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Pasos perdidosDiego Moreno Bermejo

Los altos

Desconozco si Gasol tuvo un infortunio como el mío pero yo siempre tuve claro que no me podía dedicar al baloncesto

Actualizada 16:28

Siempre le tendré un cariño especial al baloncesto. Sobre todo, desde aquel día en la facultad, cuando, en un tres contra tres, salí –desde el banquillo, como siempre–, me llegó el balón al cruzar la línea de triple y tiré a canasta. No llegué al aro. Y pedí el cambio, claro. Fue como el gol de Iniesta pero al revés. Una jugada perfecta, con una definición pésima. O incluso peor, sin definición. La posesión pasó a nuestros rivales.

Desconozco si Gasol tuvo un infortunio como este pero yo siempre tuve claro que no me podía dedicar al baloncesto. Los altos siempre fueron gente de otra galaxia en mi colegio y en la vida. Reconozco que el día que en un concierto me dijo la persona que tenía detrás que no veía pensé que había entrado en ese selecto club, hasta que al darme la vuelta otro más alto que yo me tapaba a mí.

No me quedó más remedio que ver el baloncesto por la tele. Eso sí, tuve la suerte de vivir en el Príncipe Felipe el renacer del CAI Zaragoza a principios de los 2000. Volví a sentirme parte de los altos, aunque fuera la ilusión de un niño que conocía más a Aguado, Aragón y Jamelli que a San Miguel, Cargol o Fran Murcia. Era más de dar patadas a un balón que de los espigados de la bola naranja, que parecían de otro planeta. En ese mismo pabellón vibré más adelante con la España de Gasol. Eran supersónicos. Nos tuvieron pegados a la pantalla en Polonia, Lituania, Francia y Japón, lesión de Pau incluida. Y también cuando no ganamos a los americanos en Pekín o Londres. Qué partidos.

Zaragoza siempre fue ciudad de baloncesto pero los altos hicieron historia en Aragón mucho antes de los cinco contra cinco en el Huevo y el Felipe. Fermín Arrudi lució sus dos metros treinta en algunas fiestas del Pilar antes de viajar por todo el mundo. El gigante de Sallent no tiraba a canasta pero fue exhibido por su talla y su fuerza descomunal en ferias universales de finales del XIX que hoy serían impensables.

Gasol también ha recorrido el globo. Y ha hecho historia en Estados Unidos, dos anillos incluidos. Se fue a Memphis y volvió a Barcelona. Se juntó con los mejores y nos dejó conocerlos. Los del fútbol nos pusimos los tirantes y, aunque no llegamos al aro cuando tiramos, no podemos más que rendirnos a los altos.

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