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Stendhalazo blanco

Un Stendhalazo es lo que sucede, salvo que tengas horchata en las venas, cuando ves jugar al Madrid como en los últimos treinta minutos

El Madrid se jugaba la vida contra el PSG y yo decidí ir al Bernabéu con José Luis, que es del Barcelona, y con Pedro, que es del Atlético. Contado así suena temerario sobre todo cuando tienes que remontar, pero tiene una explicación humanista, que decimos los liberales, o vocación social que gusta más a los socialdemócratas: enseñar la fe verdadera. Si ganaba el Madrid, los chavales saldrían incómodos pero con altas referencias históricas y estéticas, que no es poca cosa. Lo que sucede es que todo tiene una cara B, incluso hacer el Bien también puede tener consecuencias injustas. Si el Madrid caía, el infierno del regocijo indio-culé sería como cargar una penitencia absurda por innecesaria. Así se preparó la noche, y con estos mimbres llegamos al Bernabéu.

Comenzó el partido y aquello no funcionaba, hasta que una luz de esperanza se iluminó cuando Mbappé se acercó a la banda quitándose la camiseta, como si fuera a ponerse ya la del Madrid; nos hubiéramos ahorrado un disgusto, como el que dio poco después con el gol con el que el PSG se fue ganando a vestuarios. Y pudieron haber sido más, para qué nos vamos a engañar. Un primer tiempo para olvidar.

Cuando Stendhal visitó Florencia por primera vez en 1817 escribió que le «sobrecogió una feroz palpitación del corazón…». Un stendhalazo es lo que sucede, salvo que tengas horchata en las venas, cuando ves jugar al Madrid como en los últimos treinta minutos.

Que nadie les engañe, Donnarumma no falló en el primero de los tres goles de Benzema, la presión y la pasión se la quitó y la metió. Y otro partido, también empujado por los cambios de Ancelotti (qué señor), comenzó. Qué festival, qué diversión, qué ausencia tan absoluta de resignación.

Como Woody Allen, estoy en contra de la muerte, no le veo ninguna gracia a morirse, pero si hay que hacerlo, que sea con las botas puestas. Y eso es el Madrid.

Hay una diferencia abismal entre ser un equipo de fútbol con grandes jugadores y ser el Real Madrid. Me escribía Emilio al terminar que el PSG juega para ganar la Champions y el Madrid para la gloria. Amén.

Cualquiera que haya visto el partido, incluso mis amigos del Barça y Atlético, seguro que esta noche, ya de regreso en casa, lo sabrán disfrutar.

Vamos a por los cuartos.