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Muere a los 28 años Raúl Pérez

Muere a los 28 años Raúl Pérez, jugador de balonmano

El portero del Lavadores, equipo pontevedrés de Primera Autonómica, falleció este sábado por un cáncer de colon

El deporte gallego y, especialmente, el mundo del balonmano están de luto tras conocerse este sábado la trágica noticia del fallecimiento de Raúl Pérez Álvarez, portero del Unión Balonmán Lavadores, a los 28 años.

Pérez, quien compaginaba su labor bajo los palos con su vocación como enfermero, llevaba años enfrentándose con valentía a un cáncer de colon. Pese a la dureza de la enfermedad, nunca dejó de luchar por vivir plenamente y continuar practicando el deporte que tanto amaba. Su espíritu resiliente y su compromiso con el balonmano lo convirtieron en un referente tanto dentro como fuera de la cancha.

El Unión Balonmán Lavadores, el club donde militaba en la categoría de 1ª Autonómica, expresó su pesar a través de un comunicado en redes sociales: «El Unión Balonmán Lavadores, su presidente y junta directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Raúl Pérez Álvarez. El UBL quiere expresar sus condolencias y su cariño a sus familiares, a sus compañeros y a sus seres queridos, a todos los clubes de los que formó parte y a todos sus aficionados».

A las palabras de despedida se sumaron la Federación Gallega de Balonmano y equipos como el Balonman Cañiza, el Balonmano Reconquista de Vigo o el Lirón Teucro. Todos ellos destacaron su legado de superación y pasión, valores que lo definieron tanto en su carrera deportiva como en su vida personal.

El legado de Raúl Pérez

Raúl Pérez no solo será recordado como portero de balonmano, sino también como un símbolo de fortaleza y amor por el deporte. A pesar de las adversidades que enfrentó en su batalla contra el cáncer, nunca perdió la sonrisa ni dejó de dar lo mejor de sí mismo en cada partido.

Sus compañeros de equipo y rivales coinciden en señalarlo como una inspiración, no solo por su habilidad en la portería, sino por su calidad humana. «Raúl siempre tenía una palabra de aliento y una actitud positiva. Su pérdida es inmensa, no solo para el balonmano gallego, sino para todos los que tuvimos el honor de conocerlo», asegura uno de sus excompañeros.

En los últimos años, Raúl continuó entrenando y jugando siempre que su salud se lo permitió, demostrando que la pasión por el deporte puede ser un motor incluso en los momentos más difíciles. Su historia es un recordatorio de la importancia de la resiliencia y el apoyo de la comunidad deportiva, que ahora se une en su memoria.