Vauquelin se impone en la segunda etapa del Tour y Pogacar ya se viste de amarillo
El francés se corona con una exhibición desde la fuga y el esloveno se pone líder y ya cumple con su condición de favorito
Bardet gana la primera etapa y se viste por vez primera de amarillo en su último Tour
El francés Kevin Vauquelin (Arkea) tuvo el honor de estrenar su palmarés y el de su equipo en el Tour de Francia con una victoria en solitario en la segunda etapa disputada entre Cesenatico y Bolonia, donde Tadej Pogacar (UAE) se puso el maillot amarillo de líder. Bajo un intenso calor y en un recorrido de 200 km, Vauquelin, un chaval de 23 años nacido en Bayeux, regaló al Arkea la primera victoria en una gran vuelta, además en solitario, siendo el más fuerte de la etapa inicial del día.
Vauquelin, quien atacó en la segunda subida a San Luca, la mítica colina pegada a Bolonia, aventajó en 36 segundos al noruego Abrahansem y en 52 a los excompañeros de fuga, con el español Cristian Rodríguez, otro Arkea, Oliveira (Movistar) y el colombiano Harold Tejada (Astana).
Por detrás se había desatado la tormenta con un ataque de Pogacar a 11 de meta que revolucionó la zona noble. El esloveno, quien entró a 21 segundos con Carapaz, Vingegaard y Evenepoel, ya era el heredero del maillot amarillo que estrenó el francés Romain Bardet. El hachazo de Pogacar sirvió para endosar 21 segundos a varios rivales de la general, cono Carlos Rodríguez, Roglic, Juan Ayuso, Bernal, Bardet, Jorgenson, Pello Bilbao y Mikel Landa.
Nada definitivo, pero muchas conclusiones. Pogacar ya manda en el Tour. Desde 2020 en el Granon no vestía de amarillo y ahora quiere marcar pronto el territorio. Encabeza la general empatado con Evenepoel, Vingegaard y Carapaz. Bardet es quinto a 6 segundos, y el sector del resto de favoritos con Bilbao octavo como primer español a 21.
El recuerdo y el homenaje a Marco Pantani marcó la salida en Cesenatico, donde palpita el mito del «Pirata de la montaña». Miles de ciclistas inundan a diario las rutas de las nueve colinas que rodean la localidad costera, las que frecuentaba el último corredor que logró, en 1998, el doblete Giro-Tour. La escultura del escalador, de pie sobre su bicicleta, apuntando al cielo, es paso obligado de los turistas.
El calor marcó la etapa
Calor espantoso para afrontar otra etapa de corte clásico, con seis cotas y un final con doble paso por la cota de San Luca antes, punto clave del Giro de Emilia, donde Enric Mas cimentó su triunfo sobre Pogacar en 2022 y el esloveno Primoz Roglic en la última edición
Con el termómetro metiendo miedo al personal se lanzó la carrera rumbo a Bolonia. La calima no fue obstáculo para que se animaran 10 valientes para la fuga, además disparados, pues en el primera hora cubrieron 46 kms. Entre ellos el español Cristian Rodríguez (Arkea), el colombiano Harold Tejada y el noruego líder de la montaña Abrahamsem, el mejor clasificado en la general a más de 15 minutos.
El pelotón miró para otro lado, eso sí, gastando los 25-30 bidones que consume un corredor en días de calor extremo. El DSM del líder Romain Bardet trató de controlar la fuga, pero cesó en el empeño. A 35 grados, y con humedad, se fue diluyendo la voluntad de ir a capturar a los rebeldes. La siesta solo tuvo el sobresalto de una caída que involucró a Van Aert, Jorgenson y De Plus. Sin consecuencias.
El grupo superó las cotas de Monticino (3a) y Gallisterna (3a) sin apuros, viendo como se abrían las diferencias. También rodó pasó por el circuito de Imola cotizando al alza. A 70 km de Bolonia la diferencia superaba los 9 minutos. Licencia para soñar, pero restaban 4 cotas. ¿Se iba a mover alguien?.
El sofoco fue minando las fuerzas en algunos ilustres, como Van der Poel, incapaz de seguir el ritmo de un pelotón que puso el despertador a 36 km de Bolonia, cuando la diferencia había bajado a los 4.30 minutos al paso por meta. Las cotas de Botteghino di Zocca (4a) y Montecalvo (3a) también vieron pasar al frente a un muchacho noruego llamado Abrahamsen vestido con puntos rojos del casco a los calcetines.
Empezó otra etapa, la de verdad. La renta de los rebeldes bajaba a marchas forzadas. El interruptor de la jornada se pulso en la exigente Cota de San Luca (3ª,1,9 km al 10,6) y con rampas del 19. Un escenario que corona en el Santuario del mismo nombre, auténtico símbolo de Bolonia, comunicado con la ciudad por una columnata que incluye más de 600 arcos.
Una maravilla como escenario para desatar los primeros movimientos en la escapada y en el pelotón. Delante trataron de imponer su mayoría los Arkea con Cristian Rodríguez y Vaquelin, pero los ataques no lograron deshacer el grupo de 10. El corredor del maillot de puntos volvió a puntuar, incansables
La pelea por liderar el Tour
En la zona de la clase alta, el Visma tensó con Van Aert. Alerta en los rivales, con Pogacar, Ayuso, Rodríguez y Roglic con las orejas tiesas. Los grandes se marcaban hasta el punto de que Vingegard se lanzó a la rueda de Pogacar cuando el esloveno cambió unos metros el ritmo simplemente para recoger un par de bidones. Van Aert se desfondó.
Tras el descenso y camino del llano atacó Oliveira llevándose a rueda a Vauquelin y Abrahamsen. El francés arrancó nada más iniciarse el segundo ascenso a San Luca. Abrió camino, el portugués se soltó y el nórdico seguía a toda costa. A 13 de meta los favoritos habían entregado la etapa a la fuga: 4.10 minutos de retraso.
Vauquelin, un buen corredor que fue segundo en la Flecha Valona y ganador del Tour de los Alpes Marítimos 2023, decidió probar suerte, y con fuerza y clase se destacó subiendo San Luca en su segunda escalada. Nadie lo pudo seguir, tan solo a cierta distancia, pero sufriendo, el líder de la montaña Jonas Abrahansem.
Bolonia, capital de Emilia Romañana, «La Ciudad Roja», cuna de la universidad más antigua del mundo occidental, donde estudiaron ilustres de diversos mundos, como Petrarca, Erasmo de Rotterdam, Enzo Ferrari y Giorgio Armani, doctoró a Vauquelin y presenció el comienzo de la revolución de Pogacar.
El esloveno, después de un duro ascenso marcado por Yates, atacó a 11 de meta. Solo contestó en principio Vingegaard. Primera conclusión: el danés está en forma y con nivel para contestar los primeros ataques de su rival número 1. El mano a mano fue interesante hasta Bolonia, también cuna del gran Lucio Dalla, quien cantó, entre otras maravillas, Attenti al Lupo.
Atento al lobo, al peligro, estuvo Vingegaard, y eso lo celebra el Tour y el ciclismo. Pogacar no tuvo reparos para asumir el maillot amarillo, le gusta la presión, como hizo en el Giro poniéndose líder la segunda jornada.
Este lunes la semana se abre con la tercera etapa entre Piacenza y Turín, la más larga de la presente edición con 230.8 km. Tres cotas de cuarta categoría no deben impedir la primera oportunidad para los esprinters.
El ciclista del Arkea fue el más astuto de la escapada de diez corredores en la que también estuvieron sus compatriotas Quentin Pacher (Groupama), Axel Laurance (Alpecin), Jordan Jegat (TotalEnergies), el canadiense Hugo Houle (Israel), el portugués Nelson Oliveira (Movistar), el noruego Jonas Abrahamsen (Uno-X), el colombiano Harold Tejada (Astana), el español Cristian Rodriguez y el neerlandés Mike Teunissen (Intermarché).
En el segundo ascenso a la cota de Luca se quedaron Vauquelin, Olivieira y Abrahamsen, maillot de la montaña, y el francés les dejó a todos en las rapas de esa subida tan dura.