Ramallo o Quique –campeones en 1971– y otras leyendas posteriores como los hermanos Ramallo (Tito y Alberto).

Las leyendas del Victoria vieron el histórico partido del miércoles en primera fila

El Victoria que fue campeón gallego de aficionados en 1971

Las leyendas del Victoria vieron el histórico partido del miércoles en primera fila

Las leyendas del Victoria vieron el histórico partido del miércoles en primera fila

A punto de desaparecer

Muchas de las leyendas arriba citadas estuvieron en dos momentos fundamentales. En el mejor –el citado título– y en el peor, que llegó en 1985, cuando el equipo, acuciado por una gran deuda, estuvo a punto de desaparecer. No lo hizo porque esos antiguos jugadores se organizaron para salvar el club, que pasó a ser liderado por otro recordado presidente, Antonio Edreira, funcionario en el Ayuntamiento local.

Ocho años después, cuando el club cumplió cincuenta, Juan Carlos Vázquez se convirtió en máximo mandatario. Era entonces un joven (29 años) funcionario del Ayuntamiento de Oleiros, limítrofe con la ciudad coruñesa y regido por uno de los alcaldes más peculiares de España, el castrista Ángel García Seoane, Gelo, que tiene una rotonda consagrada al Che. Hoy, «Juan el del Victoria» –como es conocido en el mundillo del fútbol gallego– sigue teniendo el mismo trabajo y continúa ostentando la presidencia. Ah, y Gelo sigue siendo el regidor.

En ese 1993, el Victoria ni siquiera formaba parte de la élite local coruñesa. Bastante tenía con sobrevivir tras los convulsos años 80. El club manejaba un presupuesto de 2 millones de pesetas (unos 12.000 euros), movilizaba a 160 jugadores –todos de sexo masculino– en ocho equipos y contaba con 360 socios.

Hoy, 28 años después, el Victoria es el equipo en el que todos los niños y jóvenes coruñeses quieren jugar, hasta el punto de que los chavales y chavalas que militan en el club lucen con orgullo su chándal y su camiseta por las calles coruñesas. La entidad maneja un presupuesto de 180.000 euros, moviliza a 600 jugadores –120 mujeres– en 33 equipos y cuenta con 600 socios.

De la mano de Juan y decenas de colaboradores, el equipo ha ido creciendo año tras año hasta convertirse en una referencia del fútbol de cantera en Galicia. También en lo que respecta a las mujeres.

En la tierra de Irene –primera futbolista profesional española, en los años 20– y del Karbo –primer campeón de España femenino, en los 80–, el Victoria decidió en 2009 poner en marcha un equipo femenino. Hoy tiene seis (uno en Primera nacional, la tercera categoría del fútbol español; otro en Primera gallega; sendos conjuntos cadete e infantil; y dos alevines). Fue un acierto del Victoria. Otro más de un club que encuentra en la formación su razón de ser.

Prueba de que el Victoria tiene muy bien engrasada la maquinaria de la cantera es que tres equipos de Primera y dos de Segunda cuentan con ex ‘cebras’ en sus filas. En la máxima categoría juegan Lucas Pérez (Elche), Rober Pier (Levante) y ha disputado varios partidos esta temporada el joven Jesús Vázquez (Valencia). En la de plata lo hacen Raúl Carnero (Valladolid) –que es nieto de uno de los fundadores del Victoria, Acacio Carnero– y Juan Carlos Real (Huesca).

Riazor en el horizonte

El Victoria es el tercer equipo de la ciudad herculina. El primero es el Dépor, líder en Primera RFEF. El segundo, el Silva, que milita en Tercera División. En un tercer escalón, Preferente, se encuentran el Atlético Montañeros y el Victoria, que ocupa la zona templada de la tabla liguera.

Pero en la Copa es otra cosa. Como se mostró el pasado miércoles en A Grela. Todos fueron héroes en el 1-0 contra el Hernani, pero señalaremos a cuatro: el entrenador Guillermo Pigueiras; el autor del tanto, Iago Pérez; el portero Jano, que detuvo en los últimos minutos el penalti que habría supuesto el empate; y Sergito, el mejor de todos los que pisaron el césped.

Ahora les espera un rival de campanillas y un campo que celebró una Liga y gestas en Champions. Dadas las exigencias de la organizadora de la competición, la RFEF, es muy probable que la eliminatoria, que se librará a partido único, se celebre en el municipal de Riazor. Abrir el campo del que el Dépor es principal usuario cuesta en torno a 12.000 euros, y ese es el principal obstáculo con el que tendrá que lidiar el Victoria en los próximos días. Seguro que Juan Carlos Vázquez y compañía sabrán resolverlo. El choque se disputará entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre.

Será una noche histórica para el Victoria, cuarto equipo del pequeño municipio coruñés –es la segunda capital de provincia con menos extensión de la España peninsular– que disputará el torneo del KO. Los anteriores fueron el Deportivo (lo hizo por primera vez en 1910 y fue dos veces campeón), el Fabril (filial del Deportivo) y el desaparecido Deportivo Juvenil.

Cuando Amancio fichó por el Real Madrid, el periódico local La Voz de Galicia entrevistó al futbolista. En el titular, el jugador se declaraba «tranquilo». Casi 60 años después, la expresión «yo tranquilo como Amancio» sigue formando parte del acervo local. Tranquilo, como Amancio, se declara Juan, el presidente del Victoria, en el momento más efervescente de la historia del club. Porque sabe que este billete copero es, en el fondo, el premio al trabajo a fuego lento. A treinta años de cosecha futbolística.

Nota: El autor del texto es el socio número 19 del Victoria C. F. 

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