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Iszac Henig, a la izquierda, junto a Lía Thomas, a la derecha

Iszac Henig, a la izquierda, junto a Lía Thomas, a la derechaInstagram

Iszac Henig, un caso Lía Thomas a la inversa: prefiere perder como hombre a ganar como mujer

Este nadador trans ha pasado de conseguir triunfos cuando competía contra mujeres a ser irrelevante cuando lo hace ante hombres

Cuenta Iszac Henig que prefiere competir «como yo mismo soy» a ganar como sentía que no lo era. Este nadador trans ha revolucionado en las últimas semanas el deporte –especialmente la natación, allí con mucho seguimiento– en Estados Unidos. Es una especie de caso Lía Thomas en el deporte, pero a la inversa. No quiere ganar y eso que venía haciéndolo en sus últimos años.

Henig, de 21 años, triunfaba en categoría femenina. Tenía una progresión asombrosa. A los 14 el equipo de relevos en el que competía hizo el récord en Estados Unidos y dos años después se clasificó para los Juegos Olímpicos de 2016, aunque «fui descalificado a causa de los nervios», dice. Se movió en la salida y no llegó a competir como tal. Era una nadadora relevante en el combinado estadounidense. Hace tres años, justo antes de la pandemia, estaba entre las mejores 100 nadadoras de todos los Estados Unidos.

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Pero no se sentía cómoda. Explica, en una columna en el The New York Times, que «me sentía de lo más incómodo en el vestuario», lugar en el que se tienen que hacer lazos con el resto de nadadoras y donde no estaba agusto. «Me sentía inseguro de mi identidad, de mis decisiones vitales, de mi compromiso con la natación. Cuanto más me aferraba a la identidad de mujer, peor me sentía», añade. Henig dice que al escuchar los típicos ánimos de la grada de «ánimo chicas» se sentía mal, le hacía empeorar su salud mental: «Acabé entendiendo que no pertenecía al equipo femenino».

La pandemia fue clave para cambiar: se lanzó a competir allí donde quería, aunque fuera a ser de los peores. Así, Henig completó su cambio, ya figuraba como hombre y compite en categoría masculina. «Mis entrenadores me dieron la opción de unirme al masculino o al femenino y mis compañeros de ambos equipos lo aceptaban», cuenta. Lo tenía claro: iba a competir contra hombres y no contra mujeres.

Del éxito a la derrota

Se da la circunstancia de que tras ese cambio las cosas a nivel deportivo han cambiado por completo. Justo en ese momento de cambio de categoría estaba ya logrando victorias en los 50 metros libres. Pero tomó otra decisión. De ganar carreras, tener una progresión importante y destacar en categoría femenina pasa a ser un deportista totalmente irrelevante que queda de los últimos en categoría masculina.

En concreto, Iszac Henig quedó en el puesto 79 de 83 competidores en su primera carrera ante hombres. Solo quedaron detrás un nadador sin brazo y otros tres que no son especialistas en esa disciplina y que estaban allí poco menos que para entrenar. El asunto es que Henig hizo exactamente los mismos tiempos ahora, en categoría masculina, que antes, en la femenina. Hace meses le valía para ganar competiciones, pero ahora no. Ahora está de los últimos. Y dice sentirse mejor ahora.

Es, pues, todo lo contrario al caso de Lía Thomas, que nació hombre y se sentía mujer y que pasó de ser totalmente irrelevante contra hombres a ganar carreras ante mujeres. Henig es su antónimo: pasó de tener grandes éxitos a estar entre los últimos. Lo hace porque ha pensado más en sí mismo que en un resultado concreto.

Cabe recordar que, y tras la polémica que supuso en todo el mundo el caso de Lía Thomas, la Federación Internacional de Natación impidió que compitan nadadoras transexuales en carreras de élite si han pasado por cualquier parte del proceso de pubertad masculina. Exige que los competidores transgénero hayan completado su transición antes de los 12 años para poder competir en las pruebas femeninas.

Sin embargo, con Iszac Henig ocurre lo contrario: es un deportista que compitiendo en categoría femenina le iba muy bien y que al sentirse un hombre demandaba luchar contra hombres. Y hay un punto de honestidad toda vez que prefiere competir en otra categoría aun sabiendo que va a pasar del éxito a la indiferencia deportiva. Eso sí, deja nuevamente un debate abierto sobre cómo se deben tratar estos casos a la espera de si se creará una «categoría abierta» como han anunciado varias disciplinas deportivas.

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