15 veces
campeón
de Europa

Y volvió a ocurrir. El Real Madrid ha convertido en empírico un imposible, que es normalizar el triunfo en la mejor competición de clubes del mundo. Son 15 veces ya las que el equipo blanco ha finalizado la temporada levantando la ‘Orejona’, más del doble que el segundo, construyendo un dominio sin igual. El Rey de Europa ha vuelto a reclamar su trono.

Lo ha logrado, además, en una temporada donde todo parecía estar en su contra. Porque a la pérdida en verano de su delantero centro durante la pasada década se le sumaron, comenzada la temporada, las gravísimas lesiones de su portero titular –el mejor del mundo– y sus dos centrales titulares. Pero nada de eso le importó ni al Real Madrid ni a Carlo Ancelotti que, de manera invicta y dejando al vigente campeón en el camino, ha vuelto, dos años después, a conquistar la Champions League.

El 11 de la decimoquinta

Lo logró, además, como lo hacen los campeones, que es pasándolo mal y sufriendo, la única manera de dignificar la victoria. El RB Leipzig hizo temblar los cimientos del Bernabéu en octavos de final, aprovechando esa relajación que el Real Madrid, cuando no se siente en las inmediaciones del abismo, ha hecho natural; posteriormente el Manchester City, en cuartos, le llevó al límite de lo humanamente posible, golpeándole sin cesar, un vendaval que el Real Madrid supo resistir. Y cuando parecía que la tormenta había pasado, que el temporal amainaba, el Bayern se adelantó en el Bernabéu y puso al Real Madrid colgando del precipicio. Ahí, la mística, el saber jugar estos momentos, el haber estado allí y haber ganado, todo eso apareció para que lo imposible ocurriese de nuevo.

Los dos goles de Joselu ya son parte de la historia del Real Madrid, logrando una hazaña que se ha consumado con la victoria ante el Borussia Dortmund en Wembley. La Decimoquinta ya es un hecho, otro capítulo que escribir con letras doradas en el club con la historia más gloriosa de todos.

Tres partidos clave

Para ganar la Champions League, el Real Madrid siempre muestra su conexión especial en esta competición, llámalo ADN, llámalo milagro. Y en esta edición ha vuelto a ocurrir. El conjunto blanco volvió a escribir otros tres capítulos de su gloriosa historia en tres partidos clave que han marcado un antes y un después en los blancos.

El Real Madrid mostró un ejercicio de supervivencia en el Etihad Stadium en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. Tras empatar a tres en el Bernabéu, el equipo blanco tenía que lograr lo imposible si quería pasar a semifinales. Los blancos nunca habían ganado en el estadio del City, los de Guardiola llevaban sin perder un partido de Champions en casa desde el 19 de noviembre de 2018, y el Madrid tenía la baja de Tchouaméni, mientras que el City recuperaba a De Bruyne y a Walker.

Pero esto es la Champions, y cuando los futbolistas escuchan el himno se transforman. Rodrygo adelantó al Real Madrid tras una asistencia de Bellingham. A partir de ahí, el City fue una apisonadora y el Madrid realizó una clase magistral en defensa. Empató De Bruyne en el 75’, y todo parecía que podrían llegar más goles de los sky blues. Pero no fue así, el Madrid aguantó hasta los penaltis, donde también remontó y tiró de épica con un Lunin descomunal parando dos penaltis.

El Real Madrid fue peor durante el transcurso del encuentro pero, importante, nunca se sintió inferior. La grandeza del Rey de Europa. El Madrid puede jugar peor, pero nunca se siente menos que su rival. Y ahí radica el secreto de su éxito. En saber jugar los momentos de la competición que nadie logra entender.

Esta vez en casa, en su feudo, en un Santiago Bernabéu abarrotado y donde el Real Madrid se jugaba el pase a la final de la Champions League, los blancos volvieron a codearse con la épica y remontaron al Bayern de Múnich con dos goles de Joselu en el 88’ y en el 92’.

Tras el empate 2-2 en el Allianz Arena, todo estaba abierto para la vuelta. Al Real Madrid le pasó lo que suelen hacer ellos. Llegada tras llegada, el balón no entraba, sin embargo, en una de las primeras que tuvo el Bayern, el conjunto bávaro se adelantó en el 67’ con un golazo de Davies.

Todo estaba preparado para una final alemana. Pero volvió a suceder lo imposible. Allí, asomando al abismo, el delantero con el que nadie contaba firmó un pacto con la historia para abrirse paso a la primera línea de nuestra memoria. Fue allí, en el filo del fútbol, donde el Real Madrid congeló el tiempo para bailar, por siempre, sobre la eternidad. Los de Ancelotti lograron el pase a la 18ª final de la Champions de la historia del Real Madrid, la sexta en los últimos 10 años.

Carvajal (que ya tiene tantas Copas de Europa como la leyenda Paco Gento) y Vinícius, jugador franquicia de esta nueva etapa, marcaron los goles de un partido que el Real Madrid sufrió durante toda la primera parte.

Un equipo insaciable, que siempre quiere más y que ya ha levantado seis títulos en la última década. Lisboa, Milán, Cardiff, Kiev, París, Londres... y las que podrían llegar.

Los artífices del éxito

Vencer una Copa de Europa no es cosa de algunas exhibiciones individuales y talentos aislados, sino que requiere un compromiso y un rendimiento sostenido sobresaliente de toda la plantilla. Tantos artífices hay como ecos en el futuro deja la gloria de vencer una Champions. Y aunque no habría sido posible el triunfo sin la puntualidad de Joselu, la fase de grupos de Bellingham, la resistencia de Carvajal o la capacidad defensiva de Mendy, estos podrían ser los grandes destacados de la Decimoquinta:

Andriy Lunin comenzó la temporada como portero suplente, suplentísimo, del Real Madrid. La grave lesión de Courtois le abrió una puerta que la contratación de Kepa Arrizabalaga pareció cerrar, pero las dudas mostradas por el español, sumado al gran nivel del ucraniano, le ratificaron en la portería. Para el recuerdo sus eliminatorias contra el Leipzig y, especialmente, el Manchester City, donde se coronó en la tanda de un partido donde sumó intervenciones decisivas. La suplencia en la final, una vez Courtois regresó, no resta un ápice de su contribución a este triunfo.

Obligado a asumir un papel de líder en el centro de la defensa tras las lesiones de Militao y Alaba, el alemán ha mostrado un nivel magistral durante todo el curso, siendo uno de los centrales más decisivos de la temporada. Fundamental en la resistencia de Manchester secando a Haaland (aunque un despeje defectuoso suyo provocó el empate de De Bruyne), también estuvo muy bien ante Kane en las semifinales y, en general, durante toda la Champions. El encargado de apagar fuegos, de liderar la salida de balón y de aparecer en las coberturas a donde no llega el resto.

En el que ya sabemos que, tristemente, es su último año, Kroos ha vuelto a dar clases magistrales por cada campo europeo que ha pasado. La pausa cuando el equipo entra en una vorágine de precipitación, el director de juego cuando los caminos parecen cerrados y el punto donde apoyarse cuando las cosas se complican. Sus semifinales ante el Bayern, que han encontrado en la asistencia a Vinícius en el primer gol de Múnich el soporte gráfico para pasar a la historia, son uno de sus eternos legados a este juego. Toda su competición ha sido memorable, la que merece una leyenda así para despedirse de la competición que ha tiranizado durante la última década.

La evolución de Vinícius Junior, reflejada en esta Champions, ya es total. Si primero logró convertir el torbellino que era en cifras, ahora ha conseguido ser un jugador mucho más global, como lo demostró en la eliminatoria ante el Manchester City actuando de delantero centro, lejísimos de la portería rival, ofreciendo salidas, amenazando al espacio y reteniendo en inferioridad. Igual que en Múnich, cuando torturó la espalda del central surcoreano Kim Min-Jae. En la vuelta ante el Bayern, viendo que el equipo no conectaba con él, se abrió a la banda izquierda, destrozó a su marcador, Joshua Kimmich, y nunca dejó de creer cuando las cosas se pusieron realmente feas. Esta Champions es suya más que de nadie.

Carlo Ancelotti, el técnico más laureado

Ancelotti ha logrado, se dice pronto, la quinta Champions en su carrera. Tan solo cuatro clubes (a tres de los cuales, ha entrenado) tienen más que él y ningún entrenador se le acerca. Ya dominaba la lista en solitario desde 2022, cuando venció con el Real Madrid en París, desempatando con las tres Champions que poseen Bob Paisley, Zinedine Zidane y Pep Guardiola. Ancelotti ha vencido en cinco ocasiones (2003, 2007, 2014, 2022 y 2024) con dos equipos distintos, Milan y Real Madrid, en seis finales disputadas (otro récord). Tan solo perdió la de 2005, entrenando al Milan, ante el Liverpool. Un partido que vencía por 3-0 al descanso y que, increíblemente, los de Rafa Benítez le remontaron.

Esta Champions es de las más meritorias de su carrera, logrando impulsar a un equipo que parecía haberse quedado sin su columna vertebral. Potenciar hasta el infinito a Bellingham, sacar cada gota de talento de Vinícius, exprimir a Kroos o confiar en Lunin son factores que le han ayudado a volver a ser campeón de Europa. Nadie ha ganado tanto como él.

Campeón invicto

El Real Madrid se ha proclamado campeón de Europa sin perder ningún partido en esta edición de la Champions. Los de Ancelotti han terminado la competición invictos, con un balance de 9 victorias y 4 empates, con 26 goles a favor y 15 en contra. Es la primera vez en su historia que los blancos ganan la Copa de Europa sin perder ni un solo partido. En ninguna de sus otras 14 lo habían logrado.

La Champions, en cifras

La consecución de la Champions no solo supone un premio y un prestigio a nivel deportivo, sino también un ingreso económico bastante importante. La UEFA ha repartido un premio cercano a los 20 millones de euros al Real Madrid por levantar la Liga de Campeones, 15,5 millones por disputarla, y otros 4,5 más por haberla ganado.

A los 20 millones que se lleva el conjunto blanco por ganar la ‘Orejona’, hay que sumarle todo lo que ya había acumulado a lo largo de toda esta edición de la Liga de Campeones. Los blancos se han embolsado 2,8 millones por cada victoria conseguida, y 930.000 euros por cada empate.

Por su participación en la competición, el Real Madrid ya se ha llevado; 15,6 millones por disputar la fase de grupos; 9,6 por jugar los octavos de final; 10,6 por meterse en los cuartos; y 12,6 millones por llegar a semifinales. Si sumamos el dinero total que el club presidido por Florentino Pérez ha ingresado en sus arcas esta temporada por la Champions, nos sale una suma de 94,5 millones de euros.

De esta manera, el Real Madrid corona una temporada de muchísimo éxito, con tres títulos a sus espaldas (Supercopa de España, Liga y Champions), un gran juego desplegado durante todo el curso y tan solo dos derrotas en la temporada. Han sido el mejor equipo de Europa y ven recompensado en el palmarés lo que han hecho sobre el césped. Para cualquier otro club del mundo, un éxito de este calibre sería motivo para rebajar expectativas, regodearse en su gloria y descansar unos meses, despejando la mente. Pero el Real Madrid es diferente. Y a nadie se le escapa que, una vez la celebración finalice, nadie del entorno no pensará en otra cosa que en la contratación, cuanto antes, del mejor futbolista del planeta, buscando redondear la plantilla para pelear el año que viene la Decimosexta. Y así sucesivamente.

Especial realizado por:

Redacción: Hugo Marugán y Jorge Herrero. Diseño: Ángel Ruiz.