La rebelión de los deportistas ucranianos que avanza un nuevo boicot en los Juegos Olímpicos
La posible participación de los rusos en París enerva a Ucrania: «Quizás sería mejor no permitir a un país terrorista que ha matado a nuestros deportistas»
Queda poco más de un año para los Juegos Olímpicos de París –la cita deportiva más importante cada cuatro años– y aún el deporte está dividido por cómo tienen que afrontar las sanciones a los rusos.
Algunas federaciones piden castigarles sin ningún tipo de opción: que todos los rusos no participen en la cita olímpica. Otras que sí estén pero que solo sean quienes abiertamente hayan condenado la invasión de Ucrania por parte de su país. Las más laxas sí quieren que estén los deportistas rusos condenen o no la intervención militar de Putin.
A la vez que ocurre este debate existe una amenaza de boicot por parte de los deportistas ucranianos, que empiezan ya a ver la opción de no ir a París en lo que sería un movimiento que pondría en jaque a los Juegos Olímpicos. No ver a Ucrania en la gran cita del deporte daría un mensaje terrible para el mundo: sí estarían los rusos y no las víctimas de la invasión. Además, sería un fracaso total para el movimiento olímpico, que volvería a ver como décadas después unos boicots que recuerdan a la Guerra Fría.
Quienes han lanzado ya la idea de que no irán a París si los atletas rusos tienen permiso para estar en los JJ.OO. son las gemelas Aleksiiva. Maryna y Vladyslava, figuras relevantes en natación sincronizada y medalla de bronce en la última cita de Tokio, son víctimas de la guerra. Huyeron de la ciudad de Jarkov cuando empezaron los bombardeos. Amenazan con no ir a París –en una imagen muy potente a nivel internacional– si los atletas rusos sí van.
El deporte como símbolo patriótico
«Quizás sería mejor no permitir a un país terrorista que ha matado a nuestros deportistas», acaban de decir en un mensaje al Comité Olímpico Internacional (COI): los rusos «no pueden estar» en París ni aunque compitan bajo neutral, algo que está claro que pasará si finalmente les dejan competir. La bandera rusa no estará ni en París ni en ningún Mundial deportivo.
En Ucrania el deporte –especialmente el fútbol– está sirviendo con un sentido patriótico con el que no caer en la tristeza total y creer que la guerra aún se puede ganar. El COI lleva unas semanas de negociaciones con la idea de que dejen competir a los rusos. Eso para Ucrania es toda una declaración de enemistad y sus autoridades acusan al mayor ente deportivo del mundo de promover la guerra al abrir la vía de la integración a los deportistas rusos y bielorrusos, país aliado de Moscú que ha cedido su territorio para permitir la invasión.
El clavadista Stanislav Oliferchik ha expuesto lo que supondría que los rusos fueran a los Juegos Olímpicos en contraposición con como llegarían ellos. Mientras los rusos entrenan con normalidad, sin apenas problemas en su preparación, los ucranianos viven pendientes de alarmas antiaéreas y con el miedo de que cualquier cosa pueda pasar.
«Desde que tenemos una alerta antiaérea, los nadadores y nadadoras en bañador corren a los refugios antibombas y esperan al final de las sirenas», explica Oliferchik, mientras que los rusos «entrenan tranquilamente en condiciones serenas». Él pone el foco al «silencio» que muchos deportistas rusos llevan en este más de año de invasión y utilizaban el refrán español: quien calla otorga.
Thomas Bach, presidente del COI, acaba de decir en un foro que el organismo que rige los JJ.OO., «no puede ser árbitro en disputas políticas globales» y que si bien «nos solidarizamos, sufrimos y comprendemos al pueblo y los atletas ucranianos» especifica que el COI debe ser «políticamente neutral».
Esto enciende a los ucranianos, que inician la rebelión por las palabras y planes del propio presidente del COI, que siempre ha mantenido buenas relaciones con Moscú. Se calcula que 262 atletas y entrenadores han muerto en la invasión y de ahí que en Ucrania no se acepte la presencia de los rusos. Si están es muy posible que ellos no acudan en lo que sería un nuevo boicot de los de hace décadas. Sin Ucrania, los Juegos Olímpicos de París se recordarían para siempre por quienes faltaron más por los que fueron.