Solo un empresario del deporte estadounidense apoyó públicamente a Trump... y sin embargo es el hombre de moda

Donald Trump ha ganado las elecciones de Estados Unidos. Un triunfo incontestable que promete sacudir todo el tablero geopolítico. El nuevo mandato del magnate norteamericano es una de las grandes noticias del año y el mundo del deporte no es ajena a ella, sobre todo el de Estados Unidos, que mayoritariamente se había posicionado en favor de Kamala Harris.

Solo Dana White, presidente de la UFC, se declaró abiertamente 'Trumpista' y ha tenido un papel importante durante la campaña. White, de 54 años, fundó su propia compañía de MMA a los 19 y poco a poco fue escalando en el mundo de las artes marciales mixtas hasta el punto de adquirir la empresa dueña de la UFC y transformándola por completo. Ha hecho que la marca sea reconocida a nivel mundial y ha adelantado al boxeo por la derecha, que en el siglo XX era el deporte de lucha de referencia.

El resto de deportes han permanecido mudos sobre las elecciones estadounidenses o han mostrado su apoyo directo por Kamala Harris, sobre todo en la NBA. Toda la 'mejor liga del mundo', como se autodenominan son abiertamente de izquierdas. Desde Adam Silver, que tuvo varios roces con el presidente 45 de los Estados Unidos, como sus jugadores y leyendas. Steph Curry, LeBron James, Michael Jordan, todos se han mostrado contrarios al próximo inquilino de la Casa Blanca.

De hecho, tras esta segunda victoria, ya ha habido varios mensajes de las grandes personalidades del baloncesto. El más comentado ha sido el de Steve Kerr, leyenda de la NBA y actual entrenador de los Warriors y también de la selección estadounidense. Kerr, ironizó con la victoria de Trump recordando sus afirmaciones de fraude en los comicios de 2020: «Suerte que no ha pasado como la última vez, cuando aquellos inmigrantes ilegales votaron seis veces».

Sin embargo, cabe destacar que cuando nos vamos a los dueños de las franquicias, se pueden ver en las donaciones para las campañas de ambos partidos. Por ejemplo Tilman Feritta, de los Houston Rockets (Texas) donó 10.000 dólares por Trump. Además, otros dueños han hecho donaciones tanto por candidatos demócratas como por republicanos, ese es el caso de David Blitzer, de Philadelphia 76ers.

El silencio de la NFL

La NBA, por mucho que dentro haya gente republicana, siempre se ha posicionado por el Partido Demócrata. Esto no pasa en el resto de ligas, donde hay un poco de todo, pero miedo a declararse pro Trump. Algunos jugadores de la NFL lo han hecho y recibieron numerosas críticas por ello, hasta el punto de que la gran imagen de la Liga, Patrick Mahomes, ha tratado en todo momento de evitar proclamas políticas.

«No quiero presionar a nadie para que vote por un presidente determinado», afirmó Patrick. «Quiero que la gente use su voz, crea en quien crea. Quiero que investiguen», añadió. Sin embargo, su mujer, Brittany Mahomes, apoyó a Trump públicamente hace unos meses. Una proclama que han hecho también algunas estrellas de la Liga, aunque siempre con condenas por parte de los demócratas.

Sin embargo, a diferencia de la NBA, en la NFL la balanza de las donaciones por parte de los dueños de las franquicias se decantó claramente en favor de Trump. Exactamente el 87,39 % del dinero que donaron fue a parar el Partido Republicano, un total de 23 millones de dólares. Por su parte, Kamala Harris recibió algo más de 3 millones.

Esto quiere decir que la NFL también apoyó a Donald Trump, pero hechos como que Taylor Swift hiciese público su voto por la candidata demócrata –pareja del jugador Travis Kelce– fue un terremoto tanto en la liga como en Estados Unidos. Eso pudo provocar que el fútbol americano no hiciese directamente campaña por Trump, pero las donaciones hablan claramente sobre cual era la opinión de la mayoría.

Aun así, Dana White y su UFC han sido los únicos que mostraron su firme apoyo a Donald Trump. El presidente de la liga más prestigiosa de MMA es muy cercano al magnate norteamericano y es de esperar que su compañía siga extendiéndose durante los próximos cuatro años, lo que durará el segundo mandato del presidente 45 y 47 de Estados Unidos.