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Primer acceso a Saint Denis con los vecinos del barrio esperando a la afición del Real MadridCR

Testigo directo

Saint-Denis: la comuna parisina que aterró al madridismo y de la que huyen los Juegos Olímpicos

El Gobierno de París aleja la gran cita olímpica de un barrio conflictivo que no mejoró el Mundial del 98

La gran final de la Champions de 2022 se iba a jugar en San Petersburgo, en la emblemática ciudad rusa a orillas del mar báltico. El estadio de Krestovski, al que el precio del gas cambió por Gazprom Arena dio paso al estadio de Francia, a Saint-Denis.

Las grandes citas deportivas suelen ser el impulso definitivo para sacar de la pobreza a muchos barrios de las grandes capitales europeas. Fue el caso de la villa olímpica de Londres 2012 en Stratford, una zona deprimida del este que se puso en valor tras la cita olímpica con más de 3.000 viviendas. Algo parecido al estadio Metropolitano que espera albergar una cita olímpica en Madrid y que lavó la cara a San Blas, treinta años después de que la democracia pusiera fin al chabolismo.

Los seguidores del Real Madrid sufrieron el robo de móviles desbloqueadosCR

En el caso del mundial de Francia de 1998, Paris también quiso aprovechar la cita para remodelar la comuna del departamento de Sena-Saint Denis situada en la Pequeña Corona del Gran París a 10 kilómetros del centro.

El suburbio industrial dio paso a una zona residencial donde se encuentra la necrópolis real de la Basílica de Saint-Denis y la Ciudad del cine. Con los años, el área que rodea al estadio donde Zidane coronó a Francia campeona del mundo en 1998 ante Brasil, Sudáfrica ganó a Inglaterra en el mundial de rugby de 2007 o Portugal ganó a Francia la final de la Eurocopa de 2016, se ha convertido en una zona habitada por inmigración musulmana tan propia de esa Francia multicultural y polémica.

La fan zone de los aficionados del Real Madrid en Saint-DenisCR

La final de la Champions entre el Liverpool y el Real Madrid era la primera tras la pandemia en plenitud. Una final al más alto nivel donde se darían cita 80.000 espectadores, unos 20.000 de cada equipo de forma oficial y otros 40.000 más pacíficos porque suelen ser compromisos de UEFA o aficionados neutrales que compraron la entrada antes de saber los finalistas.

Paris y la UEFA conocían los riesgos de cada afición. Por un lado, los 30.000 ingleses que sabían que aterrizarían en la capital gala sin entrada que deberían controlar hasta que su avión despegara rumbo a las islas. Los españoles no tienen el poder adquisitivo ni la cultura deportiva como para viajar sin poner la guinda de ver el partido.

Aficionados del Real Madrid en los accesos al estadio, al fondo el lugar conflictivoCR

La afición del Real Madrid tuvo su punto de encuentro, como quiso llamarle la UEFA en lugar de Fan Zone, en el Parque de la Legión de Honor de Saint Denis. Una extensa área próxima al estadio donde se instaló una pantalla gigante y se amenizó la jornada de 12 a 18 horas. Los accesos estaban controlados solo para la afición blanca. Mientras, la del Liverpool fue concentrada en la Course de Vicennes, en una zona más céntrica de Paris.

A las 17:50 el locutor Tony Aguilar anunció hasta tres veces que había que abandonar el parque y poner rumbo al estadio. Insistió en que, de no hacerlo, las autoridades obligarían a salir. El madridismo empezó a desfilar y en esas salidas se encontró la primera sorpresa, allí esperaban cientos de personas, en su mayoría inmigrantes, para ocupar el espacio del madridismo y ver el partido en la pantalla gigante.

Los aficionados blancos que se quedaron por la zona sufrieron la delincuencia de los vecinos que vieron ocupado su territorio. La operativa era fácil, cuando un español desbloqueaba su móvil para llamar o hacerse una foto, pegaban el tirón y corrían con el dispositivo desbloqueado en la mano. Si lo mantenían activado hasta la hora del partido, podían acceder a la final. Hasta tres robos se produjeron en la zona. Los ladrones salieron a la carrera y los aficionados del Madrid acudieron a los gendarmes que estaban lejos de ese punto caliente. La intimidación también estuvo presente. Jovencísimos inmigrantes que jugueteaban con porras extensibles o enseñaban placas policiales a los seguidores blancos.

La policía francesa actuó contra los aficionados del Liverpool sin entrada y contra los robos a los aficionados del Real MadridEFE

La llegada al estadio fue «horrible» para las personas mayores y los niños que hacían cola a más de 200 metros. El primer punto de control se situó debajo de un puente por el que pasaba una carretera de circunvalación. Después, y ya con la entrada validada, había que atravesar otro puente sobre una esclusa del Sena.

Ese primer checkpoint fue «una ratonera» en la que confluyeron miles de aficionados del Real Madrid durante una hora. El embudo y los nervios por la falta de personal para agilizar ese momento tuvo un punto de dramatismo cuando varios grupos de jóvenes magrebíes se infiltraron para robar los teléfonos móviles que la gente tenía en la mano, desbloqueados y preparados para que la UEFA validase la entrada.

De la tensión a la violencia

De la tensión se pasó a la violencia mientras los gendarmes, fuertemente armados y protegidos con cascos y corazas, miraban desde el otro lado sin inmutarse. Los aficionados del Real Madrid señalaban a los ladrones y les recriminaban que estuvieran allí para robar. Muchos no obtenían respuesta, pero los gritos provocaron que algunos niños rompieran a llorar en brazos de sus padres. Un momento de felicidad convertido en una pesadilla. Atrapados entre cientos de personas sin posibilidad para salir de allí.

Una de las peleas acabó con un hincha de unos 60 años en el suelo y, al fin, la policía se decidió a acceder a la zona para llevarse a los magrebíes que habían provocado la pelea encarándose con la afición.

Todo esto pasaba a las 19:30, a dos horas del inicio oficial del partido y sin saber que al otro lado del estadio la falta de previsión iba a provocar graves incidentes con la afición del Liverpool que acudía sin entrada.

El momento de miedo se superó cuando las únicas dos personas que tenían la tecnología para validar la entrada activaban el acceso. Al subir las escaleras del puente que finalizaba en el estadio todos miraban atrás para ver la odisea que les esperaba a los que allí seguían vigilando su espalda y su bolsillo.

La grada de aficionados del Real se llenó antes que la del Liverpool por los incidentes de los ingleses sin entradaCR

A medianoche la afición blanca salió por los mismos accesos rumbo al metro, a los autobuses o a los hoteles. Una furgoneta de los gendarmes se atravesó y complicó la evacuación de un rio de gente, al menos, feliz por la victoria. Entre las conversaciones afónicas se escuchaba a gente susurrar que «como alguien provoque una estampida estamos perdidos». El barrio seguía peligroso, pero ahora multiplicado por la nocturnidad. La policía francesa apareció en masa para que su presencia evitase cualquier acto de vandalismo.

Ya en el aeropuerto Charles De Gaulle, Paris volvió a mostrar carencias por su falta de organización. Los 18 aviones que debían salir de allí antes de las 3 de la madrugada empezaron a retrasarse hasta las cinco.

Uno de ellos acabó embarcando a las 4:20 por las presiones de los aficionados de la Peña Ramón Mendoza. El autobús que los llevaba a su avión los dejó en otro diferente. Algunos seguidores llegaron a subirse y, al ver la cabina ocupada, tuvieron que volver a bajar para montar de nuevo en el autobús y embarcar en otro avión, por fin, el que les devolvería a Madrid y que según dijo una de las azafatas «llevamos aquí desde las 00:20».

Los que vivieron la Champions de Kiev comentaban que aquello era una situación parecida. Militares de aquel país mandándoles callar y vuelos retrasados hasta cuatro horas.

Paris y sus Juegos Olímpicos huyen de Saint Denis. El estadio está obligado a ser el olímpico, pero la villa ya se acerca más al centro igual que muchas actividades que tendrán lugar en la emblemática zona de la Torre Eiffel, Trocadero o Campos Elíseos.